Cuando Ricardo Martinelli se convirtió en el mayor accionista de Editora Panamá América, S.A. (Epasa), luego de su venta en 2010, debió poner recursos económicos de sus empresas.
Así, para completar el dinero que hacía falta para comprar tanto los activos como los pasivos de Epasa, tuvo que aportar unos $12.5 millones. Ese dinero se usó para pagar una deuda de Epasa con el Banco General.
Pero ese dinero que aportó Martinelli lo recuperó siete meses después, cuando Epasa, a través de una empresa creada para tal fin, tuvo que contratar un préstamo de $10 millones con Global Bank, a fin de pagarle su “inversión”.
De todos los que pusieron dinero para sufragar la compra de la empresa editorial, él habría sido el único en recuperar el dinero que puso.
El expresidente de Epasa, Ricardo Chanis, dio detalles en febrero pasado al Ministerio Público sobre aspectos relevantes que rodearon la operación de compra-venta de la casa editorial, entre ellos, el préstamo de Epasa para pagarle a Martinelli.
La compra de Epasa, un caso emblemático aún sin resolver
El caso New Business fue una investigación que inició el Ministerio Público (MP) en febrero de 2017, tras la denuncia de un diputado que pidió que se investigara la compra de Editora Panamá América, S.A. (Epasa), “porque hay información de que fue con sobornos y coimas a empresas que eran las que se ganaban los proyectos de este país”.
El Ministerio Público acogió la denuncia, y tras una investigación, obtuvo información bancaria que describía el uso de una cuenta bancaria offshore “para recibir y agrupar dinero cuya procedencia estaba relacionada con actividades vinculadas a delitos contra la administración pública”. Además, informó que para “disimular el presunto origen ilícito del dinero”, fueron adquiridas empresas, “entre ellas, medios de comunicación”.
Según el MP, en esta operación se identificó dinero del Estado que se ingresaba, “al sistema financiero para luego distribuirlo entre otras personas naturales y jurídicas que finalmente se agruparon para integrar el dinero de la compra de esas empresas”. La maniobra para transferir el dinero se realizó en tan solo dos días, “utilizando siete bancos locales y 5 extranjeros, de jurisdicción estadounidense, suiza y china...”, reveló el MP.
En esta operación habrían intervenido 18 personas jurídicas, entre ellas, contratistas del Estado de aquel entonces (2010), y cuatro personas naturales que –entre todos– hicieron unas 30 transacciones bancarias a una cuenta “canasta” de la sociedad offshore New Business, las cuales se usaron para comprar Epasa, concluye la Fiscalía Primera Contra la Delincuencia Organizada.
En total, se depositaron en esa cuenta unos $44 millones, de los $46.6 millones que se desembolsaron por la casa editorial, incluyendo el pago de una deuda que mantenía Epasa con el Banco General, de $12.5 millones, pagada –según declaró al MP en febrero pasado el expresidente de Epasa y abogado Ricardo Chanis– por empresas de Ricardo Martinelli Berrocal, en calidad de “préstamo de accionista”.
Chanis reveló que, tras comprar la casa editorial, los nuevos dueños traspasaron las acciones de Epasa a la sociedad TPAHC, Inc., que tiene tres accionistas: Corporación de Inversiones Multimedios, S.A. (cuyo beneficiario final –según Chanis- es Ricardo Martinelli Berrocal)–, dueña de 600 de las 1,000 acciones de TPAHC. Las restantes 400 acciones se repartieron a partes iguales entre Ibiza Overseas Corp. y Meadows Investment, S.A., cuyo beneficiario final en ambos casos –según Chanis– era Henri Mizrachi Kohen, miembro actual de la junta directiva del Canal de Panamá.
Para pagar el aporte que hizo Martinelli para cancelar la deuda de $12.5 millones de Epasa al Banco General, Chanis dijo que hubo que contratar un préstamo de $10 millones con Global.
Narró a los fiscales que recibió instrucciones de Global Bank para constituir una empresa inmobiliaria (TPA, S.A.) a fin de recibir el préstamo. Una de las razones de esa petición, dijo Chanis, citando a un empleado del banco, es que “los señores Martinelli y [Alberto] Eskenazi no podían aparecer en este préstamo… el primero, por ser accionista del banco Global Bank, y el segundo, [por] ser director y accionista del Banco Global Bank”. Entre ambos, controlaban cerca de un cuarto de las acciones del banco, indicó Chanis.
Su presencia en la directiva del banco, subrayó Chanis, “les obligaría [al banco] a realizar reservas indeseadas con cuestionamientos de la Superintendencia de Bancos”.
Ese año –2011– también formaban parte de la directiva de Global Bank Ricardo Martinelli Linares, como director principal, mientras que su hermano Luis Enrique Martinelli Linares era su suplente. Ellos habían remplazado a sus padres –Ricardo Martinelli Berrocal (principal) y Marta Linares de Martinelli (suplente)– tras su renuncia a la directiva el 23 de marzo de 2009. Los hermanos Martinelli permanecieron hasta abril de 2013.
Global se refiere al tema
La Prensa habló ayer con el gerente general de Global Bank, Jorge Vallarino, quien indicó que –contrario a lo afirmado por Chanis en su indagatoria– la regulación bancaria “no prohíbe préstamos a partes relacionadas con el banco, y no nos exige hacer reservas especiales para préstamos a partes relacionadas. Nosotros tenemos préstamos a partes relacionadas… y tenemos préstamos a empresas de accionistas nuestros”.
Vallarino explicó que el banco nunca quiso esconder el préstamo. “Y no hay tal cosa como una reserva o un problema con la Superintendencia [de Bancos] para hacer un préstamo a una parte relacionada”, sostuvo.
Sobre la estructura que pidió el banco para hacer el préstamo, Vallarino afirmó que es una práctica muy usual. “Cuando damos un préstamo, siempre se trata de que el préstamo tenga colateral, tenga garantía”. De manera que el banco busca la manera de que los clientes tengan una estructura que garantice al banco la recuperación del préstamo, explicó.
En este caso –indicó– se le pidió al cliente que creara una estructura en la que “el préstamo tuviera una garantía real y tangible”. Sin ello, el préstamo habría quedado descubierto, sostuvo.
Adjuntos
Comunicado Global Bank.pdfEn la tramitación del préstamo, Global Bank solicita una declaración jurada en la que conste quiénes son los beneficiarios finales de Inmobiliaria TPA. Esa declaración jurada fue incorporporada al expediente y mostrada a Chanis por la fiscalía. En ella aparece Chanis como dueño del 50% de las acciones de TPA y Mizrachi del restante 50%.
Chanis negó ser accionista de esa empresa; y que no tomó parte en la redacción de esa declaración jurada. No obstante, esta sociedad fue creada por su bufete y la certificación de beneficiario final está firmada por el presidente y secretario de la sociedad, como es la práctica usual. Y, en este caso, ambos eran, por entonces, empleados del bufete de Chanis.
Vallarino también aclaró que –aunque podía prestar a empresas relacionadas con el banco– en el caso de Inmobiliaria TPA, Eskenazi no formó parte de esa directiva, contrario a Mizrachi y Chanis. De ahí que el banco identificó el préstamo a personas no relacionadas con el banco.