La periodista Dalia Pichel entrevistó a dos alcaldes europeos: Bart De Wever, de Amberes, en Bélgica, y Ahmed Aboutaleb, de Rotterdam, en Países Bajos (La Prensa, 9 de febrero de 2022). Los alcaldes representan los municipios que son sede de los dos puertos más importantes de Europa Occidental. Su viaje a Panamá fue parte de una gira regional dirigida a buscar soluciones al creciente problema del narcotráfico y la delincuencia organizada.
Sí, efectivamente, los alcaldes en los países desarrollados participan en el combate de la delincuencia organizada y en el desarrollo de sus comunidades con hospitales, escuelas, museos, bibliotecas, infraestructura pública, parques, plazas y, por supuesto, puertos y aeropuertos.
La visita de estos alcaldes europeos demuestra el contraste y las limitaciones del concepto de municipio vigente en Panamá y que sobrepasa al “¿qué hay pa’ mi?” de los gobiernos locales. En los países serios, el municipio es un agente de progreso.
Municipios y crimen organizado
Un buen ejemplo de lo que puede hacer un municipio portuario, como Panamá o Colón, lo explicó el alcalde Aboutaleb, de Rotterdam, cuando expuso que el municipio se percata del movimiento de fondos sucios antes que el gobierno nacional.
Un ejemplo aplicable al Municipio de Panamá sería la inscripción de matrículas vehiculares, la famosa placa, por la cual el municipio conoce la identidad del propietario nominal de automóviles sumamente lujosos. Bastaría que el municipio le enviara una copia de la lista de dueños de autos de más de 1$00 mil al Ministerio Público para generar insumos de inteligencia sobre posibles blanqueo de capitales u otras actividades delictivas.
Otro elemento es el de los permisos de construcción. El municipio conoce las tendencias del mercado de bienes raíces y esto le puede servir de detección temprana a las autoridades. Distritos como San Carlos, Pedasí, Boquete, Bocas del Toro y muchos otros, conocen de primera mano los proyectos que se realizan en sus jurisdicciones. Algunos de estos podrían ser el resultado de blanqueo de capitales, el enriquecimiento injustificado de funcionarios u otras actividades ilícitas.
Sin embargo, lo glamoroso de las mansiones no puede ser el único indicador de estos temas. La mayoría de los funcionarios de los gobiernos locales saben dónde se vende droga, dónde hay prostitución y a qué hora ocurren qué cosas y cuáles eventos. Esperar a que la Policía Nacional los detecte es a veces ingenuo y, en muchas ocasiones, indiferente a la realidad de sus comunidades.
El desarrollo del distrito
Para el alcalde Bart De Wever, de Amberes, la importancia del puerto de esa ciudad es clave para el desarrollo de su municipio. “Al ser dueños del mismo, contamos con un vicealcalde para asuntos portuarios, pues es una prioridad en lo que hace nuestra ciudad y el papel que jugamos”. El modelo económico y político panameño se orientó hacia un esquema de concesiones de puertos y otras infraestructuras claves, como las terminales de buses. Además, el municipio panameño tiende a replicar las prácticas del gobierno nacional de hacer proyectos de construcción para cortar cintas y no para dejar instituciones.
Por ejemplo, tanto el exalcalde José Blandón como el actual alcalde del municipio capitalino, José Luis Fábrega, han buscado visibilizar su paso por la comuna capitalina con el cemento. En contraste, la exalcaldesa Mayín Correa estructuró un municipio de servicios, generador de empleos permanentes con las peatonales de San Francisco y la Avenida Central, Mi Pueblito en el Cerro Ancón, el Mercado de Artesanías en la Plaza 5 de Mayo, el Museo del Canal en el Casco Antiguo, así como comedores y dormitorios municipales para atender a la población más vulnerable. De los alcaldes que la sucedieron, solo Blandón intentó recuperar parte de ese paradigma.
Los gobiernos municipales son claves para la solución de los más graves problemas sociales, como la violencia intrafamiliar, la niñez en la calle, la creciente población de personas deambulantes y los núcleos de delincuencia juvenil y crimen organizado en las zonas urbanas. El municipio cuenta con herramientas que el gobierno nacional no tiene.
Mientras en muchas partes del interior los municipios dependen de los impuestos pagados por cantinas y lupanares, de la extracción de arena, las patronales y el subsidio estatal, los municipios de los distritos cabeceras y del área metropolitana se han enfocado en el aumento del gasto de planilla para fortalecer aparatos electorales y no para aumentar la oferta de bienes y servicios públicos en los distritos.
En todo Panamá faltan facilidades para poder aprovechar los atractivos turísticos, potenciar la cultura o servir como plataformas de innovación. La iniciativa de gastar unos $80 millones en mercados periféricos y un nuevo mercado de mariscos junto al existente demuestra, más allá de sus falencias, la insuficiencia de un pensamiento de desarrollo urbano: ¿por qué concentrar todas las ventas de mariscos en un solo mercado? ¿Por qué solo enfocarse en la simple venta de alimentos crudos y no en la creación de pequeñas empresas de productos elaborados?.
La Constitución Política, en su artículo 242, numeral 6, le permite a los municipios conformar empresas. En Amberes y Rotterdam, los municipios tienen puertos; en Chicago y Miami, tienen aeropuertos; en la Habana y Mérida, tienen una enorme oferta cultural; en Curitiba y Medellín, le sirven de plataformas a las pymes, y así. El universo de oportunidades es infinito, pero para aprovecharlas, se necesita de gobiernos locales enfocados en el bienestar de su población y no en otros fines.


