En Mariúpol, una ciudad circundada por las tropas rusas, en el sureste de Ucrania, “la gente ha empezado a pelearse por la comida”, según un representante del Comité Internacional de la Cruz Roja.
“Todas las tiendas y las farmacias fueron saqueadas hace cuatro o cinco días. Algunas personas todavía tienen comida, pero no sé cuánto durará”, afirmó Sasha Volkov, desde Mariúpol, en una grabación de audio enviada a los medios.
“Muchos no tienen agua para beber... Mucha gente dice que tampoco tiene comida para los niños”, añadió.
Asediada durante varios días por las tropas rusas, los habitantes de esta ciudad se ven privados de electricidad, agua y gas. Los intentos de evacuar a cientos de miles de civiles han fracasado varias veces, mientras ambas partes se culpan mutuamente.
Tres personas, incluida una niña, murieron en el bombardeo ruso de un hospital pediátrico en Mariúpol el miércoles, anunció este jueves el Ayuntamiento.
Rusia ha afirmado que el edificio albergaba combatientes ultranacionalistas ucranianos.
“La gente empezó a pelear por comida. Otros destrozaron el coche de otra persona para conseguir gasolina”, apuntó Volkov.
Según este trabajador, ha surgido un mercado negro, donde es posible encontrar verduras pero no carne.
Además, explica que las personas no tienen adónde ir y, a menudo, permanecen confinadas.
Los representantes de la Cruz Roja presentes en Mariúpol pudieron visitar sus casas destruidas o dañadas para recuperar alimentos para unos días.
“Muchos de nosotros hemos empezado a enfermarnos debido al frío y la humedad”, señaló Volkov.
Unas 65 personas se esconden en el edificio donde se encuentra: “El refugio del sótano está reservado para los niños y sus madres, mientras que el resto de adultos y mayores de doce años duerme en la oficina”.
La toma de esta ciudad permitiría establecer una continuidad territorial entre las fuerzas rusas procedentes de Crimea anexionada por Moscú y las tropas separatistas y rusas del Donbass (este).
Mientras, dirigentes de la Unión Europea (UE) enfriaron la aspiración de Ucrania de una adhesión “sin demoras” al bloque, al iniciar una cumbre dominada por la ofensiva militar de Rusia.
“No hay una vía rápida para el acceso. Eso no existe”, dijo el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte.
De otro lado, la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, dijo que en dos semanas, la UE ha recibido más de 2 millones de refugiados, sólo comparable a la afluencia de solicitantes de asilo, en su mayoría sirios, entre 2015 y 2016, aunque apuntó que esta vez están mejor preparados.
La comisaria está especialmente preocupada por el destino de los niños que representan en la actualidad “la mitad” de los exiliados.
Es una situación inédita. Los Veintisiete acordaron la semana pasada otorgar un régimen de protección temporal a los ucranianos que les permita permanecer y trabajar al menos un año en la UE.


