Grandes diferencias entre la educación que reciben los estudiantes de zonas rurales y urbanas, y en los hogares de niveles socioeconómicos altos, y bajos; poco acceso a los dispositivos para recibir las clases y aprendizaje por debajo del promedio.
Estas son algunas de las conclusiones de la tercera encuesta de situación de las familias con niños, niñas, y adolescentes durante la Covid-19 (módulo educación), elaborada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El estudio reveló, por ejemplo, que el 69% de los niños y niñas que viven en hogares con bajo nivel socioeconómico usan celular para recibir clases, y el 68% de los que tiene nivel socioeconómico alto se conecta a través de una laptop.
Evidenció, además, que el 55% quiere volver a la educación presencial o semipresencial. Hoy, al menos, 354 escuelas de las cerca de 3 mil 500 que existen en el país han avanzado en el proceso de clases semipresenciales.
Educación a distancia aumenta la desigualdad
Samuel González vive en el Valle de Urracá, sector #2 de Alto de la Torres, en San Miguelito.
Es padre de familia, gana un poco más del salario mínimo y es el único sustento de su hogar. Dos de sus cuatro hijos están en la escuela y, según contó a este medio, gasta cerca de 40 dólares al mes en tarjetas de celulares para que sus pequeños puedan conectarse a las clases virtuales.
Pese a que vive en pleno San Miguelito, distrito que forma parte de la provincia de Panamá, el área con más desarrollo del país, no tiene acceso a internet en su residencia, pues la red de cableado no ha llegado a su sector.
“Por eso tengo que comprar una tarjeta de celular. La vida, a raíz de la pandemia, se ha hecho bastante cara y la educación a distancia es sumamente cara. Para un padre de escasos recursos, difícilmente se accede a una educación de mejor calidad para los hijos”, afirmó.
Las diferencias
González podría ser una de las caras de los datos que arrojó la tercera encuesta de hogares del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), documento titulado: Situación de las familias con niños, niñas, y adolescentes durante el Covid-19 en Panamá y cuya principal conclusión es la siguiente: “la educación a distancia no garantiza aprendizajes adecuados para toda la niñez del país”.
También deja en evidencia las grandes diferencias entre la educación que reciben los estudiantes de las zonas rurales y urbanas, (de escuelas públicas y privadas), y los de hogares de niveles socioeconómicos altos y bajos.
A raíz de la llegada de la pandemia de la Covid-19 (marzo de 2020), en Panamá, al igual que en buena parte de los países del mundo, se implementó la educación virtual, modelo que se ha mantenido.
De acuerdo con la encuesta, los niños y niñas de hogares pobres no estudian con los dispositivos adecuados para la educación a distancia. El 69% utiliza un celular para recibir las clases. En cambio, el 68% de los estudiantes de nivel socioeconómico alto se conecta a través de una computadora portátil.
Mientras, el 51% de los estudiantes de nivel socioeconómico bajo debe compartir el dispositivo con otro miembro de la familia.
Otro de los hallazgos del informe es que a los niños, niñas y adolescentes les cuesta aprender a distancia. De hecho, el 53% de los hogares indicó que la calidad del aprendizaje de sus hijos es promedio o por debajo del promedio.
El tiempo que los estudiantes de escuela privadas y públicas dedican a la educación varía. En las privadas, el 87% dedica tres o más horas; en la educación pública, solo el 52% tiene esa dedicación. “Cabe destacar que el 25% de los estudiantes de escuelas públicas no recibe clases todos los días, versus el 93% de estudiantes de escuelas privadas, que sí las reciben”, dice la encuesta.
Igualmente, se detalla que solo 3 de cada 10 estudiantes en escuelas públicas interactúa varias veces al día con sus docentes, mientras que 7 de cada 10 estudiantes lo hace en las escuelas privadas.
También se evidenció que en el 80% de los hogares, es la madre quien ayuda a los estudiantes con la educación en casa, y que en el 49% de estos hogares, la persona que apoya con la educación a distancia también tiene trabajo parcial o de tiempo completo. El 55% de los hogares expresó el deseo de volver a clases presenciales o semipresenciales.
Javier Córdoba, gerente de programas de Unicef, indicó que los “resultados de la encuesta dejan ver la necesidad del pronto retorno a las clases de forma presencial”.
Por ello, Unicef recomienda al Gobierno acelerar la reapertura segura de las escuelas en todas las zonas del país; mejorar “de forma decidida” el acceso a conectividad adecuada en todo el sistema educativo y fortalecer las capacidades de los docentes para poder brindar una educación adecuada a los estudiantes.
Con estos hallazgos está de acuerdo Fernando Ábrego, secretario de la Asociación de Profesores de la República de Panamá, quien dijo que en ese gremio sostienen que la educación presencial jamás podrá ser sustituida por la educación a distancia.
Para la encuesta, Unicef hizo entrevistas vía telefónica en 1,004 hogares en todo el país, con excepción de las comarcas. También entrevistó de manera presencial a 61 cuidadores y 61 niños/as en todo el país, incluyendo Darién y las comarcas.