El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, completó ayer la composición de su equipo diplomático, que tendrá varios funcionarios de la administración de Barack Obama, y que buscará dejar atrás el unilateralismo de Donald Trump, y “reparar” la política exterior del país.
El futuro mandatario ya había anunciado, a fines de noviembre, al nominado para el puesto clave de secretario de Estado, un exfuncionario de Obama, Antony Blinken.
La número dos de la diplomacia estadounidense será Wendy Sherman, de 71 años, antigua consejera en temas diplomáticos del presidente Bill Clinton (1993-2001) y subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos en el segundo mandato de Obama (2013-2017).
La futura subsecretaria de Estado tuvo un papel clave en las negociaciones por el acuerdo nuclear con Irán y ya había trabajado en temas de Corea del Norte, el el gobierno de Bill Clinton.
Otra designación anunciada el sábado fue la del subsecretario de Estado de Gestión y Recursos, una especie de director operativo de la diplomacia estadounidense.
Se trata de Brian McKeon, íntimo amigo de Biden, a quien asesoró durante mucho tiempo cuando este último aún era senador, y antes de ocupar diversos cargos en el gobierno durante los dos mandatos de Obama (2009-2017).
Con Blinken al frente, este equipo tendrá la misión de “reparar” la política exterior estadounidense, dijo en un comunicado el equipo de transición de Biden y Kamala Harris, “pero también de reinventarla”.
Como había hecho cuando se anunció el nombre de Blinken, el futuro Presidente quiere marcar una ruptura clara con la política exterior nacionalista y unilateral de Trump para reconectar con una línea decididamente multilateralista.
Las nuevas caras de la diplomacia estadounidense “encarnan mi profunda convicción de que Estados Unidos es más fuerte cuando colabora con sus aliados”, expresó Biden en el comunicado.
El futuro Presidente quiere así “restaurar el liderazgo moral y mundial” de Estados Unidos, apoyado por estos aliados. “Estados Unidos ha vuelto”, resumió.