Unas 100 familias de Paso Ancho, Bambito y Cerro Punta, en Tierras Altas, provincia de Chiriquí, aún esperan por una vivienda, tras quedar damnificadas en 2020, por los coletazos de los huracanes ETA e IOTA a su paso por Centroamérica.
Erika Gutiérrez, quien perdió su casa en Paso Ancho en noviembre de 2020, subrayó que todo este tiempo ha tenido que vivir arrendada. “A mí me tomaron los datos, pero aún no sabemos cuál será nuestro futuro”.
La directora regional del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial de Chiriquí, Doris Atencio, dijo que en el caso de Tierras Altas están por concluir la licitación y entregar la orden de proceder, para iniciar la edificación de 116 viviendas.
Un año después, en Tierras Altas tratan de sobreponerse al desastre
Enika Gutiérrez, residente de Tierras Altas, en la provincia de Chiriquí, acompañó el 4 de noviembre de 2020 a su nieta Enika Espino, quien tenía que recitar una poesía en su escuela en conmemoración del mes de la patria.
El acto cívico fue en horas de la mañana, por lo que Gutiérrez volvió a su hogar en Paso Ancho —orgullosa de la presentación de su nieta—, uno de los corregimientos de Tierras Altas, pasadas las 12:30 p.m. Recuerda que una de las primeras acciones que llevó a cabo una vez llegó a su vivienda fue guardar la pollera con la que Enika acudió al evento.
Dos horas después, el entusiasmo de la mujer se volvió angustia, cuando la quebrada La Bruja, que pasaba frente a su casa, se tornó chocolate y su corriente tomó una fuerza nunca vista por ella. “Yo tengo décadas de vivir aquí y nunca vi algo así”, narra Gutiérrez, quien detalló que su mamá, su hija y su hermano también perdieron su vivienda.
Un años después, y con la voz entrecortada, la mujer cuenta que la inundación se lo llevó todo y entre esas pertenencia iba la pollera de su nieta. Inicialmente, esta chiricana vivió con algunos familiares por dos días, pero ahora vive arrendada, a la espera de que el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot) concluya un proyecto habitacional de 116 casas, específicamente en el corregimiento de Paso Ancho.
El corazón agrícola
Augusto Jiménez, miembro de la Asociación de Productores de Tierras Altas, dice que aún hay nerviosismo en la comunidad, y este se exacerba en días que, como hoy, el Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) declaró un alerta amarilla por fuertes lluvias en el lugar.
Jiménez, también fue perjudicado en el desastre de 2020, pero a diferencia de Gutiérrez solo perdió sus electrodomésticos y algunos muebles. “Yo estuve a punto de morir intentando recuperar algunas cosas aquella vez, en 2020. Fueron 72 horas seguidas de lluvia en todo el distrito”, describe.
En palabras del productor chiricano están intentando recuperarse, pues aún faltan por rehabilitar 12 kilómetros de caminos de producción en la zona y construir las viviendas para aquellos que lo perdieron todo, durante el desastre natural.
Los distritos de Tierras Altas y Renacimiento proveen cerca del 80% de la producción agrícola del país.
Jiménez destacó que con ayuda de las instituciones de Gobierno se pudieron rehabilitar los más de 76 sistemas de riesgo que hay en el distrito, lo que permitió continuar con la producción agrícola.
“Pienso que hay algunos pendientes en el tema de vivienda y los caminos de producción, pero en cuanto a los sistemas de riego se avanzó bastante en Tierras Altas y eso también debemos decirlo”, remarcó el productor.
Acto protocolar
El alcalde de Tierras Altas, Javier Pittí, dijo que hoy celebrará una misa para recordar a todos los que fallecieron durante este desastre en el distrito. En todo el país murieron 20 personas producto de estas lluvias y 11 residían en esta región.
Pittí informó que en estos 12 meses han canalizado la ribera del río Chiriquí Viejo, donde ocurrió la mayor parte del desastre, aunque aún faltan algunas áreas donde es difícil el acceso. “El distrito sigue de luto, ya que aún no encontramos el cuerpo de una persona que desapareció en el desastre. Incluso, hace seis meses encontramos otro cuerpo”, acotó.
De acuerdo con el alcalde, el proyecto de vivienda para los damnificados se retrasó porque inicialmente se había identificado un terreno, pero por estar dentro de un área protegida no se pudo construir. Posteriormente, se ubicó otra finca, donde se edificarán las 116 casas.
A juicio de la máxima autoridad de Tierras Altas, la mayor lección que dejó el coletazo de ETA e IOTA es contar con sistema de alerta temprana, para advertir y salvar personas cuando ocurran desastres.
“Hoy estamos en alerta por las lluvias en el distrito. Me acuerdo que el año pasado nosotros sacamos a 500 personas de la zona porque actuamos de forma rápida. Precisamente, minutos después el río inundó el pueblo. Por eso es importante tener estos sistemas para evacuar a la población”, concluyó.
La directora regional del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial de Chiriquí, Doris Atencio, expresó que en el caso de Tierras Altas están por concluir la licitación y entregar la orden de proceder, para iniciar la edificación de 116 viviendas. “Esperamos arrancar pronto”, manifestó.
También dijo que en otros distritos de Chiriquí, afectados por las lluvias de 2020, ya entregaron viviendas. Por ejemplo, precisó que en Alanje entregaron 60 unidades y en Barú 68 viviendas. En Renacimiento se construyen 32 casas y en Gualaca, seis.