El gobierno ruso ordenó ampliar la ofensiva contra Ucrania tras el fracaso de una tentativa de tomar Kiev, la capital, donde rige un toque de queda total hasta mañana lunes.
En el tercer día de la invasión ordenada el pasado jueves por el presidente Vladimir Putin, los habitantes de Kiev viven al ritmo de las sirenas y corren a los sótanos para ponerse al abrigo de las explosiones.
El ejército ucraniano anunció que seguía luchando contra “grupos de saboteadores” rusos en la ciudad.
El Ministerio de Defensa ruso informó que Rusia disparó misiles de crucero contra “objetivos militares” y ordenó “ampliar la ofensiva en todas las direcciones”, alegando que Ucrania “rechazó” entablar negociaciones.
El ejército tomó además “el control total de la ciudad de Melitópol”, en el sur de Ucrania, cerca de Crimea, la península anexada por Moscú en 2014, agregó el portavoz, Igor Konashenkov.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, juró que su país no se rendiría ante el Kremlin y aseguró que había “desbaratado” el plan de Rusia de derrocarlo.
Un total de 198 civiles ucranianos murieron y 1,115 resultaron heridos desde que Rusia lanzó su ataque, indicó el ministro de Salud de Ucrania, Viktor Liashko.
Cerca de 116 mil ucranianos abandonaron ya el país, según la ONU. Se estima además que decenas de miles son desplazados internos y muchos se han refugiado en las áreas del oeste.
La OTAN informó del despliegue en el este de Europa de su Fuerza de Respuesta Rápida, compuesta por 40 mil soldados; una medida inédita, aunque reiteró que no enviaría tropas.
En las primeras horas de ayer, periodistas de la AFP en el centro de Kiev escucharon explosiones que, según soldados ucranianos, eran fuego de artillería y misiles Grad disparados desde el noroeste de la capital.
Los servicios de emergencia afirmaron que una residencia había sido alcanzada por los bombardeos por la noche y mostraron una foto de un agujero que cubría cinco pisos de un edificio.
Como Francia la víspera, Italia prometió su pleno apoyo a las sanciones contra Rusia, incluyendo la posibilidad de excluirla de la mensajería de transacciones financieras internacionales Swift. Alemania, que hasta ahora se mostraba reticente, se dijo dispuesta a aceptar una limitación “focalizada y funcional” del acceso de Rusia al Swift.