El papa Francisco llegó ayer a Irlanda para cerrar el Encuentro Mundial de las Familias, pero el tema en torno al cual gira su visita es el de los interminables abusos del clero.
A su llegada, el pontífice fue recibido por el ministro irlandés de Relaciones Exteriores, Simon Coveney.
Su viaje número 24 al extranjero ocurre en un momento muy peligroso para la Iglesia católica, sacudida la semana pasada por las sórdidas revelaciones de abusos sexuales del pasado en Pensilvania, Estados Unidos, y por una serie inédita de renuncias recientes de jerarcas sospechosos de aplicar la ley del silencio en Chile, Australia y Estados Unidos.
Durante su visita, el papa desea "recordar el lugar esencial de la familia en la vida de la sociedad y la construcción de un futuro mejor para los jóvenes", afirmó en un mensaje por video difundido antes de su llegada.