El efecto Martinelli y el adiós al bipartidismo



El tradicional bipartidismo que reinaba en Panamá se rompió en las elecciones de mayo de 2009 con la llegada de una nueva fuerza: la que lideró el candidato presidencial de Cambio Democrático (CD), Ricardo Martinelli, quien junto al abanderado del Partido Panameñista, Juan Carlos Varela, integraron la alianza Por el Cambio, que los llevó a la Presidencia de la República como presidente y vicepresidente, respectivamente.

Antes de alcanzar la alianza, Martinelli disparaba su artillería contra Varela. Lo llamaba “el político de los huesos viejos”, estrategia para vincularlo a la política tradicional. Él se vendía como la cara nueva y renovada de la política. Con las encuestas en contra, Varela selló su pacto con Martinelli en enero de 2009 en Pesé, fortín político panameñista. Unificaron propuestas, promesas de campaña y la meta fue derrotar a Balbina Herrera, la candidata del Partido Revolucionario Democrático (PRD).

Martinelli, el empresario de los supermercados, ya había intentado llegar al Palacio de las Garzas en el torneo electoral de 2004, pero no tuvo éxito. Y 2009 fue su momento. Se mercadeó como el candidato que lo tenía todo y no necesitaba nada. Prometió combatir la corrupción con una frase sencilla y cercana a la gente: “entran limpios y salen millonarios”. Aprovechó la poca popularidad del gobierno del perredista Martín Torrijos para capitalizar votos.

La dupla Martinelli-Varela prometía prosperidad, sanear las arcas y más seguridad en las calles.

Vinculó a Herrera con la izquierda venezolana y cada tanto se encargaba de recordarle su pasado ligado a la dictadura militar, tarea que había empezado en las entrañas de su propio partido por cuenta de su copartidario Juan Carlos Navarro, cuando se batieron en las primarias perredistas, en las que Herrera lo derrotó.

Más adelante, la candidata escogió al político como su vicepresidente.

Un actor relevante de la campaña de 2009 fue David Murcia Guzmán, “el rey de la pirámides”, quien desde una cárcel en Colombia confesó haber donado $6 millones a políticos del PRD: Balbina Herrera y Roberto Velásquez, que aspiraba a la Alcaldía de Panamá. Ambos negaron haber recibido el dinero. Murcia había sido extraditado a Colombia, donde tenía cuentas pendientes por lavado de dinero y captación ilegal de dinero.

Otra fuerza que intentó llegar a la Presidencia en ese entonces fue la de Guillermo Endara, quien había gobernado el país entre 1989 y 1994. Con su partido Vanguardia Moral de la Patria, Endara se aferró a la buena imagen que tuvo su gobierno, pero no logró el apoyo suficiente.

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