Pese a que Panamá, Colombia y Costa Rica se sentaron en una mesa la semana pasada para ponerse de acuerdo sobre el número de migrantes que pasarán por sus fronteras, aún no hay resultados concretos sobre el tema.
Un día antes de que los representantes de los tres países se citaran, Panamá y Colombia pactaron el paso de 650 migrantes diarios durante el mes de agosto, y de 500 a partir del 1 de septiembre. Este acuerdo debía ser avalado por Costa Rica, pues hasta la fecha, esta nación solo permite que entre 100 y 150 migrantes ingresen a su territorio desde Panamá como parte de un acuerdo que data de 2016.
Solo discursos
Como era de esperarse, la expectativa estaba puesta en el encuentro de San José, Costa Rica, los días 12 y 13 de agosto. A esa cita asistieron Samira Gozaine, directora del Servicio Nacional de Migración de Panamá, y sus homólogos, Raquel Vargas, de Costa Rica, y Juan Francisco Espinosa, de Colombia.
Sin embargo, es poco lo que trascendió de esas reuniones. No hubo anuncios importantes y mucho menos se dio a conocer la cuota de migrantes diaria que Costa Rica permitirá.
El Ministerio de Seguridad Pública y el Servicio Nacional de Migración emitieron un escueto comunicado conjunto de cinco párrafos, en el que principalmente se destacan las aspiraciones que tiene cada uno de los países sobre el tema migratorio. Según esa nota, el de Colombia dijo que por la ubicación de su país, éste capta migraciones de forma masiva y que “la atención de estas personas extranjeras se ha centrado en la vigilancia de la salud y de la seguridad”.
La de Panamá manifestó que porque “somos países de tránsito, entendemos que debe existir una corresponsabilidad de todos los países de la región, un respeto a los derechos humanos y, sobre todo, una lucha contra el crimen organizado”. Mientras que la representante de Costa Rica, según el comunicado, expresó que “se ha llegado a un entendimiento entre los tres países en tener una responsabilidad compartida, un llamado a la cooperación internacional para atender estos flujos migratorios”.
En la nota de prensa también se comunicó que “la próxima semana” se espera una reunión de la Comisión Centroamericana de Directores de Migración, “para generar las articulaciones correspondientes para la atención de este flujo migratorio y definir las acciones a seguir en respeto de la soberanía de cada país y los derechos humanos”.
Este medio pidió más información al Servicio Nacional de Migración sobre las reuniones, y dijeron que no había nada “adicional” a lo que se comunicó el viernes pasado. Es decir, a lo que dice la nota de prensa. También dijeron que no hay fecha para la reunión de la Comisión Centroamericana de Directores de Migración
Afganistán
Desde esta semana, Costa Rica tiene otro asunto migratorio en su agenda. La vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, anunció en su cuenta de Twitter que su país “ha decidido abrir sus fronteras y servirá como un puente humanitario para las mujeres afganas que buscan refugio”. Esto, a propósito de la crisis humanitaria que vive Afganistán a raíz de que el movimiento talibán tomó el control del país.
La funcionaria también dijo que Costa Rica está realizando las coordinaciones necesarias junto al Fondo de Población de Naciones Unidas, para recibir a un grupo de 48 mujeres de Afganistán.
El país vecino suscribió el pasado lunes una declaración conjunta emitida por el Departamento de Estado de Estados Unidos, donde se hace un llamado para que los ciudadanos afganos que están tratando de abandonar el país, tras la toma de los talibanes, lo puedan hacer.
El tema de la migración irregular en la región provocó un encuentro virtual entre los cancilleres de Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, México y Panamá, acompañados por el vicecanciller de Perú y de representantes de Canadá y Estados Unidos. Todos coinciden en que se requiere un control y pactaron, entre otras cosas, que cada país implementará las medidas legales necesarias para el otorgamiento de visas de tránsito.
Este año han pasado por la región al menos 55 mil migrantes, provenientes de Cuba, Haití y de países de África, lo que representa un 33% de la migración que ha entrado en Panamá desde 2013, según datos de las autoridades. Hasta julio pasado, habían en Gualaca, en la provincia de Chiriquí que limita con Costa Rica, 1,032 migrantes.