El silencio se apodera de Bajo Chiquito, en la comarca Emberá, ese solidario caserío indígena en medio de la selva a donde han llegado miles de migrantes en los últimos cinco años.
Hace un mes; es decir, en octubre, cruzaron por esa comunidad 29 mil 604 caminantes, que se adentraron a la selva de Darién como parte de su ruta para llegar a Estados Unidos o Canadá.
Sin embargo, hoy en día, prácticamente no hay migrantes en Bajo Chiquito. “Ayer sólo bajó por el río Turquesa una piragua. Me dicen que ahora tomaron otra ruta”, señaló a este medio Juan Membache, uno de los lancheros de la zona.
¿Qué sucedió?
A raíz del incremento de robos, agresiones sexuales y de las exigencias de la misma ruta, que toma unos siete días de camino por la selva, la caravana de migrantes giró su mirada al océano Pacífico, específicamente al corregimiento de Jaqué.
Anteriormente, los migrantes recorrían las comunidades de Necoclí y Capurganá, en el Caribe de Colombia, para luego adentrarse a la selva de Darién y llegar a la comunidad de Bajo Chiquito. Ahora están optando por bordear el océano Pacífico hasta llegar a Jaqué, luego al puerto Kimba y finalmente a Metetí, donde están las estaciones receptoras de migrantes o albergues.
Según Macario Morales, representante del corregimiento de Jaqué, en los últimos 15 días se ha observado un aumento en el flujo migratorio. “Anteriormente, pocos llegaban por año, pero en estos días están llegando 30 diarios”, puntualizó.
En palabras del edil, se trata de una realidad para la cual no están preparados y pidió la atención de las autoridades, ya que la mayoría de los viajeros llega con problemas de salud, fiebre, deshidratación, entre otros padecimientos.
“La realidad es que apenas llegan tienen que acudir al centro de salud y aquí no hay medicamentos ni siquiera para los residentes”, indicó.
Unas 4 mil personas viven en Jaqué, uno de los corregimientos más pobres de la provincia de Darién. Y aunque la ruta es más costosa e implica atravesar el bravío océano Pacífico, los migrantes la tienen ahora como su nueva opción.
La reunión
Durante una reciente reunión, en la que varias entidades trataron el tema de la migración irregular, el jefe de la Brigada de Panamá Este del Servicio Nacional de Fronteras, Feliciano Grajales, confirmó que se ha observado un movimiento por el área del Pacífico que sale a la playa Ostional hasta Jaqué, por lo que no se descarta que en las próximas semanas y meses dejen de utilizar la peligrosa ruta habitual. Es decir, aquella que cruza por la comarca Emberá hasta llegar a Bajo Chiquito o Canann Membrillo.
De acuerdo con datos suministrados por este cuerpo de seguridad y por las autoridades locales de Jaqué, movilizarse desde el área de Ostional hasta puerto Kimba le cuesta a los migrantes aproximadamente $220. “No se descarta que utilicen esta ruta, por la que, aunque les cueste más, evitan recorrer entre cinco y siete días y arriesgar sus vidas debido a las crecidas de los ríos [Turquesa y Chucunaque]”, agregó Grajales.
Las declaraciones del comisionado se dieron en una reunión que sostuvo con el viceministro de Seguridad Pública, Ivor Pittí, y la directora del Servicio Nacional de Migración, Samira Gozaine, quienes proporcionaron información de la realidad social a una delegación de la Organización Internacional para las Migraciones, encabezada por Santiago Paz.
Precisamente, representantes de este organismo internacional llevaron a cabo una visita esta semana a las comunidades de Metetí y Bajo Chiquito, con el objetivo de tener una visión más clara de la nueva situación que viven los migrantes.
Mientras tanto, en Jaqué, el pueblo olvidado donde ahora llegan los migrantes, pide al Estado tener más presencia ante las necesidades de la zona y también por que, con frecuencia, hay naufragios debido a la fuerza del océano Pacífico.