Poco más de cuatro años han transcurrido desde septiembre de 2013, cuando se habilitó la primera zona paga en la ciudad de Panamá, y la conclusión a la que llegan los usuarios del sistema público de transporte es que esas instalaciones no están cumpliendo con su objetivo.
Estas estructuras fueron creadas con el propósito de ofrecer un servicio de transporte público más eficiente en los distritos de Panamá y San Miguelito, pero no cesan las quejas relacionadas con falta de seguridad, de información y facilidades que hagan más cómoda la espera de los autobuses.
Desde la concepción de estos espacios públicos, construidos –por Conalvías, S.A. y Equipamientos Urbanos de Panamá, S.A.– a un costo de unos $97 millones, hubo promesas de las autoridades sobre las comodidades que brindarían y, a la fecha, muchas de ellas no se han cumplido. Por ejemplo, se preveía contar con puertas eléctricas, puestos de venta y recarga de las tarjetas para el Metro Bus, asientos acolchonados y acondicionadores de aire.
En el caso de las paradas típicas, el compromiso era que estarían equipadas con un techo de acero inoxidable, asientos con forros que aislaran el calor, cristales y luminarias.
En total, se construyeron 19 zonas pagas y cerca de 401 paradas típicas, que en un inicio fueron administradas por la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT). Luego, en diciembre de 2016, la gestión de todas estas instalaciones y 78 paradas típicas en el distrito de San Miguelito fue asumida por la Empresa de Transporte Masivo (Mi Bus).
Con este cambio se hicieron nuevos compromisos de mejoras que no se han cumplido en su totalidad.
En aquel momento se prometió una transformación de estos sitios que incluía instalación de señalizaciones, horarios y la habilitación de puntos de atención al cliente que permitieran brindar información sobre el tiempo de llegada de los autobuses por ruta.
LAS QUEJAS
Los usuarios dicen sentirse “engañados”. Al menos, así lo señaló Luis Torres, vocero del Movimiento 23 de Octubre.
Mencionó que hay zonas pagas y paradas que no son operativas, de acuerdo con la necesidad del usuario. Señaló la zona paga en La Cabima, la cual, dijo, está lejos de los usuarios.
Otro aspecto al que hizo referencia Torres es que se había previsto garantizar la seguridad con sistemas de videovigilancia y la presencia policial, y la realidad es que reportan robos en el sitio.
Esperanza Mena, vocera de la Fundación para la Protección de los Usuarios del Transporte Público, manifestó que estas instalaciones son una “necesidad”, pero les hacen falta algunas adecuaciones. Señaló que el problema radica en la escasa frecuencia de buses, lo que ha significado que los usuarios tengan que esperar hasta dos horas para abordar un bus.
Frente a ese escenario señaló que se requiere que en las zonas pagas se habiliten asientos, fuentes de agua y servicios higiénicos.
“Los usuarios esperamos mucho tiempo por un bus y hay personas adultas, con enfermedades crónicas y es importante que se tomen en cuenta estas necesidades”, insistió Mena.
Tras un recorrido realizado por algunas zonas pagas se pudo observar que la mayoría está limpia y tenían presencia de, al menos, dos agentes policiales.
Se corroboraron algunas de las quejas planteadas por los usuarios, ya que además de que los tiempos de espera de los buses son extensos, los funcionarios de Mi Bus apostados en estos sitios para guiar a los usuarios manejan poca información sobre el funcionamiento del sistema y la llegada de los vehículos.
MI BUS RESPONDE
La empresa Mi Bus manifestó que las zonas pagas fueron recuperadas en su totalidad y que se trabaja en un proyecto para que las paradas típicas tengan las condiciones adecuadas.
Carlos Sánchez Fábrega, presidente de la junta directiva de Mi Bus, subrayó que actualmente se destinan unos 300 mil dólares mensuales en temas relacionados con el aseo, mantenimiento, seguridad, infraestructura y operación en general de estos sitios.
No obstante, advirtió que varios de estas instalaciones son objeto de vandalismo por parte de los propios usuarios.
A través de un correo electrónico, Mi Bus informó que todos los proyectos de señalización de rutas y horarios, entre otros, se mantienen en pie, aunque no precisó en qué momento se ejecutarán, ni el presupuesto asignado para su ejecución.
La compañía mencionó que tiene puntos de atención al cliente en las zonas pagas de El Marañón, Los Andes y Los Pueblos, y que en todas se cuenta con agentes de la Policía Nacional, quienes brindan seguridad todo el tiempo.
Carlos Harris, exdirector de la ATTT, señaló que los resultados que se han tenido con las zonas pagas no corresponden a la inversión realizada.
Desde su punto de vista lo anterior ha sido producto de la “improvisación en el tema del transporte público”, por lo que urgió a que haya una mejor planificación y se implementen acciones tomando en cuenta análisis técnicos.