En el Hospital Santo Tomás (HST) existe un grupo de funcionarios que está demostrando que las personas con discapacidad, si se lo permiten, pueden desenvolverse en un ambiente de trabajo.
Se trata de César Murillo, Blasina Camarena, Jessica Visusetti, María Cedeño y Ruth Guerra. Algunos de ellos tienen discapacidad motora y otros, visual; todos laboran en la Central de Esterilización, el departamento que se encarga de los procesos de asepsia que debe tener el hospital.
De hecho, la jefa de este departamento, Ruth Guerra, una enfermera con discapacidad motora, expresó que el trabajo que ellos realizan es tan importante como el de cualquier parte del hospital, porque es tan grave administrar mal una medicina como introducir en un paciente un instrumento que no está esterilizado.
En el turno diurno de este departamento laboran unas 25 personas.
La obligación de que las personas con discapacidad tengan acceso a empleos está plasmadas en la Ley N° 15 del 31 de mayo de 2016, que reformó la Ley 42 de 1999, sobre Equiparación de Oportunidades, la cual no se cumple.
De hecho, por esta razón, el pasado 3 de diciembre, el presidente, Laurentino Cortizo, se comprometió a cumplir con el nombramiento del 2% de las personas con discapacidad en las entidades estatales, un aspecto que contempla la ley.