El fútbol sirve incluso para pretextar la política y la economía. El trasfondo del partido de anoche entre las selecciones del País Vasco y Panamá fue afianzar las relaciones mutuas, y para ello un panameño jugó un papel esencial en la historia de esta comunidad autónoma de España.
El gobierno del País Vasco aprovechó la jornada futbolera para rendirle un reconocimiento a Germán Gil Guardia Jaén, cónsul de Panamá en Amberes, Bélgica, a principios de la Segunda Guerra Mundial, y eslabón clave de la estrategia de escape del presidente del gobierno vasco, José Antonio Aguirre. El mandatario huía a un mismo tiempo de Franco y de Hitler.
Después de la Guerra Civil Española, Aguirre instaló en París la sede del País Vasco en el exilio. Fue un refugio pasajero ante el acecho de la gestapo, la policía secreta nazi, encargada de impedir los avances en contra del führer o de cualquiera de sus aliados. El dictador Franco estaba en esa lista .
Aguirre viajó por unos días al municipio belga La Panne para visitar a unos familiares. Coincidió con el ataque de las tropas hitlerianas a Bélgica, Holanda y Luxemburgo, en una encerrona sobre Francia para evitar reacciones de su parte.
Aguirre se quedó sin opciones de regresar a París. Optó por el movimiento audaz de dirigirse a Berlín, es decir, la nuez del nazismo. Durante su estadía contactó a figuras de la diplomacia internacional y de diferentes facciones sociopolíticas. “Un padre jesuita presentó a don José Antonio Aguirre con mi padre, Germán Gil Guardia Jaén”, recuerda el menor de sus cuatro hijos, el panameño Laurencio Guardia, hoy de 86 años de edad.
El presidente vasco y el diplomático panameño hicieron una gran amistad. “Mi padre le dio un pasaporte de Panamá a Aguirre y así lo ayudó a salir de Alemania. Él viajó después a Suramérica e incluso nos vino a visitar a Panamá”, dice Guardia.
De manera que José Antonio Aguirre se convirtió en “panameño” y su nuevo nombre siguió las letras iniciales del original: Juan Andrés Álvarez Lastra. En la foto en blanco y negro del documento aparece con gafas y bigote, cuando en realidad no los usaba, y su cabeza y cuello se hallan un tanto inclinados, siendo que mantenía una postura elegante, como suele suceder con los mandatarios.
Más que un partido
El juego se enmarcó dentro de varias actividades diferentes al fragor del fútbol. Un correo electrónico define la visita en los siguientes términos: “Escribo desde el Gobierno Vasco, la institución autónoma que gestiona la mayor parte de las competencias en el País Vasco. El motivo es informarles de que una delegación del Gobierno Vasco visita estos días Panamá con motivo del partido que el miércoles, a las 20:00 horas, enfrentará a las selecciones de Panamá y País Vasco”.
Al margen del plano deportivo, continúa, esta delegación desarrollará durante estos días otras actividades relacionadas con la política y la memoria histórica. La delegación está formada por el consejero o ministro autonómico de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, y el director de Actividad Física y Deporte, Jon Redondo.
“No es casualidad que aprovechando que nuestra selección de fútbol juegue con la de Panamá, [y] que nuestras instituciones hayan querido acordarse de [Germán Gil] Guardia Jaén y estemos hoy acá en nombre de nuestro presidente (Íñigo Urkullu) para rendirle un homenaje” al panameño, sostuvo Bingen.
La reunión entre la delegación del País Vasco y Laurencio Guardia sucedió en el restaurante Casa Urrutia y revistió las solemnidades del caso. Primero llegó el panameño en compañía de dos personas. Al rato aparecieron dos reporteros televisivos de la comunidad autónoma española y luego Zupiria y otros funcionarios vascos. El saludo no pudo ser más fraternal. El representante vasco se dirigió con deferencia al panameño y pasaron a atender a la prensa.
Guardia recordó cómo su padre, después de Amberes, fue nombrado embajador en Uruguay. Que el viaje de Panamá a Montevideo se realizó en barco con paradas en diferentes puertos del Pacífico suramericano. “Nos salían a saludar las comunidades vascas de cada país”.
Tiempo después, ya en Panamá, los Guardia vivieron en un casa cerca al parque Urracá. Allí recibieron la visita por unos días del presidente del País Vasco. “Mi padre y don José Antonio siempre se escribieron, por años”.
Zupiria sostuvo, a propósito de la visita de esta semana y de “cara a Panamá”, que existe un elemento de “reconocimiento” a una acción de un “personaje ilustre” como el cónsul general de la República de Panamá en Amberes. “Pero tiene también la voluntad de abrir puertas para una relación más estrecha entre el País Vasco y Panamá”.
Por tales motivos, el partido de fútbol trasciende el marcador. Su desenlace sucederá en el campo de la política y la economía.
