Detener gran parte de la actividad económica debido al confinamiento social y la cuarentena inquieta a grupos empresariales, que observan un freno en seco de sus sectores y advierten sobre las consecuencias de ello en la generación de empleo.
Ayer, el Sindicato de Industriales de Panamá (SIP) emitió un comunicado, en el que advirtió que tras más de un mes de la paralización se debe iniciar de inmediato, con los debidos protocolos, la “apertura progresiva de las distintas actividades económicas”.
El gremio habló de comenzar a reactivar poco a poco, con estrictas medidas sanitarias y de seguridad, algunos sectores estratégicos de la economía.
En este tema, el Gobierno ha dicho que cuenta con un borrador para la reactivación de la economía, que involucra un plan de reapertura de sectores específicos.
José Alejandro Rojas, ministro consejero, dijo en el programa Debate Abierto que dicha reapertura se hará bajo protocolos de bioseguridad, tomando decisiones según industria, por región, y por probabilidad de contagio con base en la actividad económica.
El SIP alega que otros países están abriendo sectores estratégicos ante el desplome de sus economías. “Su apuesta es por recuperar en el menor tiempo todo lo perdido durante la cuarentena. En el sector industrial tenemos muy claro la importancia de esta decisión, no solo en términos económicos, sino también de tipo sanitario, puesto que un retroceso sería fatal para la salud de la población”.
Sin embargo, el gremio alertó que de prolongarse la cuarentena se destruirían miles de empleos y obligaría al cierre permanente de cientos de empresas.
“Solicitamos al Gobierno Nacional implementar lo más pronto posible el protocolo sanitario y de bioseguridad, para que de manera consensuada entre los diferentes sectores se permita la apertura progresiva de la economía, a la vez que cuidamos de la salud de nuestra población”, recalcaron los industriales.
El dilema de los Estados es que el Covid-19 es altamente contagioso. Un enfermo puede contagiar a un promedio de dos a tres personas, por lo que el confinamiento social ha sido clave en la lucha para controlar la pandemia.
En Panamá, el Gobierno declaró el estado de emergencia el 13 de marzo pasado y el toque de queda desde el 24 de marzo. Las clases presenciales están suspendidas, los aeropuertos cerrados y la mayoría de comercios e industrias han cesado sus operaciones.