El presidente de Estados Unidos (EU), Donald Trump, dijo durante la campaña que quiere una transición “tranquila” después de los comicios, pero fue ambiguo ya que puso una condición: “Siempre que la elección sea honesta”.
Desde hace meses, Trump –que este martes opta a un segundo mandato– siembra dudas sobre la legitimidad de las elecciones.
El mandatario republicano ha cuestionado la validez de los votos por correo, ha puesto en duda que vaya a aceptar los resultados si pierde frente al demócrata Joe Biden y ha sido vago respecto a cómo se articularía una transición.
En EU, además, la transición es considerada larga, con un período de dos meses y medio entre la elección y la toma de mando.
Después de una campaña marcada por una crispación nunca vista, en medio de una crisis sanitaria, no se sabe cómo se articularía un traspaso del mando entre Trump y Biden.
Durante la transición, el equipo que va a ocupar la Casa Blanca, que todavía no tiene las llaves, prepara un vínculo con el gobierno saliente.
Según Martin Anderson, autor de Revolution: The Reagan Legacy (Revolución, el legado de Reagan), este es un periodo de un “caos delicioso”.
El Centro para las Transiciones Presidenciales preparó una lista que sirve como guía para las agencias gubernamentales, que resume esta tarea titánica: llenar las vacantes en la Casa Blanca; preparar cerca de 4 mil nombramientos en puestos claves, de los cuales mil 200 requieren ser confirmados por el Senado; organizar la gestión de más de 100 agencias federales, y anticipar los primeros 100 días de mandato.
Biden articuló un equipo específico que, siguiendo la tradición, recauda fondos para funcionar en esta fase y que, según el portal Politico, espera recaudar 7 millones de dólares para conformar un equipo de 350 personas.
Es difícil adivinar cómo se comportará el 45º presidente de la historia de EU, en caso de una derrota.

La pregunta ha obligado a los expertos a analizar algunas de las declaraciones del presidente, ya sea para tomar en cuenta lo que dice o para interpretar sus palabras sabiendo que disfruta provocando.
Para el veterano experto de la Universidad de Virginia Larry Sabato, un factor importante será “el margen de la victoria de Biden”, si finalmente el demócrata gana. “Si Trump pierde por un margen amplio, muy a su pesar va a hacer el mínimo esfuerzo en el traspaso del mando”, proyectó, pero si los resultados son ajustados, todos los escenarios son posibles, incluyendo que haya violencia.
Si los últimos cuatro años son un precedente, algunos señalan que hay motivos para preocuparse.
Una coalición de 12 organizaciones no gubernamentales escribieron a los Archivos Nacionales para expresar sus temores. “Estamos alarmados y profundamente preocupados por el fracaso del gobierno de Trump a la hora de honrar sus responsabilidades para crear y preservar documentos”, indicaron.
Otra pregunta que surge de estas dudas es qué hará Trump en sus 77 últimos días en el poder, si pierde. La historia está llena de ejemplos de perdones presidenciales controvertidos durante este periodo singular.
La ley estipula que el presidente electo debe tener un acceso amplio a lo que necesite durante la transición, pero al final todo depende de la voluntad del gobierno saliente y, en especial, del presidente. En este punto, a veces las tensiones de la campaña no se difuminan como deberían.
Una anécdota que persiste en Washington, es que cuando Bill Clinton entregó el poder a George W. Bush entre finales de 2000 y principios de 2001, la letra “W” había sido dañada o incluso arrancada de varios ordenadores de la Casa Blanca.
En cambio, el traspaso del mando entre George W. Bush y Barack Obama, ocho años después, es citado como ejemplar, pese a las profundas diferencias entre ambos.

