En octubre del año pasado se presentó la primera marca penitenciaria, denominada IntegrArte, conformada por reos que integran el Taller de Libertad.
La iniciativa busca apoyar la reinserción social y laboral de las personas privadas de libertad, mediante la comercialización de productos que realcen las artesanías locales.
IntegrArte sigue avanzando, y ayer el Ministerio de Gobierno a través del Sistema Penitenciario entregó uniformes hechos por los participantes del taller a colaboradores del restaurante Maito.
“Lo que queremos es que esta marca viva para siempre en Panamá como una más de esas marcas locales que le dan orgullo al país, con la particularidad de que está hecha por personas privadas de libertad, y que quienes compran la marca deben sentirse bien, no solo por la calidad del producto, sino porque están siendo parte de un proyecto más significativo”, destacó la ministra de Gobierno, María Luisa Romero.
Mario Castrellón, propietario y chef de Maito, comentó que estaba buscando un nuevo uniforme y al dar un vistazo al catálogo de IntegrArte, vio un modelo inspirado en la pollera que le gustó y los contactó tras el lanzamiento de la marca.
“En Maito trabajamos tratando de ser lo más panameño posible y este modelo me hizo sentir 100% a gusto”, expresó.
Para Castrellón, IntegrArte es un proyecto muy positivo. “Soy una persona que no me gusta juzgar y por ende no tengo problema en trabajar con un producto como este”, apuntó.
Que estas personas hayan cometido un error que les hiciera perder su libertad no significa que no pueden cambiar y tener una nueva oportunidad, compartió el chef del restaurante que en 2016 fue seleccionado como uno de los 50 mejores de Latinoamérica.
El Sistema Penitenciario está apoyándolos para que mantengan su mente ocupada y para que cuando salgan de la cárcel hayan aprendido algo muy bonito, opinó.
LOS UNIFORMES
Las prendas entregadas a Maito, y que serán utilizadas por 11 colaboradores del restaurante, están inspiradas en la colección “Paraíso Étnico”, de la diseñadora del Sistema Penitenciario, Fátima Vargas.
Este diseño se adaptó a las necesidades del restaurante y del cliente, y se inspiró en el conjunto blanco de la pollera, señalaron.
Los uniformes fueron confeccionados por mujeres del Centro Femenino de Rehabilitación Cecilia Orillac de Chiari y también colaboraron hombres del Centro Penal de Tinajitas, especificaron.
El vestuario está conformado por un pantalón básico clásico de bastas rectas y una camisa tipo guayabera negra con alforzas, y en los costados se verán unas franjas que llevan un bordado con el logo del restaurante. El delantal también lleva un bordado con este logo.