Las hordas sandinistas junto al dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, no pudieron conmemorar masivamente el fin de semana el aniversario 40 del repliegue táctico a Masaya, que propició la caída de la dictadura de Anastasio Somoza en 1979, debido a que los lugareños cerraron las puertas de sus casas, mientras que en las paredes colocaron carteles con la imagen de Ortega llamándolo “Asesino” y “Delincuente”.
Reportes de los medios nicaragüenses Confidencial digital, La Prensa y Trinchera de la Noticia dan cuenta de la fallida celebración. “En el rebelde pueblo indígena de Monimbó, símbolo de las protestas antigubernamentales, y reprimido brutalmente por paramilitares y policías en la Operación Limpieza el 17 de julio de 2018, desde temprano el sábado, las calles estaban vacías, en una que otra casa se observaban candados puestos en las puertas, mientras patrullas policiales deambulaban por sus calles”, informó Confidencial digital.
Al no tener una gran acogida, los oficiales montaron un acto en un campo deportivo donde el maestro de ceremonias proclamó a Ortega como presidente hasta 2050.
En el acto, el dictador habló por unos 13 minutos, tiempo en el que en ningún momento se refirió a la crisis que aqueja al país ni a los 104 presos políticos que aún quedan en sus mazmorras, y menos a la reciente resolución de la Asamblea General de la OEA que demanda el retorno de la democracia a Nicaragua.