Una casa en Río Hato, allanada por las autoridades como parte de los bienes de una presunta red criminal ligada al Clan del Golfo, tenía frente de mar, canchas deportivas, dos piscinas, tres áreas sociales y una amplia cocina.
Este era, según las autoridades, otro centro de reuniones de la banda supuestamente liderada por Jorge Luis General, a la que en Colón le decomisaron $10 millones de dólares en efectivo, como parte de las 64 diligencias efectuadas en la operación Fisher.
Operación Fisher: apoyo de la DEA y de la Fiscalía de Colombia a las autoridades del Ministerio Público
La llamada operación Fisher, que el pasado 1 de diciembre desarticuló una supuesta red criminal de 57 personas, dedicada al trasiego de droga y blanqueo de capitales al servicio del Clan del Golfo, contó con el apoyo de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y de la Fiscalía General de Colombia.
El Ministerio Público (MP), a cargo del procurador Javier Caraballo, dispuso una batería de 60 fiscales (superiores, de circuito y adjuntos) de cuatro provincias, mientras que la Policía Nacional, el Servicio Nacional Aeronaval y la Dirección de Investigación Judicial asignaron a unos 600 agentes.
El papel de la DEA
En esta y otras investigaciones sobre narcotráfico, la DEA colabora con recursos para las operaciones, antes y durante los allanamientos, según fuentes del MP.
Fiscales y agentes de los estamentos de seguridad que participaron en la operación Fisher, por ejemplo, fueron capacitados en técnicas de investigación por la DEA.
De hecho, el propio Caraballo se reunió el pasado 14 de septiembre en Estados Unidos con el fiscal general del Distrito Este de Texas, Nicholas Ganjei, y funcionarios de la DEA, para hablar de estrategias frente al Clan del Golfo, responsable del envío de múltiples toneladas de cocaína desde Colombia, y otros países, como Panamá, Ecuador, Costa Rica, Guatemala y México, para su distribución en Estados Unidos, utilizando aviones, lanchas rápidas, camiones de contenedores y otros vehículos.
Informes de Colombia
La Fiscalía General de Colombia, en tanto, ayudó al MP a identificar los puntos de envío y ofreció información.
El pasado 23 de octubre, las autoridades colombianas detuvieron a Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, jefe de Clan del Golfo, en lo que el presidente de ese país, Iván Duque, calificó como el golpe más fuerte al crimen organizado desde la caída de Pablo Escobar, en 1993.
La operación Fisher, que inició el miércoles 1 de diciembre, aún no termina. El pasado viernes se allanó una lujosa casa de playa en Río Hato, Coclé. Hasta ahora, las operaciones solo habían incluido Panamá Oeste, Panamá y Colón, donde se encontró un caleto con $10 millones en efectivo.
La mansión en Río Hato tiene dos piscina, canchas deportivas y terrazas. En el interior de la vivienda, valorada según la Policía en cerca de un $1 millón, había varias salas de reuniones. Según las pesquisas, el inmueble frente al mar era otro centro de reuniones y fiestas de la red y pertenece a la esposa del presunto cabecilla, identificado como Jorge Luis General, alias El General.
Un político en la lista
Ayer, una juez de garantías legalizó la aprehensión de los 57 capturados el 1 de diciembre.
En el grupo, con El General, está Miguel Arturo Lynton, quien en 2019 fue candidato a diputado en el circuito 3-1 (Colón) por el Partido Popular, aliado del Partido Panameñista en ese momento.
De hecho, en los últimos días han circulado varias fotos de Lynton, en las que se le aprecia con el expresidente Juan Carlos Varela; con el presidente del Panameñista, José Isabel Blandón, y con el magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Olmedo Arrocha.
La casa donde estaba Lynton en Nuevo Emperador, Arraiján, fue una de las 10 allanadas el 1 de diciembre. Se le decomisó un arma calibre 45 (con permiso) y 11 municiones. Además, se le incautaron $4 mil 547.
Consultado por este medio, Blandón contestó: “El lunes haremos un comunicado del partido”. Antes dijo que estaba sorprendido con esa detención.
El magistrado Arrocha escribió en su cuenta en Twitter: “Una foto capta un instan, no la vida entera. Del instante de la foto respondo yo. No de las buenas o malas decisiones asumidas o que se asumirán por quienes acompañan la imagen”.
