Bagatrac: la sospechosa venta de finca a Benicio Robinson

Bagatrac: la sospechosa venta de finca a Benicio Robinson


El diputado bocatoreño Benicio Robinson —quien preside el gobernante PRD— adquirió, a través de una fundación privada, una finca en Boquete. La compraventa se hizo mediante una triangulación que, no obstante, sus huellas conducen hasta una de las empresas contratistas más importantes del Estado panameño: Bagatrac, S.A.

La Prensa visitó las inmediaciones del terreno y halló que se construían tres lujosas casas en igual número de fincas, lugar en el que este medio pudo observar maquinarias y equipos de Bagatrac, cuyo dueño, Alberto Jurado, ignoró cada mensaje que este medio le envió, ni respondió las llamadas de La Prensa.

Robinson negó en diciembre pasado ser dueño de una casa en Boquete, pero, ante la documentación que reposa en el Registro Público sobre la compra de la finca a través de su fundación, el diputado ignoró durante semanas los nuevos intentos de comunicación de este medio con él.

Casi en simultáneo a la construcción de las casas —entre las que presuntamente se encuentra la de Robinson—, la Dirección de Asistencia Social, antiguo PAN —adscrita al Ministerio de la Presidencia—, llevó a cabo actos públicos —adjudicados a Bagatrac— para dotar de agua y caminos asfaltados la zona donde se ubican esas casas.

La casa en Boquete que Benicio Robinson niega que sea suya

El diputado Benicio Robinson (PRD) lo niega rotundamente. Niega que Bagatrac, S.A. –uno de los contratistas más importantes del Estado– le construyera una casa en Boquete. “No es cierto, no es cierto –aseguró–, no crea en las noticias. Dicen que yo estoy entre los 10 más ricos de Panamá. Ustedes mismos lo publicaron en La Prensa”, dijo, aunque este medio nunca ha publicado tal cosa.

Robinson se refería a lo que circuló en redes sociales a finales del año pasado, sobre una supuesta casa que –en Boquete– le construía Bagatrac, S.A., empresa que durante la administración de Ricardo Martinelli (2009-2014) llegó a pagar, al menos, $3 millones en coimas a funcionarios para acelerar la cancelación de obras estatales y cuyos pagos estaban retrasados.

Mientras Robinson negaba la existencia de esa casa para sí, el propietario de Bagatrac, S.A., Alberto Jurado Rosales, ignoró sistemáticamente cada llamada, mensaje o correo de este medio para obtener su versión sobre lo que había circulado en redes, y para que respondiera la razón por la que maquinaria de su empresa fue observada por este medio en las fincas donde se adelantaban las obras residenciales, incluida la finca de Robinson.

Los antecedentes de la abyecta empresa no han sido obstáculo para hacerse de obras públicas en la pasada administración ni en el actual gobierno de Laurentino Cortizo, del que ha recibido contratos directos o en licitación que suman, al menos, $272 millones, la mayoría, ubicados en las provincias de Bocas del Toro y Chiriquí.

Las casas

La Prensa se trasladó a finales del año pasado hasta las cercanías de la finca donde se construye la casa. Para llegar hasta allá, fue necesario recorrer un agreste camino de montaña. El inmueble está en el poblado de Camiseta, corregimiento de Los Naranjos, vía al volcán Barú. El recorrido, desde el centro de Boquete, duraba, al menos, unos 20 minutos. Pero eso cambió, como se verá más adelante.

La propiedad la rodea un elevado muro que obstaculiza la mirada. Para ver las obras, hubo que subir a la cima de una colina cercana. Este medio pudo observar que, además de la casa construida supuestamente para Robinson, se edificaban simultáneamente otras dos casas en fincas que flanquean la de Robinson, distribuidas en forma de “U”, con un amplio espacio de recreación.

Las tres casas tienen vista hacia las montañas, y en la parte posterior se levanta una barrera de arbustos, que tiene el mismo fin que la muralla que rodea la propiedad: privacidad. Aunque Robinson negó en diciembre pasado que la propiedad fuera suya, a raíz de nueva información que este medio constató en el Registro Público, La Prensa trató nuevamente de hablar con Robinson desde finales de 2021 sobre el tema, pero, a la fecha, y tras numerosos intentos por correo, teléfono y chats, el diputado no respondió los mensajes.

La Prensa volvió a Boquete a principios de febrero de este año. Para entonces, el difícil camino de tierra que conducía hasta la finca de Robinson estaba asfaltado casi en su totalidad. Este camino llegaba hasta la primera de las tres fincas donde se han construido las casas.

Las otras fincas –incluida la de Robinson– están a un par de minutos de donde termina la vía asfaltada. La calle que conduce hasta la comunidad de El Salto también está como nueva y el asfalto parece recién instalado.

De mano en mano…

Los trámites para adquirir la finca donde se construiría la casa de campo se hicieron con inédita velocidad. Fueron realizados entre febrero y marzo de 2021. El 4 de marzo de 2021 se celebró un contrato de compraventa entre Bagatrac, S.A. (la vendedora), representada por Alberto Jurado, y la sociedad Valle Luna Contractors, S.A. (la compradora), presidida por José Aníbal Miranda. Este último no era una cara desconocida para Jurado, ya que resultó ser el supervisor de obras de Bagatrac.

Así, la finca pasó de Bagatrac a la sociedad Valle Luna. El valor de la transacción –en papel– fue de $20 mil. Pero Miranda duró poco en el rol de propietario, ya que solo 20 días después –el 24 de marzo de 2021– la sociedad presidida por Miranda –Valle Luna Contractors– le vendió su supuesta finca a la Fundación El Gato Benro, que preside el diputado Benicio Enacio Robinson Grajales, alias El Gato.

Por su supuesta finca, Miranda habría recibido –en papel– $29 mil. En otras palabras, la sociedad Valle Luna actuó como intermediaria para traspasar una finca de Bagatrac a la fundación de Robinson. Mientras se daba este proceso, en febrero de 2021, cuando Jurado inició el trámite para segregar el lote que quedó en manos de Robinson, en un banco del Estado –la Caja de Ahorros (CA)– se daba simultáneamente un hecho interesante.

¿Coincidencias?

El 17 de febrero –dos semanas después de segregar el lote que quedaría en manos de Robinson–, el entonces gerente de la Caja de Ahorros, Andrés Farrugia, comunicó por escrito al Ministerio de Obras Públicas la intención del banco de financiar el 100% del monto de una obra adjudicada a Bagatrac: diseño, construcción, rehabilitación y financiamiento de calles y caminos en el distrito de Changuinola, provincia de Bocas del Toro. O, para ser precisos, en uno de los distritos del circuito 1-1, cuyo diputado es Benicio Robinson.

El monto a financiar por la CA: $67 millones. No fue todo. El 24 de marzo de 2021 –día en que se formalizó el traspaso de la finca a favor de la Fundación El Gato Benro– hubo ajetreo en la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional, que preside Robinson. Ese día, en jornada extendida hasta horas de la noche, la poderosa comisión legislativa aprobó millonarios traslados de partidas presupuestarias, entre ellas, del Ministerio de Obras Públicas, a cargo de Rafael Sabonge.

El ministro explicó que el dinero trasladado era para obras que solucionarían el daño ocasionado por los huracanes Eta e Iota en noviembre de 2020. Una de las empresas contratadas de forma directa para tal fin fue, precisamente, Bagatrac, S.A. ($10.5 millones), cuya tarea consistiría en rehabilitar tramos de la carretera a Bambito; caminos de producción y dragados en parte del río Chiriquí Viejo. Todo en la provincia de Chiriquí.

Agua y asfalto

Luego de que la fundación de Robinson adquiriera la finca originalmente propiedad de Bagatrac, intervino el Ministerio de la Presidencia, a cargo del también vicepresidente, José Gabriel Gaby Carrizo. A mediados de 2021, ese ministerio, a través de la Dirección de Asistencia Social –antiguo Programa de Ayuda Nacional (PAN)– convocó un par de actos públicos que fueron adjudicados una vez más a Bagatrac.

Los proyectos del DAS, identificados con números casi consecutivos –61226 y 61229– eran para la misma zona donde se ubica la finca de Robinson: la comunidad de El Salto, corregimiento de Los Naranjos, distrito de Boquete, provincia de Chiriquí. El primero –a un costo de $216 mil– era para el “suministro [y acarreo] de materiales para el camino Vía Volcán-El Salto”, corregimiento Los Naranjos. Es decir, la vía que conduce a la casa de Robinson.

El segundo proyecto –a un costo de $206 mil– se hizo a través de un “procedimiento especial de contratación”, también a mediados de 2021, para el suministro de materiales para el acueducto para la comunidad de El Salto, corregimiento de Los Naranjos, distrito de Boquete, provincia de Chiriquí. En este acto, la única empresa que se presentó fue Bagatrac, la cual obtuvo el contrato sin competencia alguna.

Así pues, ambos proyectos –acueducto y caminos asfaltados– ponen fin a problemas que durante años han sido objeto de quejas y denuncias por parte de pobladores y productores de la región, gracias a la oportuna intervención de los ministerios de Obras Públicas y de la Presidencia.

Diputado-empresario

Robinson fue entrevistado brevemente sobre su supuesta nueva casa a finales del año pasado, pero, como ya se dijo, negó que fuera suya. Luego de ello, no respondió una pregunta más de La Prensa, a pesar de que documentos del Registro Público acreditan la compra de la finca que niega, por lo que este medio trató de ubicarlo una vez más múltiples veces.

Su negativa de responder por esta casa contrasta con el estilo de vida que lleva y que él mismo describió en esa breve entrevista con La Prensa el año pasado. “Sí, yo tengo mis recursos. ¿Usted cree que no me puedo comprar una casa de $200 mil o $300 mil? Me puedo comprar 10 casas de esas… si he trabajado 45 años, y antes de ser diputado, yo soy empresario”, aseguró el diputado a propósito de la casa de Boquete.

Y no es poca cosa, incluso para un empresario del transporte, como él se autodefine. Aunque hay empresarios que habrían tenido que trabajar toda su vida, a tiempo completo, para acumular ese capital, Robinson halló la fórmula para convertirse simultáneamente en un empresario millonario y servidor público de tiempo completo.

Robinson ha sido servidor público toda su vida –al menos desde los 20 años de edad– incluidos 36 años como legislador y diputado a tiempo completo, y otros 4 años como legislador suplente (1981-1984).

Y aunque Robinson prefiere ser llamado empresario, ha sido el servicio público el que lo ha llevado a donde está. Ha ocupado cargos de mucho poder: Empezó de modo modesto en el sector agrícola en Bocas del Toro; luego llegó a la Asamblea y tras ser reelecto varias veces como diputado, hoy preside el partido gobernante –el PRD– y la influyente comisión de Presupuesto del Legislativo, donde cada cambio al presupuesto general del Estado debe pasar por sus manos.

LAS MÁS LEÍDAS