Durante el segundo semestre de 2020, Panamá y otros seis países de América —Brasil, Guatemala, México, Perú, Colombia y Estados Unidos— documentaron casos de infecciones en hospitales por el hongo Candida auris, en su mayoría en pacientes contagiados con la Covid-19.
Un informe de vigilancia epidemiológica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) detalla que en el caso de Panamá, desde el comienzo de la pandemia hasta la actualidad, se aislaron 124 casos de pacientes afectados por Candida auris, de las cuales 108 corresponden a pacientes diagnosticados con la Covid-19.
Para el organismo internacional, la aparición y posterior expansión mundial del virus SARS-CoV-2 ha presentado un gran desafío para los sistemas de salud, causando la sobrecarga de éstos. También considera que los servicios de cuidados intensivos han sido los más afectados y precisamente allí se encuentran los pacientes con mayores factores de riesgo para una infección por el Candida auris.
Los efectos
Generalmente, los efectos de este hongo no se notan, porque en la mayoría de los casos los pacientes ya están hospitalizados con otra enfermedad o afección grave, no obstante, puede causar infecciones en el torrente sanguíneo, en el sistema respiratorio, el sistema nervioso, órganos internos y la piel.
Debido a que los síntomas pueden variar, se necesita una prueba de laboratorio para determinar si el paciente tiene una infección por este microorganismo.
De hecho, una buena parte de los casos detectados en el país fue identificada por prueba PCR.
Según el documento, el Candida auris representa un “problema de salud pública” debido a que, a diferencia de las otras especies del género Candida, presenta dificultades en su identificación, resistencia múltiple y capacidad de persistir en el ambiente hospitalario y de diseminarse entre los pacientes con gran facilidad.
Recomendaciones al personal de salud
La Organización Panamericana de la Salud considera necesario sensibilizar al personal sanitario (médicos, enfermeras y auxiliares de enfermería) y al personal de limpieza que atiende a los pacientes afectados, sobre la identificación de casos sospechosos de ‘Candida auris’.
“Estas características determinan una alta mortalidad y resaltan la importancia de una sospecha clínica y microbiológica constante, para la detección precoz y la toma de medidas inmediatas de prevención y control de infecciones. Esto requiere una actualización continua en los conocimientos del personal de salud y una fluida comunicación entre los diferentes actores sanitarios”, advierte la OPS.
El primer brote de este hongo en América se registró en Venezuela, en marzo de 2012, y la primera vez que se reportó en Panamá fue durante 2017.
En abril de aquel año, el Ministerio de Salud confirmó la presencia del organismo en el Hospital Santo Tomás. De inmediato se adoptaron medidas para evitar su propagación, como: extremar la limpieza, restringir la rotación de estudiantes de Medicina y el uso de celulares en las salas de atención, así como el lavado constante de manos del personal. Además, solo se permitió una visita por cada paciente aquella vez.
Mantenimiento
Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Panameña de Salud Pública, subrayó que estos brotes ocurren por falta de mantenimiento de los sistemas de aire acondicionado o por no reaccionar de forma inmediata una vez se detecta la presencia del microorganismo.
Recordó lo que ocurrió en 2011 con la bacteria KPC en el Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social, cuando hubo una gran contaminación porque no se intervino cuando se emitieron las alertas de bioseguridad.
En palabras del especialista en salud pública, el 100% de los hospitales son estructuras cerradas construidas para acondicionadores de aire y la humedad del país es favorable para el desarrollo de estos organismos.
“La calidad del aire es un tema sensitivo en las instalaciones de salud, y aquí no existe una política de mantenimiento”, agregó.