En medio de la pandemia de Covid-19, el consorcio IBT Medical Outsourcing Services, S.A., exige a la Caja de Seguro Social (CSS), el pago de $20 millones por el servicio de hemodiálisis que brinda desde 2011.
A través de una nota con fecha del pasado 29 de abril y dirigida al director de la entidad, Enrique Lau Cortés, IBT planteó que a partir de ayer no podría garantizar el servicio de hemodiálisis bajo todos los requerimientos establecidos en el contrato.
Además, solicitó que la adenda No. 6, que venció el pasado 30 de abril y que nunca fue firmada por la CSS ni refrendada por la Contraloría, fuera rubricada.
Este medio conoció que la adenda No.6 del contrato fue firmada justo el día en que vencía. Además, la CSS comunicó ese mismo día la decisión de emitir la adenda No.7.
Lau Cortés confirmó a este medio que firmó la adenda, que tienen dinero para pagar y que licitarán los servicios de hemodialisis, y que mientras se efectúe el proceso se emitió la adenda No.7.
Terapia de hemodiálisis de la CSS, en aprietos en medio de pandemia
En medio de la crisis sanitaria, la Caja de Seguro Social (CSS) tiene que enfrentar una deuda de $20 millones que mantiene con el consorcio IBT Medical Outsourcing Services, S.A. -integrado por las empresas International Business and Trade LLC (IBT); Constructor, Consulting and Engineering (Panamá), S.A., y Promoción Médica, S.A. (Promed)- el cual se encarga de las salas de hemodiálisis en el país.
La situación fue planteada en una carta con fecha del 29 de abril, que el consorcio envió al director de la CSS, Enrique Lau Cortés, en la que advertía que a partir de ayer “no podrán garantizar el servicio de hemodiálisis bajo todos los requerimientos estipulados en el contrato” firmado con la entidad en el año 2011.
En la nota, de cuatro páginas, que lleva la firma de Jacob Esayag, representante del consorcio, se dice: “No nos hacemos responsables de cualquier afectación que se pueda dar en el servicio brindado debido a la falta de pago y contrato”.
La misiva añade que, a pesar de las múltiples alertas y llamados de urgencia, no han logrado que la CSS cumpla con el pago de $20 millones adeudados en concepto de 200 mil sesiones de diálisis.
Del monto total, $15 millones corresponden a deuda que data de 6 meses hasta 16 meses de haberse prestado el servicio a los pacientes. Además, a la fecha la CSS sigue sin formalizar el reconocimiento y pago de trabajos adicionales a los contemplados en el contrato, por la suma de $4.7 millones, monto que reconoció hace varios años
El consorcio planteó en la misiva que el contrato está vencido desde hace 6 meses (31 de octubre de 2019), y que la adenda 6 del contrato (30 de abril de 2020) aún no ha sido debidamente refrendada por la Contraloría General de la República.
Historial de adendas
El 23 de agosto de 2011, la CSS adjudicó el contrato de 52 meses prorrogables, por la suma de $123.4 millones al consorcio, luego de un acto público por mayor cuantía. Este consorcio fue el único que participó en el acto público, y lleva 8 años con el contrato mediante adendas.
La primera y segunda adenda no implicaron cambios en la vigencia de tiempo ni en el monto de la contratación; guardaban relación con la construcción y adecuación de las instalaciones, según la Gacteta Oficial.
Sin embargo, la adenda No.3 extendió la duración del contrato a 57 meses, es decir, hasta el 31 de diciembre de 2016. En esta adenda no se precisó monto.
En 2017, la CSS tramitó junto con el consorcio la adenda No. 4 por tres meses (enero, febrero y marzo de 2017). Tras vencerse ese período se tramitó la adenda No. 5, que representó un aumento en el costo, de $59 millones, y de tiempo, de 31 meses. Es decir, desde el 1 de abril 2017 hasta el 31 de octubre 2019. Luego se negoció la adenda No. 6.
Las adendas para extender la vigencia al contrato con IBT se han efectuado porque una licitación convocada en diciembre de 2016, con un precio de referencia de $123.8 millones, no avanzó, debido a un reclamo y solicitud de impugnación que llegó al Tribunal Administrativo de Contrataciones Públicas. El tribunal se declaró no competente para conocer del recurso de impugnación. La CSS no ha vuelto a convocar dicha licitación.
El presidente de la Asociación de Pacientes y Familiares con Insuficiencia Renal Crítica, Alexander Pineda, dijo que la CSS debe asumir el servicio.
Manifestó que la CSS, brindando el servicio, puede ampliar las salas de hemodiálisis y construir nuevas. También recomendó buscar empresas que vendan insumos a mejores precios.
CSS responde
Con respecto al tema, el director de la CSS, Enrique Lau Cortés, explicó que elaboraron la adenda No. 6 para poder preparar la licitación del servicio de hemodiálisis a los pacientes con insuficiencia renal, y que dicha adenda está firmada y cuenta con el dinero para honrar los pagos.
No obstante, con la llegada de la pandemia de Covid-19 tuvieron que preparar la adenda No. 7 para dar un periodo de seis meses para realizar la nueva licitación. Esta tendrá una cláusula que dice que si terminan la licitación publicada antes de los seis meses, se termina ese contrato y comienza otro con la empresa o el consorcio que se gane la licitación.
“Nosotros no queremos estar haciendo adendas, tampoco queremos estar prolongando contratos. Queremos que todo se haga de forma transparente en los actos públicos”, concluyó Lau Cortés.
Este medio pudo conocer que la adenda No.6 del contrato fue firmada el pasado 30 de abril, justo la fecha en que vencía, y que la CSS comunicó ese mismo día la decisión de emitir la adenda No.7.
Una fuente del consorcio informó que están conscientes de la enorme responsabilidad de llevar un contrato tan delicado como este, pero no saben durante cuánto tiempo más podrán continuar sosteniendo esta situación. Destacó que el nivel de atraso actual en los pagos, nunca antes lo habían visto.
Tratamiento de vida
Ante esta situación de deuda que afronta la CSS en medio de la pandemia, los más perjudicados son los 2,090 pacientes del programa de hemodiálisis.
El nefrólogo de la CSS, Arturo Wong Reyes, advirtió que las hemodiálisis son impostergables y no se pueden detener, porque se pone en riego la vida del paciente. “Son tratamientos de vida”.
Los programas de hemodiálisis no deben detenerse por ninguna razón, porque su ausencia puede llevar a un paciente a la muerte, consideró el nefrólogo.
Añadió que hay pacientes que reciben tres sesiones de hemodiálisis por semana, de cuatro horas cada una, y otros las necesitan todos los días.