El escrutinio de los votos de las elecciones presidenciales se alarga en Estados Unidos, un país gigantesco donde los métodos de recuento, siempre complejos, se convirtieron este año en un rompecabezas a causa de la pandemia y de problemas técnicos.
Los estadounidenses empezaron a votar hace ya varias semanas y pusieron sus últimas papeletas en las urnas el martes por la noche, pero ayer, al cierre de esta edición, seguían sin saber resultados finales.
En todo el país, los agentes electorales piden paciencia a los ciudadanos. “Ir rápido es fantástico. Pero preferimos ser exactos“, dijo Gabriel Sterling, un responsable de las operaciones de voto en Georgia, donde al cierre de esta edición quedaban unas 60 mil papeletas por escrutar.
Las elecciones son complejas por naturaleza, con varias votaciones simultáneas (presidente, Congreso, cargos estatales, referendos...), cuya organización recae en las autoridades locales.
Las reglas de votación y los métodos de recuento cambian de un estado a otro, y a veces de un condado a otro. En algunos lugares, los electores votan en máquinas, aunque la mayoría de los estados prefieren las papeletas, que permiten controles a posteriori. El votante puede introducir él mismo esas papeletas en una máquina que escanea y registra su elección.
Pero también se pueden depositar en urnas o enviarse por correo. Los electores deben entonces, generalmente, meterlos en dos sobres para preservar la confidencialidad.
El recuento es más largo para esos votos, ya que los agentes electorales deben comprobar primero que cumplen los requisitos legales. Luego deben abrir esos dos sobres, aplastar las papeletas, escanearlas y, en caso de que la máquina no logre leerlas, contabilizarlas manualmente.