NARCOTRÁFICO

El crimen organizado se camufla en la Policía

El crimen organizado se camufla en la Policía
John Dornheim es el tercer director de la Policía Nacional del gobierno de Laurentino Cortizo. Con 27 años en la institución, tiene una maestría en estudios criminológicos. Isaac Ortega


Neptuno y Oasis, dos de los operativos contra el crimen organizado más importantes del 2021, han dejado en evidencia la infiltración del narcotráfico en las esferas de la Policía Nacional.

En abril pasado un subteniente de la entidad fue detenido en medio de las redadas de la operación Neptuno que desmanteló a la pandilla Bagdad.

Mientras que un capitán de la Policía es uno de los procesados a causa de la reciente Operación Oasis, maniobra que desactivó una red dedicada al tráfico de droga proveniente de Colombia.

En los dos casos el rol de los agentes en los grupos criminales son similares: garantizar el paso expedito de las sustancias ilícitas por retenes de las propias autoridades, entre otras tareas. A ello se suman diversos casos de policías detenidos por transportar droga en vehículos con doble fondo.

Limpiar la casa es uno de los principales retos que tiene el nuevo jefe de la Policía Nacional, John Dornheim, quien tomó posesión el pasado viernes.

Limpiar la casa, un desafío del nuevo jefe de la Policía Nacional

John Dornheim llegó a la dirección de la Policía Nacional en momentos en que un capitán de la entidad fue detenido por colaborar con el narcotráfico, hecho que quedó en evidencia con la reciente Operación Oasis.

Por eso, de acuerdo a conocedores de la materia, entre los principales desafíos que tiene Dornheim como principal autoridad de la Policía, no solo figura la reducción del crimen y garantizar la seguridad ciudadana, dado que hasta abril pasado se habían cometido 183 homicidios, según estadísticas del Ministerio Público.

También debe limpiar la casa: purgar la entidad para evitar que el crimen siga penetrándola. El binomio policía-narcotráfico incluye un coctel compuesto por corrupción, sicariato, e impunidad, temas que pocas veces trascienden a la esfera pública.

“No vamos a permitir actos que empañen la imagen bien ganada de esta institución”, dijo el nuevo jefe de la PN el pasado viernes, día en que se legalizó la detención de 25 personas que fueron arrestadas por formar parte de una red dedicada al traslado de droga proveniente de Colombia, entre ellos el policía.

Este agente, de acuerdo con fuentes judiciales, habría usado su rango (capitán) para facilitar el paso de los vehículos con droga por los retenes instalados a raíz de la pandemia de la Covid-19. De acuerdo con la fiscal de drogas, Marta Barrios, una vez que la droga entra a suelo panameño desde Darién, es transportada por tierra hasta Chiriquí, para luego enviarla a Costa Rica y Centroamérica.

Oasis, maniobra que le tomó a las autoridades judiciales tres años y ocho meses de investigaciones, salió a la luz pública a solo dos meses de que se concretó la ruidosa operación Neptuno, que desmanteló a la pandilla Bagdad, donde también fue detenido un miembro de la Policía Nacional.

El rol que tenía este agente (subteniente) era multifacético: daba información, garantizaba la seguridad a los capos, y al igual que en Oasis, aseguraba el paso de las sustancias ilícitas por los retenes, sin mayores contratiempos.

Pero no solo en grandes operaciones antinarcóticos han caído policías. Periódicamente se reportan los casos de policías detenidos en acciones antidroga.

El MP y el Órgano Judicial, mientras tanto, sin mayores detalles, dan cuenta de audiencias y otras diligencias judiciales ligadas al tema. Por ejemplo, el pasado 10 de abril un Juzgado de Garantías decretó la detención de un cabo de la policía que fue capturado en un retén de la comunidad de Bayano, en el área este del país.

Llevaba 101 paquetes de droga en el carro en el que se movilizaba. Y solo el pasado 29 de mayo, el MP informó en Twitter que la Fiscalía de Drogas de Veraguas había detenido a dos personas con sustancias ilícitas. Luego se conoció que uno de los involucrados era un miembro de la policía. La Policía se limitó a decir que investigaba el caso.

Hasta la fecha se desconoce cuántos policías se han procesado por estar al servicio del narcotráfico. Es un tema tabú en la entidad y es consecuente con el tratamiento opaco que la entidad da a las investigaciones a sus miembros.

El último reporte de agentes procesados por droga es de 2016, cuando este medio informó que entre 2014 y 2016 se habían tramitado mil 996 investigaciones contra miembros de la entidad, y 12 de estos casos estaban relacionados con tráfico de drogas.

Dornheim tiene tres días en el puesto, por lo que no ha dicho mucho. En un comunicado del pasado sábado, la entidad informó que en una reunión del director con jefes de áreas y otras autoridades policiales, se habló de la “nueva estrategia” y que en el encuentro se aprovechó para hacer hincapié “en la labor policial preventiva, como herramienta contra la delincuencia y el narcotráfico”.


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