La crisis arrecia, pero Nicolás Maduro no cede. El miércoles suspendió el diálogo que adelantaba su régimen con la oposición en Barbados, a instancias del Gobierno de Noruega, y llamó a realizar mañana sábado una gran “jornada mundial de protesta”, en contra de Estados Unidos y en solidaridad con Venezuela.
Maduro señaló que revisará los mecanismos del diálogo, a fin de que su continuación sea “realmente efectiva y armónica con los intereses de nuestro pueblo”.
Con el diálogo, el régimen buscaba suavizar las sanciones, pero el martes Estados Unidos fue contundente: congeló los activos de la antes rica nación sureña y limitó su actividad comercial, así como el visado de sus ciudadanos.
Ayer, un oficialista Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela advirtió que castigará “con severidad” a quienes apoyen el bloqueo económico, indicó la AFP.
Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, dijo a El Nuevo Herald que la fuerza militar de su país trabaja junto con Brasil, Colombia y otras naciones de la región para asistir a Venezuela si Maduro sale del poder.
Según el encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Caracas, Jimmy Story, usarán todas las herramientas económicas, políticas y diplomáticas para presionar al régimen madurista. “El momento para el cambio es ya”, señaló Story a El Nacional.
Respecto a las nuevas sanciones, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se mostró “profundamente preocupada” por el impacto que tendrán en los derechos humanos de los venezolanos.