Los rebeldes comunistas de Filipinas anunciaron ayer un cese del fuego indeterminado durante las conversaciones de paz que tratan de poner fin a uno de los conflictos longevos de Asia.
Los guerrilleros maoístas comunicaron el acuerdo para deponer las armas en una declaración conjunta con funcionarios del Gobierno filipino, al final de negociaciones de una semana en Oslo.
El Gobierno filipino anunció antes su propio alto el fuego, en un conflicto de 50 años en el que han muerto unas 150 mil personas.
Ambas partes dijeron que habían conseguido importantes progresos en las conversaciones en la capital noruega para el avance de un proceso de paz que se ha demorado décadas.
“La declaración conjunta que estamos firmando manifiesta el significado histórico de lo que hemos logrado”, dijo José María Sison, fundador del Partido Comunista de Filipinas.
El asesor presidencial filipino Jesús Dureza llamó la declaración un “acontecimiento histórico y sin precedentes” y dio crédito al presidente Rodrigo Duterte.
En la declaración, las dos partes reafirmaron acuerdos previos y acordaron discutir la libertad de detenidos y quién debe recibir inmunidad para tomar parte en las negociaciones.
Los negociadores dijeron que aspiran a completar las negociaciones de paz en un período de 9 a 12 meses.