El Congreso bicameral de Bolivia aprobó ayer la renuncia de Evo Morales a la Presidencia, luego de más de dos meses de su dimisión y exilio, en medio de una confusa sesión promovida por sus adversarios políticos.
La Asamblea Legislativa, controlada aún por el partido de Morales, el Movimiento Al Socialismo (MAS), votó la misiva firmada por Morales el 10 de noviembre pasado, poco antes de exiliarse.
Los parlamentarios del MAS aceptaron su dimisión y la del vicepresidente Alvaro García, quien acompañó a Morales en la ruta al exilio, primero en México, y desde el 12 de diciembre de 2019, en Argentina.
Morales, que gobernaba desde 2006, dimitió en medio de una fuerte convulsión social contra las elecciones generales del 10 de octubre, declaradas nulas tras un informe de la OEA que encontró irregularidades a su favor y en las que se postulaba para un cuarto mandato.
“En Asamblea Legislativa aceptamos la renuncia de nuestro compañero Evo Morales y Alvaro García. Estamos cumpliendo con la Constitución que dice que quienes rechazan o aceptan la renuncia son los diputados y senadores”, dijo a la prensa el congresista Henry Cabrera, influyente dirigente del MAS.
El legislador consideró necesario cumplir con la parte formal de la ley, pese a que el 12 de noviembre asumió provisoriamente la presidencia del país la senadora Jeanine Áñez, cuya legalidad reconoció el Tribunal Constitucional, que también amplió su mandato hasta la conformación de un nuevo gobierno luego de los comicios de mayo próximo.
Morales había dicho varias veces que mientras el Parlamento no aprobara su dimisión, seguía ejerciendo la Presidencia, planteamiento que rechazaron sus opositores políticos.
La sesión pública se puso por momentos confusa y caótica, pues los críticos a Morales señalaron a gritos que no procedía la carta de renuncia, pues él hizo abandono de cargo y el mismo día en que se asilaba en México, Áñez asumió la primera magistratura del país.
Shirley Franco, diputada del partido Demócratas, dijo que “el 12 de noviembre se ha realizado la sucesión constitucional, por la ausencia definitiva del expresidente, quien asumió la condición de asilado, al haber abandonado el territorio”. “Es excontemporáneo e inadmisible”, machacó Franco.
Por otro lado, sectores campesinos e indígenas, el núcleo más fiel al exmandatario boliviano se mostraron divididos tras la designación del economista Luis Arce como candidato presidencial de su partido para los comicios del 3 de mayo.
Arce, exministro de Economía, fue designado por Morales en Buenos Aires –tras reunirse con algunos dirigentes de su partido–, en desmedro del excanciller David Choquehuanca, un aymara que recogió un amplio apoyo previo de los sindicatos campesinos e indígenas.
“La candidatura de nuestro hermano David Choquehuanca, un hermano líder indígena y aymara, va a ser innegociable no vamos a permitir ninguna decisión extranjera, por más que venga del hermano Evo Morales”, dijo el dirigente campesino Alvaro Mollinedo.
Empero, Juanita Ancieta, otra dirigente indígena, apoyó el binomio Arce-Choquehuanca: “Es una decisión orgánica, todos somos hermanos, pero primero es la patria”, sostuvo.
Los movimientos sociales afines a Morales llamaron a una reunión el jueves para tomar una decisión final.