Demócratas y republicanos se preparaban ayer para posibles batallas legales que definan la ajustada carrera a la Casa Blanca entre el presidente republicano Donald Trump y su desafiante demócrata Joe Biden.
Ya en las primeras horas del miércoles, cuando los resultados aún no eran muy claros en varios estados, Trump dijo estar pronto para pedir a la Suprema Corte de Justicia que resuelva las disputas sobre el recuento de los votos.
Su equipo de campaña impugnó el escrutinio en Wisconsin y Michigan, donde de acuerdo con la prensa ganó Biden.
Asimismo, su equipo anunció que recurriría a la justicia en Pensilvania para suspender el conteo de votos “hasta que haya una transparencia significativa y los republicanos puedan asegurarse de que todo el conteo se haga según la ley”, según el director adjunto de la campaña, Justin Clark.
La determinación de Trump de cuestionar resultados reavivó la hipótesis de que, como en el año 2000, la justicia decida cómo los estados pueden escrutar los sufragios o hacer recuentos.
¿El origen?
Los problemas legales están vinculados a la pandemia de la Covid-19. Y es que la recomendación de cuidar el distanciamiento entre las personas estimuló votar por correo.
Cada estado fija sus normas electorales y muchos adoptaron o ampliaron la posibilidad de votar bajo esta modalidad. Eso demandó cambiar reglas sobre cuándo y cómo enviar los votos, verificarlos y contarlos.
Para responder a millones de votos emitidos por correo, legislaturas estatales y autoridades electorales extendieron el plazo de recepción de sufragios debido a la sobrecarga del servicio postal, prolongaron el tiempo de conteo de esos votos y dieron otros pasos para facilitar el proceso.
Previendo que más demócratas –que se mostraron más cuidadosos ante la Covid-19– preferirían votar por correo, republicanos de todo el país pidieron a la justicia bloquear esos cambios de reglas por considerar que transgreden normas existentes. Ayer, en algunos estados aún estaban llegando votos por correo.
“Es evidente que los dos candidatos creen que aún tienen chance de ganar, de manera que la pelea avanza. Y la pelea puede hacerse en los tribunales”, dijo Ed Foley, experto en derecho electoral de la Universidad de Ohio.
El litigio
Como ocurrió en Florida en las elecciones de 2000, los pleitos se centrarán en la legitimidad de los votos.
Ya antes de las elecciones, republicanos presentaron demandas sobre si estados como Michigan o Pensilvania pueden considerar válidos los votos contados tras el día de los comicios o contar los que llegaron por correo después de ese día.
Ayer, una y otra vez Trump denunció sin mostrar pruebas que los votos posteriores al día de la elección, especialmente en el decisivo estado de Pensilvania, podrían ser “fraudulentos”.
Pensilvania es un caso muy especial porque, a diferencia de Michigan y otros estados, aceptó separar los votos llegados por correo después del martes y los convirtió en un preciado objetivo.
Los republicanos también cuestionan la supervisión de los votos por correo, si fueron despachados correctamente o algunos otros mecanismos adoptados.
Campo de batalla
La Suprema Corte ha sido muy cautelosa en cuanto a involucrarse en asuntos electorales que son regidos por leyes de los estados.
Y su decisión de 2000 que definió la presidencia en favor de George W. Bush dejó muchas preguntas sin respuesta sobre el sistema de votación de Florida, por lo que la Corte se cuida ahora de dañar su imagen ante la sociedad.
Un pleito electoral pondría bajo los reflectores a los seis miembros conservadores y tres liberales de la Suprema Corte. Esas luces expondrían especialmente a la jueza Amy Coney Barrett, que fue escogida por Trump y se sumó al cuerpo hace escasos días.
Trump dijo reiteradamente que apuró la designación de Barret en parte para que estuviera en funciones en caso de problemas en las elecciones.
Opinión pública
Y mientras los equipos de campaña preparaban lo necesario para acudir a la justicia, los dos aspirantes expresaron sus opiniones públicamente.
Biden fue cauto e indicó que no se declarará vencedor de las elecciones en Estados Unidos, aunque cree que cuando termine el conteo será el ganador. “Cuando finalice el conteo, creo que vamos a ser los ganadores”, dijo en una breve declaración leída desde Wilmington, en Delaware.
Además, aseguró que los estadounidenses “no van a ser silenciados” en la elección presidencial.
Trump, en cambio, se declaró ganador, denunció fraude y acusó a sus adversarios de querer robar las elecciones a través de mensajes en redes sociales.
Frente a esa situación, Facebook y Twitter señalaron como potencialmente engañosos dichos mensajes y los etiquetaron con la siguiente advertencia: “Una parte o la totalidad del contenido compartido en ese tuit es controvertido y podría ser engañoso respecto al modo de participación en las elecciones o en cualquier otro proceso cívico”.
En tanto, la misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que observa las elecciones estadounidenses criticó a Trump y señaló que sus “acusaciones infundadas” sobre deficiencias sistemáticas en los comicios “dañan la confianza” en las instituciones.
Según la misión, no hay evidencias de fraude en la elección que, según afirmó, e estuvo bien manejada y permitió la competencia. “Las acusaciones infundadas de deficiencias sistemáticas, especialmente las hechas por el actual presidente, incluyendo declaraciones la noche de la elección, dañan la confianza de la opinión pública en las instituciones democráticas”, dijo en un comunicado Michael Georg Link, coordinador de los observadores de la OSCE.
Preliminares
Hasta la tarde de ayer, los principales medios de comunicación estadounidenses atribuían a Trump la victoria en Alabama, Arkansas, Carolina del Sur, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Florida, Idaho, Indiana, Iowa, Kansas, Kentucky, Luisiana, Maine, Montana, Misisipi, Misuri, Nebraska, Ohio, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Virginia Occidental y Wyoming, con lo que sumaba 214 votos electorales, de los 270 necesarios para volver a la Casa Blanca.
En cambio, a Biden le atribuían 264 votos electorales, tras lograr la victoria en Arizona, California, Colorado, Connecticut, Delaware, Hawái, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Michigan, Minnesota, Nebraska, New Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Nuevo México, Oregón, Rhode Island, Vermont, Virginia, Washington DC, Estado de Washington, y Wisconsin.
Restaban estados clave como Pensilvania, Carolina del Norte y Nevada, entre otros.
