Organizaciones que defienden los derechos de los pacientes se unieron ayer a las voces que consideran que reducir los cupos para estudiar medicina en la Universidad de Panamá (UP) tendrá un “efecto negativo” en el sistema de salud pública.
La reacción de los activistas surge luego de que autoridades de la Facultad de Medicina tomaran la decisión de disminuir de 300 a 100 los cupos para estudiar esta carrera a partir de 2020, tras recibir un informe de la Universidad Tecnológica de Panamá que da cuenta de deficiencias estructurales en ese centro estatal de formación de médicos.
Al respecto, el presidente de la Federación Nacional de Pacientes con Enfermedades Críticas, Crónicas y Degenerativas, Orlando Quintero, dijo entender “la responsabilidad” que tiene el decano de esa facultad, Enrique Mendoza, al tomar esta decisión, dado que los edificios de ese lugar de aprendizaje están prácticamente “obsoletos”.
No obstante, subrayó que para los pacientes este anuncio es “fatal”, porque en el país faltan médicos.
Para Quintero, una alternativa sería alquilar espacios para albergar a todos los jóvenes que deseen cursar esta carrera.
La presidenta de la Fundación Nacional de Artritis Reumatoide, Enma Pinzón, indicó que reducir el número de cupos para preparar a los futuros médicos es la “peor decisión” que pueden tomar. Remarcó que esta medida traerá consecuencias a largo plazo.
El recurso humano
Un informe de la Contraloría General de la República de 2017 reveló que en el país había 6 mil 523 médicos y 5 mil 929 enfermeras, es decir, mantiene los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS). No obstante, el desafío es “mejorar la distribución”, porque la mayor oferta está en los centros urbanos, mientras las comarcas indígenas y zonas rurales están carentes de galenos.
Actualmente, la OMS sugiere como número ideal 25 médicos por cada 10 mil habitantes, pero la comarca Guna Yala solo tiene 14 profesionales, entre médicos y enfermeras; la Ngäbe Buglé 2.5, y la Emberá 0.8, según los datos oficiales de 2017.
Sobre este escenario, el ministro consejero, Temístocles Díaz, reconoció que existe un déficit de unos 5 mil médicos en el país, situación que comenzaron a corregir cuando asumieron las riendas de la cartera de Salud.
Díaz recordó que ellos (Ministerio de Salud) pidieron a las autoridades de la Facultad de Medicina que aumentaran la matrícula al doble, para cubrir el “déficit significativo” que tenían de personal de salud.
Díaz detalló que se trataba de unos 12 mil profesionales de la salud, según un diagnóstico de 2014, por lo que becaron a aproximadamente la mitad para lograr su formación en carreras de salud, al tiempo que aumentaron el salario de estos profesionales para que las carreras resultaran más atractivas. Manifestó que, sin embargo, estos esfuerzos “tomarán algunos años más” para concretarse.
El funcionario reconoció el mal estado en que se encuentran los edificios de la Facultad de Medicina –la cual funciona desde 1951–, un problema que, agregó, le corresponderá resolver a la ministra designada, Rosario Turner, que asume el cargo el próximo 1 de julio.
Mejor atención
El exministro de Salud Carlos Abadía indicó que el problema no está en la formación de los médicos, sino en la forma en que se brinda la atención.
Abadía abogó por la activación de una red primaria de atención, a través de la cual los médicos generales podrían atender los controles de pacientes crónicos con tratamientos establecidos.