La red de puertos nacionales a la que ingresan miles de toneladas de carga anualmente con destino a diferentes partes del mundo, además de ser motor de la economía nacional, también se ha convertido en una plataforma que el crimen organizado utiliza para mover droga. Hasta en el casco de los barcos sueldan los cargamentos.
Para ello, el crimen organizado se vale de una intrincada red de colaboradores, entre los que se incluyen operqdores de grúas, vigilantes y custodios, así como personal externo que se encarga de distraer a las autoridades.
A pesar de los sofisticados equipos de cámaras de vigilancia, rayos X, personal de vigilancia y revisiones periódicas en los puertos, se estima que solo un pequeño porcentaje de la droga es decomisada por las autoridades.
Funcionarios de los estamentos de seguridad y de las fiscalías de drogas advierten que los criminales conocen el alcance de las cámaras de circuito cerrado. Con esta información en mano, colocan los contenedores en los que se introducirá la droga en puntos ciegos,a fin de evitar la vigilancia.
Droga en submarino
Panamá, Costa Rica y Colombia coordinan con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos el enfrentamiento al narcotráfico en el mar. El pasado 23 de mayo, un patrullaje conjunto de costarricenses y estadounidenses logró el decomiso de más de una tonelada de cocaína en el mar Caribe. A mediados de febrero, la Armada Nacional de Colombia y el Servicio Nacional Aeronaval de Panamá capturaron un semisumergible que llevaba 5 toneladas de cocaína.
Una vez conocido el destino de la droga, las redes criminales seleccionan el contenedor, el cual es movido en el patio, donde se le deja en espera hasta la noche. Luego, el contenedor es ubicado estratégicamente en un punto ciego para las cámaras, para luego introducir la droga en maletines. Finalmente, se cierra o se sella el contenedor y se sube al barco.
Un oficial de policía que hizo trabajos de inteligencia en los puertos relató que las redes operan en equipos. Un grupo recibe la droga que llega por mar y la oculta en las playas o esteros; otro equipo se encarga de sacarla en pequeños cargamentos, que llevan a los muelles en maletines.
Luego, la droga se introduce por las noches en los contenedores que van a Europa y Australia. Por falta de luz– en caso de ser captados– los videos no tendrán gran definición, y se hará difícil identificar a los delincuentes.
Otra técnica usada por las redes criminales para el tráfico de drogas en los puertos es soldar al casco del buque un cargamento de droga sin que su tripulación sepa que lleva sustancias ilícitas adheridas al barco.
Para ello, usan buzos expertos que cobran grandes cantidades de dinero para hacer estos trabajos que, por supuesto, tienen un alto grado de riesgo por lo peligroso del trabajo en sí mismo y porque se hace a sabiendas de que se comete un delito.
En algunos países de Sudamérica, las autoridades portuarias han tomado la decisión de contratar equipos de buceo que inspeccionan el casco de los barcos para certificar que la nave no lleva drogas.
Este certificado es mostrado al arribar en cada muelle para eximir de responsabilidad al puerto de origen si aparece droga adherida al casco del buque.
Pandillas mutan
La investigaciones de los divisiones antidrogas y antipandillas de la Policía Nacional han revelado las mutaciones que han sufrido estos grupos a lo largo de los años. Antes se conformaban por cobrar solo por introducir la droga en los contenedores, lo que podía significar entre $50 mil y $80 mil por cada viaje.
Pero ahora cobran hasta el 10% del valor del cargamento una vez la mercancía llega a su destino. Es decir, si el cargamento tiene un costo de $3 millones en su punto de destino, la red puede llevarse hasta $300 mil.
Según las autoridades, esto implica que la pandilla tiene un poder de corrupción mayor, con lo que puede introducir personal de confianza dentro de los puertos. Es decir, agentes de seguridad, custodios, autoridades e, incluso, sindicatos de trabajadores.
Las amenazas
La situación se ha vuelto tan compleja que estos grupos hacen amenazas a los miembros de los estamentos de seguridad encargados de dar vigilancia y seguridad de los recintos portuarios. Las fuentes explicaron que en una ocasión un oficial de la policía que logró el decomiso de varios cargamentos de droga debió ser sacado del país, luego de que se conoció que una pandilla estaba buscando información de su residencia y de su familia para un posible atentado.
Este temor a represalias obligó, incluso, a cambiar el lugar de residencia a los miembros de su familia más cercana.
Decomisos
Hace menos de 72 horas, funcionarios del Servicio Nacional Aeronaval (Senan) decomisaron 776 kilos de cocaína, que ubicaron dentro de un contenedor en uno de los puertos de Colón, cuyo destino era España.
La droga estaba oculta en cajas dentro del contenedor, el cual, al ser revisado por las autoridades, tenía alterado el sello de la puerta.
Otros 354 paquetes con droga fueron detectados el pasado 15 de octubre en un contenedor en el área de Coco Solo, Colón. El contenedor procedía de Chile y tenía como destino Rusia.
Mientras que 1,025 kilos de cocaína fueron encontrados dentro de otro contenedor en abril del 2019, pero en esta ocasión fue en un puerto del Pacífico.
Hasta octubre pasado se habían incautado unas 60 toneladas de droga a nivel nacional, en operaciones llevadas a cabo por los cuerpos de seguridad. Mientras que el 2019 se incautaron de 90.5 toneladas.