Un niño de cuatro años, falleció el pasado 12 de febrero en Pueblo, una ciudad de Colorado, en Estados Unidos, después de que su madre decidió retirarle la medicación, alentada por un grupo antivacunas.
El menor fue diagnosticado con gripe, y un médico le recetó tamiflú, pero la madre no acudió a la farmacia en busca del fármaco sino que pidió consejo a un grupo de Facebook llamado “Detener la vacunación obligatoria”.
Los miembros del grupo le recomendaron a la mujer “remedios naturales” para acabar con la infección respiratoria que aquejaba al niño desde hacía varios días. Leche materna, tomillo y saúco fueron solo algunas de las propuestas que salieron de la conversación, reportaron varios medios de comunicación internacional.
El estado de salud del menor se volvió crítico. En vista de la situación, se creó Gofundme para ayudar a los padres a costear las medicinas para salvarlo. La iniciativa permitió recaudar $12 mil 154, pero el niño falleció tras un episodio de fiebre. Después de anunciarse la muerte del menor, los mensajes en Facebook desaparecieron y el grupo fue eliminado.
El Departamento de Sanidad de Estados Unidos informó que el niño no estaba vacunado contra ninguna enfermedad.
Por escenarios como el descrito es que el movimiento “antivacunas” genera debate en el campo científico. Además, porque se le relaciona con la reaparición de enfermedades que se consideraban erradicadas, como el sarampión y la rubéola, al punto de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo incluyó en 2019 en la lista de las 10 amenazas para la salud global.
La renuencia a las vacunas persiste a pesar de que la OMS da fe de que estas previenen entre 2 y 3 millones de muertes al año, y prevendrían otras 1.5 millones si hubiera mayor cobertura de vacunación en el mundo.
Realidad local
En Panamá, el Ministerio de Salud (Minsa) no tiene identificados movimientos antivacunas, sin embargo, están vigilantes ante su auge en las redes sociales, informó la coordinadora del Programa Ampliado de Inmunizaciones, Itzel Hewit.
La funcionaria expresó que conocieron de un grupo de este tipo cuando, en 2008, se comenzó a aplicar la vacuna para el virus del papiloma humano. En ese momento, dijo, se integró una comisión para atender el tema, logrando demostrar a las personas, con evidencia científica, que la vacunación no causa daños a la salud.
Recordó que a través de las vacunas se ha logrado erradicar muchas enfermedades en el mundo, entre ellas, la poliomielitis, la viruela, la rubéola, el síndrome de rubéola congénito y el tétano.
La vacunación en Panamá está regulada por la Ley 48 del 5 de diciembre de 2007, que establece que todos los niños tienen derecho a estar protegidos contra enfermedades prevenibles por vacunas y sus padres o cuidadores tienen la obligación de cumplir con las indicaciones del Minsa.

Los planteamientos de Hewit son respaldados por Ximena Moreno y Ana Gabriela Lucas, doctoras del Servicio de Epidemiología del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel, quienes manifiestan que la vacunación es una de la formas más costo-eficaz para evitar males calificados como prevenibles.
No obstante, cada vez más los médicos, sobre todo los pediatras, nos encontramos con padres que no quieren vacunar a sus hijos, y eso nos preocupa mucho porque dejan a los niños vulnerables a sufrir patologías graves, afirmó Moreno, quien agregó que no tienen registros estadísticos de esta situación.
Aseguró que los grupos antivacunas utilizan intenet y las redes sociales para generar y difundir información negativa, y usan contenido anecdótico para argumentar en contra de las vacunas, no basado en evidencias científicas.
Como consecuencia, los niños no vacunados pueden adquirir las enfermedades y transmitirlas a otras personas, incluyendo bebés o parientes con problemas en el sistema inmunológico, plantean las galenas; además de que se pueden originar brotes que elevan la mortalidad infantil y la discapacidad causada por estas enfermedades.
Justificación
Las razones de la renuencia de los padres a la vacunación son muy complejas, ya que intervienen factores sociales, culturales, políticos y personales, así como el momento, el lugar y la vacuna.
Lucas dijo que la resistencia de los padres es más contra las vacunas de influenza, sarampión o virus de papiloma humano, que contra las de poliomielitis o tétano.
Las galenas explican que hay padres de familia que eligen no vacunar a sus hijos alegando que es mejor padecer ciertas enfermedades que prevenirlas, por ejemplo, la varicela o el sarampión; mientras que otros no perciben la gravedad de algunas enfermedades porque hace años no conviven con ellas, como la poliomielitis, la difteria o la meningitis por bacteria Haemophilus influenzae.
Además, hay un grupo de padres que cree que las vacunas son dañinas o causan patologías a corto y largo plazo, como el autismo, o están convencidos de que las vacunas solo sirven para enriquecer a las compañías farmacéuticas, explicó Lucas.
En ese sentido, un padre de familia que pidió reserva de su nombre, manifestó tener sus aprensiones con las vacunas, ya que su primer hijo no las asimiló bien, debido a que su sistema inmunológico no estaba preparado para soportar estos biológicos, y ahora padece autismo.
No obstante, es consciente de que son importantes y está retomando su aplicación a su dos hijos.
Aseguró no conocer ningún movimiento antivacunas en Panamá sobre el tema, pero tiene conocimiento de una corriente fuerte que hay en el mundo.
La OMS advierte de que no existen pruebas científicas que vinculen la vacuna SPR (sarampión, parotiditis y rubéola) con el autismo o los trastornos autistas. Su relación surgió a raíz de un estudio de 1998 que, posteriormente, se demostró que era fraudulento.
La OMS asegura que la resistencia a la vacunación llevó a que el año pasado resurgiera en Europa el sarampión, donde en el primer semestre de 2019 se reportaron 89 mil 994 casos en 48 países, más del doble que en el mismo periodo de 2018, cuando la entidad registró 44 mil 175.
