El Instituto Panameño de Deportes (Pandeportes) de esta administración hizo cuantiosos aportes a las partidas circuitales de los diputados, que se niegan a rendir cuentas del uso de millones de dólares de esta institución.
Casi el 90% de los fondos aportados por Pandeportes fueron a dar a federaciones deportivas ligadas o presididas por políticos.
El dinero salió de la cuenta de construcción o del fondo de subsidios de Pandeportes.
Según la Ley 50 de 2007, Pandeportes está “sujeto a la orientación del Órgano Ejecutivo”. El Gobierno aumentó su fondo de subsidio –de $500 mil en 2013 a $14 millones en 2015– sin mejoría real para el deporte.
La Prensa hizo múltiples llamadas, envió cartas y mensajes solicitando a los políticos los sustentos del uso del dinero, sin éxito. Ningún diputado entregó informes en el periodo analizado (2014-2017).
Empero, este diario analizó unos 50 informes entregados por Pandeportes, que evidencian que se favoreció a empresas ligadas a políticos que simularon competencia para vender insumos a organismos deportivos.
Los informes llegaron con más de un año de retraso y tras cuatro habeas data. Aun así, la respuesta fue incompleta, aunque suficiente para comprobar faltantes de cuantiosos pagos.
Ningún informe contiene el acta en que conste a quiénes se le entregaron millones en implementos deportivos.
El juego en el que los atletas pierden
El deporte es disciplina, sacrificio, noble causa a la que miles de atletas se someten para glorificar la patria.
Pero el deporte también es el medio de hacerse de millones de dólares, aunque no son los atletas los que obtienen el beneficio del dinero. Los fondos discurren entre los dedos de políticos –en especial de diputados– para desaparecer, enmascarados bajo el rótulo de apoyo o subsidio a organizaciones deportivas.
Si se calculara el potencial deportivo de Panamá a partir del dinero destinando a este fin, el país sería una potencia. Los fondos que el Gobierno desembolsa serían suficientes para dotar de todo a atletas e instalaciones.
En lugar de ello, hay ligas deportivas que funcionan solo con el aporte de sus entrenadores o patrocinadores; las instalaciones están en condiciones penosas y hay zonas donde fueron a dar cientos de miles de dólares sin una sola facilidad deportiva para su práctica.
Investigación
La Prensa investigó durante más de año y medio los aportes del Instituto Panameño de Deportes (Pandeporte) a organizaciones y federaciones deportivas. No fue tarea fácil.
Este medio debió luchar –incluso interponiendo acciones legales a fin de obtener información– para lograr el sustento documental de gastos por millones de dólares que recibieron diputados al frente de organismos deportivos que se niegan a rendir cuentas del dinero recibido.
Fueron miles de documentos recopilados por este diario, en los que se descubrieron errores, inconsistencias, sobrecostos, ausencia de sustento y mucho dinero que no se sabe dónde está. Entre Pandeportes y los destinatarios finales –con la intermediación de algunos diputados– hay millones que no llegaron a su destino.
La Prensa acopió cheques de pagos refrendados por la Contraloría General de la República, entregados por Pandeportes a organizaciones deportivas, documentando desembolsos que alcanzan, al menos, $14 millones entre julio de 2014 y mayo de 2017.
Los beneficiados
Un hecho notorio en esta investigación fue cuantificar los aportes de Pandeportes a sus federaciones: la mayor cuantía económica –el 88% de los $14.9 millones– terminó en esas que están ligadas –directa o indirectamente– a diputados o políticos.
La cifra es el resultado de la contabilización de los cheques refrendados extraídos del portal de la Contraloría. Los pagos se emitieron contra la partida de subsidios deportivos de Pandeportes.
Los apoyos son palpablemente superiores en organismos vinculados a diputados, como Benicio Robinson (PRD) o Jair Peralta –ligado al diputado Adolfo Beby Valderrama (Panameñista)–; Franz Wever Zaldívar (PRD), secretario general de la Asamblea. Además, Carlos Afú (Cambio Democrático), Miguel Salas (Panameñista).
En contraste, otras 725 organizaciones afiliadas a Pandeportes recibieron unas pocas migajas o nada en ese periodo, pese a 640 solicitudes de ayuda.
‘Modus operandi’
Se comprobó que –al igual que ocurría en el caso de las donaciones de la Asamblea Nacional– la gestión de ayuda refleja el mismo patrón: solicitudes de fondos para implementos deportivos destinados –no a regiones geográficas– sino a circunscripciones electorales o distritos, respaldadas con misivas de diputados.
Es decir, Pandeportes, conscientemente, destinó fondos a circuitos electorales, indistintamente de las necesidades de las organizaciones deportivas y muchas veces sin la debida fiscalización. Incluso, entregó dinero a organizaciones en mora con la entrega de informes económicos, pese a que está expresamente prohibido entregar fondos bajo esas circunstancias.
Partida circuital
Así, Pandeportes convirtió estas ayudas en otra especie de partidas circuitales. Tanto que en solo 34 meses –de julio de 2014 a mayo de 2017– el gobierno de Juan Carlos Varela entregó fondos a través de Pandeportes que superaron el total entregado a organizaciones deportivas en los 60 meses de la administración pasada, que por entonces ascendió a $9 millones, según cheques refrendados por la Contraloría.
A su vez, la partida de subsidios de Pandeportes –facilitada por el Ministerio de Economía– reveló un notable cambio: pasó de $551 mil en 2013 –en el pasado gobierno– a millones, desde 2014, bajo la actual administración.
Se pidió a Pandeportes –desde febrero de 2017– facturas e informes económicos que sustentan los gastos del dinero entregado, pero la respuesta fue parcial.
Solo se recibieron unos 50 informes, en algunos casos con facturas, pero en otros los sustentos no se incluyeron, salvo copia de los cheques y un formulario de cobro. Pandeportes nunca precisó la razón de ello.
Opacidad
La última documentación recibida por este diario de pagos a las organizaciones deportivas entre 2014 y 2017 fue en junio pasado, año y medio después de haber sido solicitada, y tras interponer ante la Corte Suprema de Justicia un habeas data. Pero los gastos emanados de los informes que entregó Pandeportes no coinciden con el monto de los cheques refrendados por la Contraloría.
Por ejemplo, en 2015 no hay detalle de subsidios a la Federación Panameña de Béisbol, pese a que este medio halló 13 cheques a su favor; o el informe de 2016, que refleja un monto mucho menor al recibido por la Liga Provincial de Béisbol de Colón.
Entonces, ¿quién se queda con el dinero? En la recopilación de pagos obtenida a través de bases de datos y su corroboración, mediante el análisis de miles de documentos y más de 100 entrevistas a decenas de dirigentes deportivos, atletas, entrenadores de diversas provincias y disciplinas, se descubrió que en muchos casos el dinero no llegó a los deportistas, pese a que en más de una docena de casos hay facturas de proveedores, algunos cuyos directivos están mencionados en el escándalo del Programa de Ayuda Nacional (PAN).
También fue notorio el hallazgo de empresas ubicadas en residencias, favorecidas con compras directas, fraccionadas o con directivos contratados en la Asamblea, obviando la Ley de Contrataciones Públicas.
Corroboración
Se visitaron zonas donde supuestamente arribó ayuda económica, como Calidonia y San Miguelito, en Panamá; Soná y Santiago, en Veraguas; y Metetí, Agua Fría y Río Iglesias, en Darién.
Donde se suponía que Pandeportes asignó cientos de miles de dólares, no había nada. Lo que sí se halló fue entrenadores y dirigentes que no disimularon su asombro por supuestamente haberse beneficiado con esos fondos, pero no vieron un solo dólar invertido en las roñosas instalaciones donde entrenan sus atletas.
En muchos casos, indignados, no contuvieron las lágrimas al relatar que, pese a lo poco, aportaban recursos de su bolsillo para sacar a los muchachos del peligro de la calle a través del deporte.
Se consultó a diputados y presidentes de ligas por el uso de los fondos. La mayoría ignoró decenas de correos, llamadas y mensajes. Otros, en tono de amenaza, dijeron que no entregarían absolutamente nada.