Sebastián Rodríguez fue el primer candidato a magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en ser entrevistado, ayer, por la Comisión de Estado por la Justicia.
Eran las 9:20 a.m. cuando los miembros de este espacio multisectorial ocuparon sus asientos en el auditorio rojo del Centro de Capacitación de la Procuraduría de la Administración.
Un exmagistrado de la CSJ, medios de comunicación y representantes de la sociedad civil estaban presentes.
El primero en hacer uso de la palabra fue el catedrático y miembro de la organización Alianza Ciudadana Pro Justicia Rafael Candanedo, cuyas preguntas se enfocaron en posibles conflictos de intereses con el Consejo de Gabinete.
“¿La firma de la que usted es socio tiene relación con empresas, familiares o negocios con miembros del Consejo de Gabinete?”, preguntó Candanedo. Y Rodríguez, quien aspira a ser magistrado de la Sala Civil, respondió: “No tengo relaciones ni comerciales ni políticas con miembros del Consejo. Tengo compromiso con la independencia”.
En esa misma línea, el procurador de la Administración y coordinador de la comisión, Rigoberto González, le preguntó a Rodríguez si había tenido comunicación con algún miembro del Ejecutivo que le sugiriera postularse para el cargo.
“No, ni siquiera le consulté a mi familia”, respondió.
Luego de algunas intervenciones, fue el turno del presidente del Colegio Nacional de Abogados, Dionisio Rodríguez, quien le preguntó cuál sería la principal crítica que le haría a la CSJ.
“La falta de trazabilidad del expediente judicial. Esto tiene que ver con los tiempos con los que los expedientes están en cada despacho, la mora judicial”, respondió.
En tanto, la diputada independiente Ana Matilde Gómez, en representación de la Asamblea Nacional, le preguntó sobre la virtud que debe acompañar a un magistrado.
De acuerdo con Rodríguez, la independencia, la transparencia, la ética y la moralidad son las principales virtudes que debe tener un miembro de la Corte.
¿Estado laico?
El sacerdote Eric González, del Comité Ecuménico, le pidió que interpretara el hecho de que la Constitución establece que Panamá es un Estado laico, aunque en la praxis no es así.
Antes de responder, Rodríguez dijo que era la pregunta más difícil, y luego opinó que las constituciones pueden ser laicas o confesionales, pero todo dependerá de la interpretación que se le dé y de los valores que se apliquen.