Es un problema de más de 25 años de evolución en Panamá. Así se refiere el movimiento Ciencia en Panamá al tema que subyace a la noticia de la niña de 8 años de edad, violada y embarazada por “alguien de su entorno familiar”, y que fue sometida la semana pasada a una cesárea por su avanzado grado de gestación.
La organización sin fines de lucro integrada por más de 250 científicos de diferentes áreas del conocimiento en el país, manifestó —a través de un comunicado— que en todo ese tiempo el país ha fallado en proteger a las niñas, en brindarles educación sexual, en dotar de herramientas para el manejo del estrés postraumático a las víctimas de violación, en la reintegración de las niñas vulneradas y en castigar a los violadores sexuales.
Además, considera que la maternidad forzada de las niñas genera daños psicológicos irreversibles, y que la violencia sexual a edades tempranas tiene muchas consecuencias en el bienestar psicosocial y en el desarrollo durante toda la vida de las niñas y sus hijos.
El movimiento Ciencia en Panamá recomienda a las autoridades garantizar un albergue seguro, servicios de salud mental y socioeconómicos para disminuir la carga de las niñas que son forzadas a ser madres, así como de sus hijas e hijos.
También considera que hacer un seguimiento oportuno será fundamental para asegurar el acceso a programas de servicio social y salud mental de las niñas y el bienestar biológico y social de sus hijos.

