Jilma Martínez, bocatoreña de 66 años, despertó temprano el martes 28 de septiembre. Tenía una misión especial ese día: abordar al presidente de la República Laurentino Nito Cortizo. Se enteró que estaría en Bocas del Toro, y a las 9:00 a.m. estaba en el aeropuerto de Changuinola, esperándolo. Se aferró a la fuerza que le otorga el ser “una ciudadana con deberes y derechos”.
En algún momento el helicóptero que transportaba a Cortizo aterrizaría en tierras bocatoreñas. Y entonces, ella llamaría su atención, y le expondría sus verdades. Esa escena nunca pasó. Un agente de seguridad se le acercó, la interrogó, y eso cambió sus planes. “Me hizo todas las preguntas habidas y por haber. Estaba haciendo su trabajo. Yo le expliqué con pruebas y detalles que quería hablar con el señor Presidente de la República”, narra.
Antes de que Jilma pudiera hablar con Cortizo, la gobernadora de la provincia, Stella Stephenson, entró en escena, junto a personal de la “avanzada” del Presidente. La atendieron en un salón del aeropuerto y llegaron a un trato: Jilma renunciaría a hablar con el Presidente, pero sería recibida esa semana por autoridades de la Autoridad Nacional de Administración de Tierras (Anati).
Benicio y los elementos
¿Qué le iba a decir al Presidente? Sentada en medio de un patio lleno de flores, en El Silencio, una comunidad a 15 minutos de Changuinola, Jilma Martínez cuenta la historia. Ahora es miércoles 29 de septiembre, un día después de su fallido intento de hablar con Cortizo. Resulta que ella y centenas de bocatoreños, tal vez miles, esperan desde hace años por un título de propiedad, trámite que no avanza en el laberinto de la burocracia de la Anati, y ese día quería contarle su caso al Presidente para ver si les ayuda. Empezó el papeleo desde el 2000, y hasta ahora no ha tenido suerte. Pero Jilma también le iba a decir otra cosa al mandatario. Y aquí, una frase demoledora sale de su boca: “La provincia está secuestrada”. Sin el menor tapujo menciona a Benicio Robinson, diputado de la provincia, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Asamblea, y presidente del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD), agrupación a la que ella pertenece.
“Él es el dueño del río (Changuinola), ¿quién manda en el transporte?, ya tienen avión, ¿quién está en el deporte? Es triste”, dice. Según Jilma, Robinson es algo así como el que controla los elementos de la naturaleza: la tierra, el agua, el aire. Y quien sabe si algún día también conquistará el fuego.
Todas las cosas posibles
La mañana que Jilma Martínez no pudo hablar con el Presidente, en Finca Ocho, una población de Changuinola, se demostró en vivo y en directo el poder que tiene Robinson. Cortizo y casi todo su Gabinete participaron en un acto que parecía una puesta en escena para magnificar ante la población la figura del diputado que tiene más de tres décadas de representar a Bocas del Toro en la Asamblea.
Cortizo y Robinson, junto al ministro de Obras Públicas, entregaron dos órdenes de proceder a la empresa Bagatrac para construir caminos en la provincia. Los dos contratos suman $102 millones, por lo que solo en esta provincia, y en Chiriquí, esta constructora acumula obras por más de $272.5 millones durante este periodo de gobierno. Ese día, Robinson se sentó en la mesa principal, junto al Presidente y los ministros. Al frente, pero del lado izquierdo, tenía a Alberto Jurado, el dueño de Bagatrac, y representante de Tijeras, distrito de Boquerón, Chiriquí.
Parecía el día de todas las cosas posibles: un contratista que también es autoridad electa, y un diputado de la Asamblea, que entrega la orden para construir una obra que gestiona el Ejecutivo.
En ese acto también estaba en primera fila su hijo, Benicio Robinson junior, el presidente del PRD en Bocas del Toro, y quien, de acuerdo con los bocatoreños, “es un funcionario sin cartera”. Esto lo sustentan los hechos: no tiene cargos públicos, pero está en todos los actos oficiales, sobre todo cuando los ministros y otros altos funcionarios visitan la provincia. No está en el Ejecutivo, pero sí en Legislativo: Benicio Robinson hijo figura en la planilla de la Asamblea como asesor del despacho de su padre, con un salario de $3 mil 500.
“¿Y qué hace aquí [en Changuinola] haciendo política, inscribiendo gente en el PRD, haciendo política para el papá, quitando y poniendo gente en las instituciones?”, se pregunta y se responde José Espino, un comerciante del área, quien de paso calificó el acto de la Presidencia como “un show del PRD para darle un espaldarazo a Benicio”, porque Benicio, añadió, “está muy mal visto en todo el país”.
En Bocas del Toro no se mueve una hoja sin que “Benicio” lo ordene. Lo dice Jilma, lo dice Danilo Ábrego, un dirigente de la comunidad de Cauchero, la población que fue segregada del distrito de Almirante, con la Ley 172 de 2020 que creó 11 nuevos corregimientos, conocida precisamente como ley “Benicio”. “Tiene la concesión del río Changuinola, la concesión de la ruta David Changuinola Taxi 25, el negocio de las lanchas Taxi 25, la ruta Panamá Bocas del Toro”, cuenta Ábrego. Es que en Bocas, no hay quién no recite la larga lista de los negocios que supuestamente componen el patrimonio del diputado. En el PRD también llevan la cuenta de las instituciones que controla. Un miembro de este partido que solicitó el anonimato por temor a represalias, las enumeró: la Anati, la Autoridad de Tránsito, y Transporte Terrestre, el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, la Defensoría del Pueblo, la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos, la Asamblea Nacional, el Estadio Nacional Rod Carew, y, como era de esperarse, todas las sedes de las entidades estatales en Bocas.
‘Poderoso es Dios’
Pero el diputado niega que él manda en las instituciones en la provincia. Que él no quita ni pone gente. Asegura que le molesta que digan que Bocas es su feudo político. “Hablar de feudo hasta suena mal. Yo no sé por qué ustedes usan ese término, ustedes son La Prensa. Esta es mi provincia, yo nací aquí, crecí aquí, estudié aquí, entonces yo no le puedo decir a mi provincia que es mi feudo”. También dice que él no es poderoso. “Poderoso es Dios. Yo soy un ser humano. Lo que sí es que tengo el conocimiento que muy pocos (...)”. Luego afirma: “yo estoy en un gobierno, yo lucho por un gobierno PRD, los que estaban aquí trabajando eran Cambio Democrático y Panameñistas, y a todos los botaron [a los del PRD], en cambio en el gobierno que yo estoy, Nito no ha hecho lo que los otros gobiernos hicieron con los trabajadores que trabajan para un servicio en el Gobierno. De los 4 mil que nombraron en el gobierno pasado aquí en la provincia, si acaso se han despedido a unos 600 funcionarios”.
El diputado también niega que tenga alguna influencia al momento de decidir qué contratistas harán las obras en su provincia. “Ninguna influencia. El único que representa a la Asamblea es el presidente y los vicepresidentes. Yo soy un diputado. No tengo ninguna influencia. ¿Que yo tengo amistades? Bueno, yo tengo amistades con muchos de los empresarios, con muchos”.
Menciona a Rogelio Alemán, de Constructora Urbana S.A. También habló de Rodsa, cuyo presidente es Juan Alexis Rodríguez; y a Bagatrac, cuyo dueño es Alberto Jurado, el representante de Tijeras, Chiriquí.