Batas quirúrgicas de una cuestionable calidad, que incumplirían especificaciones de protección, han sido entregadas en todo el país –desde hace dos meses– al personal de salud de dependencias hospitalarias de la Caja de Seguro Social (CSS) y del Ministerio de Salud (Minsa). Esta es la queja –oral y documental– de diversas fuentes consultadas por este medio en los últimos días.
La Prensa, en una investigación periodística, detectó que personal médico, de laboratorios, técnicos, auxiliares y enfermeras de, por lo menos, 11 centros de atención hospitalaria en Panamá, Panamá Oeste y Chepo han reportado que están trabajando con insumos de “mala calidad” que ponen en riesgo su salud. Algunos, incluso, ya han sido víctimas de la Covid-19.
El pasado 12 de octubre, personal de la sala de urgencias de la policlínica Alejandro de la Guardia hijo –ubicada en Bethania– solicitó a la encargada de esa sección que se “retiren las batas” de “mala calidad” entregadas, ya que se “rompen fácilmente y no son transpirables”.
“Esperamos que se retiren dichas batas y se nos brinden materiales de calidad…”, resalta una nota a la que tuvo acceso La Prensa (ver facsímil). Estas batas forman parte del equipo de protección personal que reciben enfermeras, técnicos y médicos de urgencias de esa policlínica de la CSS.
La mesa conjunta interinstitucional de compras Covid-19 está comprando $9.2 millones en batas quirúrgicas de nivel 3 a 2 proveedores. Sin embargo, no se ha logrado confirmar el proveedor o proveedores que han generado las quejas del personal de salud.
La misma solicitud fue hecha por personal de la policlínica Generoso Guardia –en San Miguelito– al director médico de ese centro. Pidieron el retiro inmediato de la batas entregadas días atrás, debido a que “nos expone al riesgo de contagio durante la atención a los pacientes” que llegan con diversos padecimientos, entre ellos, con la Covid-19.
En una nota –fechada el 28 de septiembre pasado– el equipo médico insistió en que necesitan batas que reúnan características de “alto desempeño, 100% impermeables y respirables, con barrera al 100% contra fluidos, virus y bacterias, transpirables y estéril, características que no reúnen las batas” recientemente entregadas. Mostraron preocupación debido a que, si se contagian, sus familiares también estarían expuestos (ver facsímil).
Casos similares a estos también se registran en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid; en las policlínicas Manuel Ferrer Valdés (El Marañón); Manuel María Valdés (San Miguelito); Santiago Barraza (La Chorrera), así como en los hospitales Santo Tomás, Irma de Lourdes Tzanetatos, Susana Jones, San Miguel Arcángel y el Regional de Chepo, de acuerdo con diversas fuentes consultadas por este medio.
‘Son una porquería’
Un médico del Hospital Santo Tomás –que pidió reserva de su nombre– indicó que “nos están enviando unas porquerías. Parecen como paraguas transparentes, pero sin protección contra los fluidos. Sólo con moverse se rompen esas batas”. Aseguró que cada 15 días “llegan con una bata que no cumple con las especificaciones técnicas de seguridad”.
Es por ello que han llevado a cabo protestas. Precisamente, el médico mencionó que hace tres semanas todos se quitaron las batas y las acumularon en una carretilla fuera del centro hospitalario para que el director médico se pronunciara y retirara este insumo. Advirtió que, de continuar la situación, no atenderán pacientes con el nuevo coronavirus.
Otra fuente médica de ese centro hospitalario indicó a La Prensa que les han entregado batas de diversos colores, pero “delgadas y frágiles. Están peores que las servilletas cuando les caen fluidos”.
En el complejo hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid, médicos, técnicos, laboratoristas, auxiliares y enfermeras describen la situación como “horrible”. Aseguran que han reportado a la dirección médica la mala calidad de las batas, pero que la respuesta es la misma: “No hay más, hay que usar lo que nos están entregando”.
Varios laboratoristas de ese centro hospitalario consultados por este medio aseguran que, al momento de vestir las batas, deben hacerlo con sumo cuidado, ya que haciéndolo se rompen. “Es un material tan delgado que no nos protege y son hasta más angostas que el tamaño estándar”, se quejaron.
A su turno, médicos y auxiliares de enfermería del mismo hospital afirmaron que han tenido que comprar –con su dinero o con aportes colectivos– sus batas, mascarillas y protectores de zapatos, para evitar exponer su salud. “Para decir que [las batas] sirven de algo, algunos compañeros en Gastroenterología las amarran a sus zapatos como protectores, igual ya están rotas”, aseveró uno de los quejosos del complejo hospitalario.
Todos expresaron su frustración por no poder quejarse públicamente de la difícil situación que atraviesan. “No queremos monumentos ni aplausos, queremos que los insumos para trabajar sean seguros”, pidieron.
Proveedores
En julio pasado, el Gobierno destinó $133.8 millones para adquirir –a través de la mesa conjunta interinstitucional de compras– medicinas e insumos médicos, quirúrgicos y de laboratorio para enfrentar la pandemia.
De acuerdo con un informe de la CSS entregado a este medio, la mesa conjunta interinstitucional de compras Covid-19 pagará $7.8 millones a Healthcare Products Centroamérica, S.A. por 2 millones 270 mil batas –a razón de $3.15 cada una– y $1.7 millones a Meditech International, por 210 mil batas, a $8.06 la unidad.
Consultado por este medio, el presidente de Healthcare Products, Juan José Zonta, reveló que, “debido a la pandemia, uno de los materiales que está identificado en la ficha técnica se agotó, por lo que se sustituyó por otro similar, que tiene la misma capacidad contra fluidos. Quizás, por desconocimiento, piensan que es de menor de calidad”, especuló.
Para Zonta, se trata solo de falta de capacitación. “La CSS ha tenido que dar docencia a las enfermeras para que conozcan cómo usar las batas”, dijo. Cuestionó los “bajos” reportes de quejas que encontró La Prensa en los centros de atención al indicar que “nosotros, por unas batas, no vamos a perder nuestro prestigio. Hemos entregado 2.5 millones de batas”, reveló.
Zonta hizo una advertencia contra su competidora Meditech International. “Hay que tener mucho cuidado. Hay una empresa Meditech que estuvo entregando las batas en la adjudicación… Yo sé que no dieron el desempeño que usted menciona, pero la de nosotros sí. Unos overoles y unas mascarillas que entregó Meditech no cumplían. Los compraron en plaza a un proveedor chino y ha habido muchas quejas, muchos reportes”, insistió.
La Prensa consultó entonces al presidente de Meditech International, Javier Jelenszky, quien negó las acusaciones. “Es falso”, aseguró. No existen reportes de quejas de las batas ni de los insumos que le ha vendido a la mesa Covid-19, procedentes de China, sostuvo.
Jelenszky indicó que su empresa no cambió las batas que venden, ya que “cumplen con las normas de gramaje”. “Si las batas cumplen con la ficha técnica que se solicita –basada en normas internacionales– y está el respaldada de un criterio técnico, no deberían existir quejas, a menos que la documentación presentada para el criterio técnico no sea verdadero”, explicó.
Investigación, a medias
La dirección general de la CSS informó que iniciará una investigación por las quejas recogidas por La Prensa, ya que, por ahora, “únicamente se han recibido dos reportes” de sospecha de evento o incidente adverso de dispositivos médicos de las policlínicas Manuel María Valdés (San Miguelito) y Santiago Barraza (La Chorrera).
“Se ha iniciado un proceso de investigación con la finalidad de verificar la existencia o no de lo dicho por usted [sobre las quejas por las batas entregadas]”, resalta la respuesta de la CSS a las consultas de La Prensa.
El pasado 25 de septiembre, personal médico de la policlínica Manuel María Valdés reportó que las batas de uso general y de otros tipos “se rompen con facilidad”. Sin embargo, para el Departamento de Vigilancia de Dispositivos de la CSS, esto no podría “consignarse” como “un incidente o evento adverso asociado a defectos o fallas del dispositivo médico o a su utilización”.
Asegura que, cuando recibió el reporte el 5 de octubre, hicieron pruebas a la muestra enviada, “encontrando que cumple macroscópicamente y caritativamente [sic] con los parámetros establecidos en la ficha técnica, lo que incluye la impermeabilidad contra aerosoles y fluidos para una bata nivel 3”.
El otro reporte consignado en la CSS, provino de la policlínica de La Chorrera, recibido el 23 de septiembre pasado, y asociado “al calor que genera la bata”. Pero se indicó que esta falla fue descartada, debido a que evaluaron el insumo y “cumplía con la impermeabilidad” esperada en la ficha técnica.
“El problema” está, “más bien, asociado al estrés térmico experimentado por los usuarios de las batas en entornos donde no hay aire acondicionado, es deficiente o en las unidades de atención en carpas o toldas al aire libre”, indicó la institución.
Aunque La Prensa solicitó, a través de la Ley de Transparencia, copia de las constancias de certificación de las batas que están distribuyendo en las policlínicas y otros centros de atención de salud del país, estas no fueron remitidas por la CSS.