La futura presidenta interina de Bolivia –de acuerdo con el orden constitucional–, la senadora Jeanine Añez, anunció ayer que se convocarán elecciones tras la dimisión de Evo Morales, con el fin de que “el 22 de enero [de 2020]” tengan un presidente electo”.
“Vamos a llamar a elecciones con personalidades probas, que ellos sean los que lleven un proceso electoral que refleje lo que quieren y el sentimiento de todos los bolivianos”, dijo a la prensa en la entrada de la Asamblea Legislativa de La Paz la segunda vicepresidenta del Senado, a quien corresponde la presidencia interina tras la dimisión de todos los que la precedían en la línea de sucesión a Morales.
“Tenemos ya un calendario. Creo que la población grita por que el 22 de enero tengamos ya un presidente electo”, añadió.
La senadora, del partido Unidad Democrática, entre lágrimas hizo un llamado al cese de la violencia, luego de tres semanas de disturbios.
“Van a disculpar que a mí se me corte la voz (...) Les pido por el amor de Dios que cese la violencia, solamente queremos democracia, solamente queremos libertad”, imploró Añez, quien llegó al parlamento en un vehículo escoltado por la policía.
La Constitución establece que la sucesión recae inicialmente en el vicepresidente, luego en el titular del Senado y después en el titular de la Cámara de Diputados, y todos ellos renunciaron con Morales.
Para que se inicie el mecanismo de convocatoria de elecciones hace falta que el Congreso vuelva a reunirse. Áñez ofreció garantías a los diputados afines a Morales, después de que numerosos aliados del expresidente sufrieran ataques en sus casas.
“Absolutamente van a tener esas garantías. Estamos en coordinación con los movimientos cívicos; las fuerzas del orden están también prestas para protegerlos (...) Tengan la seguridad de que nada les va a pasar”, se comprometió la diputada.
Más temprano, la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA) rechazó “cualquier salida inconstitucional” y reclamó al Poder Legislativo tomar cartas en el asunto de cara a la organización de nuevos comicios tras los realizados el 20 de octubre, impugnados por la oposición y por el organismo regional con sede en Washington.
En un comunicado, la oficina del secretario general de la OEA, Luis Almagro, pidió al Poder Legislativo de Bolivia reunirse “en forma urgente” para “asegurar el funcionamiento institucional y nombrar nuevas autoridades electorales que garanticen un nuevo proceso electoral”.
El Senado consta de 36 curules. El oficialismo ocupa 25 y la oposición 11, por lo cual esta última necesita el respaldo de al menos 8 legisladores afines a Morales para sesionar con cuórum y decidir por mayoría.
Morales reapareció ayer desde la región cocalera del Chapare, donde se refugió tras su sorpresiva dimisión. A través de un tuit acusó de “racistas y golpistas” al exmandatario Carlos Mesa y al líder regional de derechas Luis Fernando Camacho.
En La Paz hubo menos bloqueos en las calles ayer que en días precedentes, pero también escaso servicio de transporte público. La red de teleféricos quedó paralizada y muchos comercios estuvieron cerrados por temor a los saqueos que se desataron el domingo.
Mientras, México “demandó” una “reunión urgente” de la OEA, “ante el silencio” que guardó sobre “el golpe de Estado”, dijo el canciller Marcelo Ebrard. Se sumaron así al pedido que hizo Colombia el domingo, que sin embargo no definió la situación en Bolivia en los mismos términos.
El gobierno ruso, también aliado de Morales, dijo que las acciones violentas de la oposición forzaron su salida, mientras que la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamaron a la “moderación” a la “responsabilidad”, y a nuevas elecciones.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destacó la renuncia de Morales como un “momento significativo” para la democracia de la región: “Estos eventos envían una fuerte señal a los regímenes ilegítimos en Venezuela y Nicaragua de que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán”.
En términos similares habló el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. Dijo que la renuncia de Morales es un “huracán de democracia” y renovó su llamado a protestas contra el régimen de Nicolás Maduro.