Joseph Joe Robinette Biden Jr. es desde ayer el presidente número 46 de Estados Unidos (EU). Asumió el puesto en una sobria ceremonia frente a las puertas del Capitolio que estaba vez estaba desprovisto de las multitudes propias de estos actos.
El ritual de la investidura en el país más poderoso del mundo, se desarrolló en un día frío y ventoso. Lady Gaga entonó el himno nacional, y Jennifer López interpretó la mezcla de dos canciones simbólicas: This Land is Your Land, (Esta tierra es su tierra) y America The Beautiful (América la bella). Garth Brooks, cantante de música country cantó Amazing Grace.
El nuevo presidente de EU -el segundo católico en la historia de ese país- juró defender la Constitución mientras posaba su mano en una Biblia que ha pertenecido a su familia por más de 100 años. “La democracia ha ganado”, fue una de las frases que marcaron su discurso, y que le imprimió una carga simbólica a su retórica, precisamente dos semanas después de que su antecesor Donald Trump animara a sus seguidores a interrumpir en el Capitolio para frenar el conteo de votos.

“Hoy celebramos el triunfo no de un candidato, sino de una causa, la causa de la democracia. Se ha escuchado la voluntad del pueblo. Aquí estamos apenas unos días después de que una turba desenfrenada pensara que podía (...) expulsarnos de este terreno sagrado”, manifestó Biden. Durante su discurso de 21 minutos, el líder demócrata también urgió a la “unidad” nacional para superar las múltiples crisis que enfrenta el país, profundamente polarizado en lo político y azotado por la pandemia de la Covid-19 que deja ya más de 400 mil muertos y una economía en recesión.
En una advertencia sobre la llegada de “la fase más dura y mortífera” de la Covid-19, llamó a los estadounidenses a dejar de lado sus diferencias para enfrentar este “invierno oscuro”.
“Saldremos juntos”, aseguró, antes de guardar un minuto de silencio en homenaje a las “madres, padres, maridos, esposas, hijos, hijas, amigos, vecinos y compañeros” muertos por el virus.
El momento de Kamala
Minutos antes, Kamala Harris, vestida de color morado, el color del feminismo, rompió ayer varios techos de cristal: se juramentó como la la primera mujer y primera persona negra y con raíces en el sur de Asia en convertirse en vicepresidenta de EU.
La ceremonia se realizó bajo fuertes medidas de seguridad ante amenazas de nuevos actos violentos.
La enorme explanada del National Mall, que va desde el monumento a Lincoln hasta el Capitolio y donde tradicionalmente los estadounidenses se congregan para saludar al nuevo presidente, estaba cerrada al público, como medida para evitar los contagios por el nuevo coronavirus.
En cambio, unas 200 mil banderas fueron colocadas en representación de los ciudadanos que no pudieron estar presentes. Por lo menos 25 mil miembros de la guardia nacional fueron desplegados en la zona.
Solo se entregaron mil invitaciones para la ceremonia. Entre los invitados estaban Barack Obama y Michelle Obama; George W. Bush y Laura Bush, y Bill y Hillary Clinton.
La poeta afroestadounidense de 22 años, Amanda Gorman declamó The Hill We Climb (La colina que escalamos), otro simbolismo, pues hacía referencia a el comienzo de una “era de redención”, y a la luz.
Después de la ceremonia Biden saludó a las tropas para luego poner una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido, en el cementerio nacional de Arlington. En caravana se dirigió a la Casa Blanca. Se bajó de la limosina metros antes, con su esposa Jill para entrar a su nueva residencia pie. “Es como volver a casa”, le dijo a un periodista que le preguntó cómo se sentía.
