El alcalde capitalino, José Luis Fábrega, el ministro de Cultura, Carlos Aguilar, y el de Obras Públicas, Rafael Sabonge, lideraron el pasado jueves, 9 de septiembre, la inauguración de una obra que terminó con un espectáculo de pirotecnia, que tuvo un impacto directo en el conjunto monumental del Casco Antiguo, en abierto desafío al espíritu de las normas que buscan preservar este patrimonio mundial de la humanidad.
Se trata de las mejoras en el Terraplén, un proyecto de ciclovía y ampliación e iluminación de aceras iniciado hace cuatro años bajo la administración de José Isabel Blandón, en la Avenida Pablo Arosemena.
“El revitalizado terraplén es la nueva imagen turística del Centro Histórico”, dijo en su cuenta de Twitter el alcalde Fábrega al destacar que su gestión termina “obras inconclusas”.
La gobernación de Panamá, a cargo de Carla García, también señaló que la obra “eleva la calidad del paisaje urbano que da acceso al Casco Antiguo”.
Lo que no dijeron el alcalde ni el resto de los funcionarios que participaron en el acto es que el espectáculo de fuegos artificiales, organizado por el Municipio de Panamá, puede, según expertos consultados por este medio, tener un impacto nocivo en las históricas y ya debilitadas estructuras. Precisamente, ese es el atractivo turístico del Casco y cuyo valor histórico fue reconocido oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1997.
Hay precedentes. El 7 de noviembre de 2003, cuatro días después de la ruidosa celebración del aniversario de la separación de Panamá de Colombia, se desplomó el Arco Chato. Al respecto, el Comité Panameño del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos-Panamá) concluyó que las explosiones de petardos y otras actividades pirotécnicas, así como toda clase de ruidos y emisiones acústicas en el área, contribuyeron a la caída de la estructura construida por los dominicos en 1678.
Por este tipo de situaciones, explica el exdirector de Patrimonio Histórico, Carlos Fitzgerald, es que se expidió el Decreto Ejecutivo No. 51 de 22 de abril de 2004 que crea el Manual de Normas y Procedimientos para la Restauración Rehabilitación del Casco Antiguo, en el que se prohíbe la pirotecnia dentro del conjunto monumental. “Las vibraciones y la posibilidad de que se incendie una estructura histórica son altas” si se hacen espectáculos de pirotecnia masiva, explicó Fitzgerald.
Vecinos del área relataron que el estruendo de los fuegos artificiales del pasado jueves se escuchaba en todos los rincones del Casco. Sebastián Paniza, también exdirector de Patrimonio Histórico y residente del área, dice que en su casa en calle cuarta el ruido se escuchaba como si los fuegos artificiales provinieran del mismo Casco. “Ya sea dentro o cerca del Casco no se puede hacer este tipo de actividades, porque está demostrado que las vibraciones pueden derribar estructuras”, afirmó.
Fueron los propios vecinos los que alertaron al director de la Oficina del Casco Antiguo (OCA), Fernando Díaz Jaramillo, sobre la irregularidad.
Ayer este diario consultó a Díaz Jaramillo, pero remitió al equipo de Comunicaciones de la entidad para que diera una respuesta oficial, que al cierre de esta edición no había llegado. Pero algunos vecinos reportaron que Díaz Jaramillo les comunicó que si bien los fuegos artificiales fueron lanzados desde un sitio muy próximo al Casco —la cinta costera—, sí se le hizo saber al alcalde que estaban lo suficientemente cerca del conjunto monumental para considerarse una actividad nociva. Según esta versión, esta sería la misma posición del ministro Aguilar, al que le toca velar por la protección del patrimonio. Ello implicaría que no se impondrían sanciones y que solo serían recomendaciones a futuro.
Se buscó una versión del alcalde Fábrega y a los ministros Aguilar y Sabonge, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.
Si bien la organización de actos y celebraciones con pirotecnia masiva es particularmente sensible en el Casco Antiguo, esta práctica también se da en distintos puntos del país donde hay monumentos o edificios de valor histórico.
Fitzgerald dice que alcaldes y representantes de corregimientos en diferentes pueblos suelen organizar festejos muy cerca de estructuras históricas que se van deteriorando por las vibraciones.
(Con información de Aleida Samaniego)
