La intención de Donald Trump de designar a los carteles del narcotráfico mexicano como “organizaciones terroristas” ha desatado un intenso debate en México sobre si las acciones de estos sanguinarios grupos constituyen terrorismo.
Sin embargo, la mayoría de los mexicanos concuerda en una cosa: no quieren la ayuda de Trump, porque consideran que sería atentar contra la soberanía de México. Como respuesta a su par estadounidense, el presidente Andrés Manuel López Obrador, advirtió ayer que no permitirá que agentes estadounidenses armados actúen en México.
Expertos coinciden en que hay una diferencia clave entre grupos como los carteles de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación y los grupos designados como Organizaciones Terroristas Extranjeras por Washington. Mientras Al Qaeda, el Estado Islámico, ETA, la ex guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el resto de los 68 grupos en la lista negra tienen objetivos políticos o religiosos; la meta principal de los carteles es ganar dinero.
“Los carteles mexicanos no son equiparables, por ejemplo, a las FARC, que seguramente tenían vínculos con el narcotráfico pero no eran exclusivamente organizaciones de crimen organizado”, dijo el académico mexicano Jorge Castañeda.

