Un año después de que se aprobara en primer debate, la Asamblea Nacional desempolvó el proyecto de ley 153 que regula el uso medicinal y terapéutico del cannabis.
Pero, en vez de avanzar, dos hechos trasladaron a la propuesta legislativa cerca del principio. El pasado lunes, mientras se discutía en segundo debate, varios diputados presentaron una lluvia de propuestas, que a juicio de los conocedores del tema, fomentan el monopolio y limitarían el acceso al producto.
Mientras que al día siguiente, el martes 16 de marzo, los diputados Crispiano Adames, Abel Becker, Melchor Herrera, Mariano López, Juan Esquivel y Leandro Ávila, propusieron que se suspendiera la discusión . ¿Por qué? argumentaron que la propuesta iría a una “mesa técnica” con todos los sectores involucrados. Adelantaron que el próximo martes tendrán la primera reunión. Es decir, después de largos debates en los que participaron pacientes, médicos, abogados, y políticos, y de recopilar aportes, tanto científicos como de la experiencia, el proyecto de ley 153 da un paso atrás. Ahora deberán analizar 62 modificaciones. En palabras de Carlos Ossa, paciente de esclerosis múltiple, y representante de la Fundación Buscando Alternativas, es casi como hacer “una ley nueva”.
Por ahora la mirada está puesta en tres de las modificaciones más ruidosas. El proyecto contemplaba cuatro tipos de licencia: cultivo, producción de medicamento, comercialización, e investigación. Con los cambios presentados, solo quedarían dos: la de investigación, y otra que abarca a las demás ( cultivo, producción de medicamento, y comercialización). Esto, según Ossa, “es un gran problema”, pues afirma que quien cultiva no necesariamente tiene que saber procesar, o el que procesa no necesariamente sabe de cultivo.
Otro de los cambios que quieren imponer los diputados limita el número de licencias (de producción). El Ministerio de Salud, hasta el 2032, solo podría otorgar tres. Y cada uno de estos permisos es por 25 años.
También hay cambios en el costo de las licencias. En el proyecto aprobado, el valor llegaba a $10 mil. Con las modificaciones presentadas costarían $150 mil. “Los únicos que están dispuestos a poner $150 mil son personas que ya saben que les van a dar esa licencia. Este es un tema de salud y ciencia, y la ciencia está en constante evolución todos los días. Nosotros no podemos saber qué cantidad de pacientes vamos a necesitar el producto de aquí a cinco años. Imagínate que la demanda crezca tanto, y vamos a depender de lo que puedan producir solamente estas tres empresas, eso no es justo”, asegura Ossa quien ha esta estado involucrado en la redacción del proyecto en representación de los pacientes desde el día uno.
Y mientras en la Asamblea se ponen de acuerdo, según narra Carlos Ossa, miles de pacientes que dependen del canabbis medicinal para tratar sus males siguen a la deriva, y obligados a interactuar con el mercado ilegal.