Después de 11 meses de pandemia en Panamá y al menos 309 mil personas recuperadas, aún hay mucho terreno desconocido en cuanto al virus SARS-CoV-2 y la Covid-19. Algo que es un hecho es que las personas que lo padecieron y sobrevivieron tienen secuelas que afectan su calidad de vida y aún no está del todo claro cuánto durarán.
Lissett es una mujer activa, en sus 40 años y sin enfermedades previas. Padeció la Covid-19 y todavía no ha vuelto a ser la de antes. Se infectó dos veces: en julio y diciembre de 2020.
Tras recuperarse la primera vez notó que no podía dormir bien, sentía que le faltaba el aire y actividades que generalmente hacía sin ningún problema le costaban. Pasada la segunda convalecencia, que fue un poco más larga, siente punzadas en el pecho y, eventualmente, le falta el aire, tiene el olfato y el gusto afectado y se cansa más rápidamente al hacer ejercicio. Ella acostumbraba hacer una hora diaria de actividad física fuerte seis veces a la semana y ahora, a los 15 o 20 minutos “estoy agotada, me empieza a apretar [le falta el aire] el pecho”.
Algunos hallazgos
Gladys Rumbo, médico fisiatra y directora del Instituto Nacional de Medicina Física y Rehabilitación (Inmfre), explica que los rehabilitadores hablan de secuelas cuando es algo permanente, que dura más de un año. “Yo les diría complicaciones tardías de la infección que van a alterar la función de la persona”, apuntó.
Rumbo aclara que sin haber hecho un estudio y recordando que el Inmfre no es un centro de trazabilidad y seguimiento, han podido observar que en 71 de sus funcionarios que a la fecha tuvieron Covid-19, se presenta una serie de padecimientos, más allá de la parte respiratoria, problemas de coagulación y debilidad, que siempre se mencionan.

En los que tuvieron Covid-19 leve, detalla, disautonomía, que es una alteración en la regulación de la sensación térmica, es decir, que la persona siente mucho frío o mucho calor, así como sudoración profusa, calambres, dolores en las piernas y falta de fuerza.
En cuanto a los pacientes que padecieron la versión severa de esta enfermedad están viendo que algunos quedan con parálisis, ya sea por lesión muscular (miopatía del paciente crítico) o lesión en los nervios (neuropatía del paciente crítico), algo que no siempre se recupera de una vez.
“Otra cosa que hemos visto bastante es que quedan con taquicardia, con arritmia cardíaca, tengo funcionarios que han quedado medicados, en cuarto de urgencia, que no sufrían de nada, cardíacos jóvenes”, indicó. También detectaron hipertensión pulmonar –falta de un adecuado flujo de sangre hacia los pulmones, necesario para llevar el oxígeno a los órganos del cuerpo—; sordera en diferentes grados y falta de olfato, que mejoran, pero quedan.
El Inmfre fue uno de los primeros centros habilitados para atender pacientes Covid-19, razón por la cual vio afectadas sus atenciones regulares en el marco de la pandemia. Allí ha funcionado una sala de hospitalización para pacientes leve/moderados con 40 camas y una unidad de cuidados respiratorios especiales con capacidad para ocho pacientes.
Además, el síndrome de fatiga crónica, con el cual la gente puede trabajar o hacer sus labores en casa, pero no a la capacidad que lo hacía antes; así como dolores de espalda, cefaleas, insomnio, estrés postraumático. Y la lista de síntomas sigue con: temblores, falta de concentración, problemas de atención, mareos y depresión.
Lo que refiere la doctora Rumbo no está alejado de lo que sucede a los sobrevivientes de Covid-19 en otras partes del mundo. Un reporte de noviembre de 2020 de los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, señala que algunos pacientes pueden tener síntomas que duran semanas o incluso meses después de la recuperación de una enfermedad aguda y que incluso los que no fueron hospitalizados pueden experimentar síntomas persistentes o tardíos, como dificultad para pensar y concentrarse (a veces denominada niebla mental), depresión, dolor muscular, dolor de cabeza, fiebre intermitente y palpitaciones.
Y entre los más graves y menos comunes, pero que se han observado: inflamación del músculo cardíaco, anomalías en la función pulmonar, lesión renal aguda, erupción cutánea, caída del cabello, problemas de olfato y gusto y de sueño, ansiedad y cambios de humor.
Una publicación de la OMS, de septiembre de 2020, destaca que entre las cosas que en ese momento sabían de las personas que sienten que no se recuperan totalmente están: que la Covid-19 a veces puede resultar en una enfermedad prolongada, incluso en adultos jóvenes y niños sin condiciones médicas crónicas subyacentes, y que hay muchos informes de personas que no recuperan su salud anterior.
De marzo de 2020 a la fecha, el Inmfre atendió a 451 personas en sus salas Covid-19. El pasado 1 de febrero reabrió sus atenciones presenciales luego de que en las últimas dos semanas del año pasado el aumento vertiginoso de los contagios los obligó a cerrar.
“El siguiente paso es tener todos nuestros esfuerzos para la parte de rehabilitación”, dijo la directora del Inmfre.
Atención por “libre demanda”
Consultado el Ministerio de Salud (Minsa) sobre el seguimiento que se está haciendo a los pacientes recuperados, Yelkis Gill, directora nacional de Provisión de Servicios, mencionó que tanto el Inmfre como el Hospital Nicolás Solano y el Hospital Santo Tomás han venido manejando a los pacientes que tuvieron en sus salas y que han requerido atención postcovid, y que pronto comenzará un programa similar el Hospital San Miguel Arcángel.
No obstante, Gill manifestó que casi todos los centros de salud están captando personas que llegan con síndrome postcovid. “Por ahora se está dando como libre demanda y dependiendo de la situación o de la clínica del paciente, y los hallazgos que se encuentran son referidos a la especialidad”, afirmó.
En cuanto a si se está llevando un registro sobre el tipo de secuelas que se están presentando, dijo que ya se les solicitó a cada una de las regiones el levantamiento del registro de la atención postcovid para tener una base de datos y hacer seguimiento a través del sistema de teleconsulta.
El pasado martes, el Minsa informó de la inauguración de la primera Clínica Post-COVID-19 de atención multidisciplinaria en Chiriquí, la cual opera en el centro de salud del corregimiento de Santa Marta, en el distrito de Bugaba. No se informó si existen más centros como este.
#Chiriquí | Se inauguró la primera Clínica Post-COVID-19 de atención multidisciplinaria en la región, la cual abrió en el Centro de Salud del corregimiento de Santa Marta, distrito de Bugaba, con el fin de dar seguimiento a las secuelas que padecen los pacientes. pic.twitter.com/bI6dNLxdFw
— Ministerio de Salud de Panamá (@MINSAPma) February 10, 2021
En busca de servicios
A Janeth le falta un par de años para cumplir los 40, no tenía enfermedades crónicas antes de contagiarse de Covid-19 y hacía ejercicio. Dio positiva a fines de noviembre de 2020 y le dio de forma leve: Tos, pérdida de olfato y gusto, diarrea y un día en el que sintió que la respiración le faltó, pero no requirió hospitalización. Al igual que Lissett, no termina de recuperarse.
Como sentía que no estaba bien, fue al médico y le ordenaron unos exámenes, entre ellos, una placa de los pulmones que reveló un proceso inflamatorio ligado a una bronquitis, aunque, afirma, ella nunca sintió más que “una tos seca en las madrugadas” y no tuvo fiebre. Además, caminar y hasta conversar le produce cansancio, se agita; le dan dolores en la espalda, especialmente por la noche, y sufre de insomnio. “El cansancio, la agitación, en eso no siento mejora, va de poquito a poco, y si no tomo la pastilla [para dormir] me la paso despierta las 24 horas”, narró.
Afirma que, aunque no puede relacionarlo con la Covid-19 —tampoco lo descarta—, hace unos días quedó en el hospital por un dolor abdominal al que no le ha encontrado causa y que en enero y febrero ha tenido dos menstruaciones por mes, algo que nunca le había sucedido. Es muy difícil de abordar, afirma, porque no es ni siquiera que hay un cuadro clínico específico que diga que uno tiene algo producto de la Covid-19.
Janeth dice que la refirieron a la clínica postcovid pero siente que su espera será más que larga, ya que le dijeron que debía sacar la cita por teléfono y ni siquiera ha logrado que alguien conteste su llamada.
El doctor Iván Cedeño, fisiatra encargado de la clínica postcovid del Hospital Regional Nicolás Solano, explicó que no todos los pacientes que tuvieron Covid y estuvieron hospitalizados les llegan, ya que aquellos que fueron cuadros muy leves se van con directrices sobre qué ejercicios deben hacer en casa, otros no regresan a la consulta por temor y algunos podrían tener una condición que requiera la evaluación de un especialista antes de ir a rehabilitación.
“En algunos casos ya con la referencia de fisiatría para fisioterapia, algunos pacientes eligen no venir a su evaluación y recibir el entrenamiento de las terapias, lo cual es un requisito para iniciar su consulta virtual”, afirmó Cedeño, quien destacó que la condición económica de algunos les impide costear la movilización y mucho menos comprar sus tarjetas para sus celulares y así realizar sus tratamientos supervisados mediante video consultas.
Entre abril de 2020 y febrero de 2021, en el Nicolás Solano fueron tratados por videoconsulta 14 pacientes (85% está en la última fase del programa). Sobre la baja cantidad de atenciones, Cedeño explica que los números son un poco mayores a lo que se refleja en esta estadística, ya que no incluyen a todos los que son atendidos en las salas y los que son referidos y no vuelven.

“Muchos están todavía en el programa porque las secuelas son bastante importantes en muchos pacientes, desde el punto de vista mecánico neuromuscular que nosotros estamos viendo, así que el manejo no es de una, dos o tres semanas sino un poco más para que vuelvan a tener una condición similar a la que tenían” antes de la Covid-19, apuntó.
Cedeño destacó que esta enfermedad va a cambiar la forma de atender muchas áreas de la medicina y entre estas los servicios de rehabilitación, para lo cual, a nivel institucional será importante ofrecer una forma más completa de rehabilitación, tanto cardíaca como respiratoria, y para ello se requeriría que puedan ofrecer oxígeno complementario durante las terapias a aquellos pacientes que lo requieran.
Otras áreas de atención
La Caja de Seguro Social (CSS) ha habilitado 10 clínicas postcovid en el país. Dos están en Panamá metro y una en Bocas del Toro, Panamá Oeste, Chiriquí, Herrera, Los Santos, Colón, Coclé y Veraguas.
De acuerdo con información proporcionada por la institución, entre el 17 de septiembre de 2020, cuando empezaron a operar, y enero pasado, las clínicas atendieron mil 322 pacientes.

Las clínicas son manejadas por médicos generales que fueron capacitados, quienes evalúan a las personas y deciden si necesitan atenderse con algún especialista.
Para atenderse en las clínicas de la CSS la persona debe tener una certificación del Minsa de que fue paciente Covid-19 o tener un resultado positivo de la prueba PCR. Además, tener referencia de centro hospitalario de la red primaria de atención, de un médico especialista o de un médico general.