La muerte el pasado viernes de la magistrada de la de la Corte Suprema de Estados Unidos Ruth Bader Ginsburg (RBG), ícono progresista, ha desatado un nuevo debate en la campaña electoral de ese país para escoger al presidente el próximo 3 de noviembre para el período 2021-2025: ¿quién debe designar su reemplazo?
Para el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, está muy claro: la nominación del sucesor de Ruth Bader Ginsburg debe darse después de la elección presidencial de noviembre.
“Los votantes deben escoger un presidente y el presidente debe escoger a un magistrado para consideración del Senado”, dijo Biden tras la muerte de la jueza de 87 años, conocida por ser defensora de la causa de las mujeres, de las minorías y del medio ambiente.
Un poder clave
La Corte de Estados Unidos es la cabeza del poder judicial federal de ese país y está constituida por nueve miembros vitalicios (cinco de ellos son conservadores). Tiene un poder decisivo en temas como aborto, derechos de los migrantes, privacidad, pena de muerte y tenencia de armas.
Argumento para no aceptar nominación
Cuando faltaban nueve meses para las elecciones, en 2016, murió el juez conservador, Antonin Scalia. Los republicanos, que controlaban el Senado, no aceptaron iniciar el proceso de confirmación del juez Merrick Garland que propuso el entonces presidente demócrata Barack Obama.
El nombramiento de sus miembros le corresponde al presidente de los Estados Unidos, pero el nominado debe pasar un análisis del Comité de Asuntos Judiciales y, posteriormente, el pleno del Senado considera la nominación. Se requiere mayoría simple para confirmar o rechazar al candidato.
El Senado está integrado por 100 miembros, de los cuales 53 son del Partido Republicano, 45 del Partido Demócrata y dos independientes.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien busca la reelección para un segundo mandato para los republicanos, dijo este fin de semana que quiere que el reemplazo de la fallecida magistrada se dé “sin demora”. Es decir, que no esperaría a las elecciones de noviembre.
A Trump le ha tocado hacer dos nominaciones, y optó por jueces conservadores: Neil Gorsuch en 2017 y Brett Kavanaugh en 2018.
El jefe del Senado, el republicano Mitch McConnell, en un comunicado, señaló que organizarían la votación.
“Nosotros prometimos trabajar con el presidente Trump y apoyar su programa, especialmente sus notables selecciones para los puestos de jueces federales”, declaró McConnell.
Los republicanos necesitarían 53 de los 100 senadores, pero las tendencias políticas de cada uno de ellos, desde muy conservadores a moderados, indica que también a lo interno del partido Trump tiene que cabildear a su nominado.
De hecho, ayer la senadora republicana Lisa Murkowski de Alaska dijo que no apoya una nominación antes de las elecciones.
La senadora mantiene su posición de 2016 cuando el Senado, liderado por republicanos, no actuó sobre la nominación del juez Merrick Garland en el año electoral del presidente Barack Obama.
Una designación de Trump preocupa a quienes se oponen a las políticas republicanas.
El sábado, un día después de la muerte de la magistrada, miles de manifestantes progresistas se acercaron a la sede la Corte en Washington para rendir homenaje a RBG y algunos pidieron que sea reemplazada por una persona opuesta al signo político de Trump.
Con una banda arcoiris en la frente, J. Ford Huffman, un septuagenario homosexual, también invita a los votantes demócratas a 'usar el período de luto para movilizarse” y asegurarse de que nadie falte el 3 de noviembre a la cita electoral.