Fue cazado en España, en un ruidoso restaurante donde había acordado una cita con un presunto empresario ruso que pretendía abrir un club nocturno en Panamá. El abogado Janio Lescure fue grabado cuando le contó a un espía privado israelí sobre el pago a jueces y magistrados del Órgano Judicial en Panamá.
El presunto empresario ruso resultó ser un agente de una empresa de inteligencia de Israel, contratado por una tercera persona que al parecer estaba al tanto de las clandestinas operaciones de Lescure. Y el abogado panameño, en el afán de ganarse un buen cliente, presumió de sus contactos en la “mafia” del Órgano Judicial. Y, entre ellos, salió a relucir –una vez más– el nombre del magistrado Oydén Ortega.
Crónica, un suplemento del diario español El Mundo, tuvo acceso a las grabaciones que hizo el agente encubierto israelí sobre su conversación con Lescure, quien ayer no respondió a una llamada que le hizo este medio para escuchar su lado de la historia, aunque a Crónica le dijo que no tenía ningún comentario que hacer.
Ortega, en un giro de 180 grados, redactó a finales del año pasado un fallo en el que declinó la competencia de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en el proceso seguido al expresidente Ricardo Martinelli por la supuesta comisión de delitos contra la inviolabilidad del secreto y el derecho a la intimidad.
Con esta decisión, Ortega cambió su opinión con relación a la competencia de la CSJ en el proceso de los pinchazos seguido a Martinelli, con lo cual, ahora el exgobernante será juzgado por la justicia ordinaria.
Un abogado con contactos en la ‘mafia’ del Órgano Judicial
Janio Lescure es un abogado panameño de bajo perfil. Cobró algo de notoriedad después de recibir un poder para representar –esta vez– a un cliente de alto perfil: Mayer Mizrachi, acusado de delito contra la administración pública en perjuicio de la Autoridad para la Innovación Gubernamental, quien ha recibido consecutivos fallos favorables en su proceso.
Lescure es socio de una pequeña oficina de abogados que lleva su nombre: Bufete Lescure. Crónica, un suplemento del diario español El Mundo, le dedicó ayer una página completa a este abogado que se jacta de sus contactos en el Órgano Judicial de Panamá, de ser “amigo de la mafia”.
¿Por qué este poco conocido jurista llamó la atención de un prestigioso diario internacional? Lescure fue grabado en España por un espía privado israelí que se hizo pasar por un empresario ruso que buscaba abrir un prostíbulo en Panamá. Lescure describió en su conversación con el impostor todo un proceso de sobornos para poner en operación la empresa y mantenerla a salvo de inspecciones municipales, migratorias y laborales. Y, de paso, contó algunas cosas más.
El ‘amigo’ Ortega
Para convencer al presunto empresario ruso de sus amplias relaciones en el Órgano Judicial, echó mano de sus influencias en la Corte Suprema de Justicia, donde labora uno de sus contactos y amigos, el magistrado Oydén Ortega Durán, narra la publicación española.
Ortega no necesita mayor presentación. Debió haber sido reemplazado en la Corte Suprema en enero de este año, pero ha permanecido en el cargo por falta de un sustituto. Hace poco se supo que uno de sus hijos –Oydén Ortega Collado– actuó como receptor de presuntas coimas, denunciadas por la misma persona que le pagó $15 mil por la admisión de su caso. Sin embargo, el que pagó las presuntas coimas –César Alvarado Taylor– decidió denunciar a los involucrados luego de que, según dijo, el magistrado presidente interino de la Corte, Rubén De León, le exigió $250 mil por un fallo favorable a su caso, pero al negarse a pagar, el fallo terminó en su contra y el magistrado, denunciado.
La publicación española no habla de este caso, pero sí cita uno en el que intervino Ortega. Crónica indica que el abogado panameño describió su especial relación con el magistrado Oydén Ortega al espía israelí.
El presunto empresario ruso era en realidad un agente de la empresa de inteligencia israelí Black Cube, contratada “por una tercera” persona, con la finalidad de que Lescure revelara la parte oscura de sus negocios. Y el abogado cayó en la trampa.
Este tipo de operaciones encubiertas no era nuevo para la empresa de inteligencia israelita, que cuenta en su haber con un reciente caso, también confirmado por Crónica a través de uno de sus espías, en el que se dejaron al descubierto esquemas similares de corrupción, pero en esa ocasión de la justicia italiana.
Según Crónica –que ha tenido acceso a las grabaciones hechas a Lescure– el abogado le dijo al israelí que Ortega le ha colaborado en múltiples ocasiones. Precisó que en una ocasión él representó a un cliente, miembro de una familia de emigrantes españoles que se disputaban una “cuantiosa herencia”. En casos como esos, habría dicho Lescure, es preferible “pagar el precio”. Y en esta ocasión, indica Crónica, “habría sido para el juez [magistrado] Ortega”.
Como en otros casos, Lescure explicó que él mismo se encargó de la parte política, porque su cliente no era la persona adecuada. “Cuando uno va a hablar con los jueces… hay que entrar suavemente. El castellano ibérico, en cambio, es demasiado directo. Exige en lugar de pedir, y el problema se agrava en vez de solucionarse. Obviamente, a la gente no le gusta esa fórmula”, explicó el abogado al presunto empresario ruso, detalla el reportaje de Crónica.
Y es ahí donde interviene Lescure, quien le habla a los jueces con “las palabras que ellos quieren escuchar”, narra la publicación española. “[Ortega] nos ha ayudado siempre en los casos que han llegado hasta allá arriba [a la Corte Suprema de Justicia]. Y ha sido de mucha ayuda –contó Lescure–, sobre todo porque realmente hace justicia. Lo único que nosotros hacemos es...”, “darle el incentivo para hacer justicia”, parece haber completado la frase el espía israelí, a lo que Lescure respondió: “Exactamente”.
Más ‘amigos’
Pero Ortega no parece ser el único que responde a los intereses de los clientes de Lescure. El abogado contó al presunto empresario ruso que, dependiendo del número de jueces y/o magistrados que intervengan en un fallo, basta pagarle a uno, si la decisión depende de uno; si son cinco, hay que pagarle a tres, y si son nueve, hay que sobornar a cinco. “Esa es la fórmula”, explicó Lescure.
“Yo pago a jueces todos los días”, presumió Lescure, así como de ser representante legal de empresarios y políticos. Sus servicios incluyen, según se extrajo de las grabaciones, pagar a los jueces por fallos favorables o, como es el caso por el que fue citado en un restaurante en España por el impostor israelí, para conseguir que un prostíbulo ilegal de chicas rusas solo tenga inspecciones con preaviso.
El israelita le preguntó a Lescure qué pasaría si se le abriera una causa judicial en Panamá. “Por lo general, las cosas se pueden manejar […] Veríamos la posibilidad de que los jueces amigos nos puedan colaborar”, le dijo en tono tranquilizador. “Yo conozco a la gente en Panamá y la gente me conoce a mí; a nivel alto, medio y bajo… Es una mafia, por supuesto”, describió Lescure.
En cuanto al negocio que estaba sobre la mesa –la creación de un club nocturno–, Lescure dijo que él podía hacerlo, pero que le gustaría hacerlo “a lo grande”, aunque le intrigaba si su interlocutor podría llevar a Panamá mujeres de Rusia. El empresario impostor respondió: “Llevo en este negocio desde hace 15 años. Lo sé todo sobre esto”.
Entusiasmado, Lescure habría descrito una completa operación ilegal: “El primer paso es llevar a las chicas a Panamá como si fueran turistas. Después, hacer que acudan al club como si fueran clientes. Allí, los verdaderos clientes las invitarán a salir, como si fuera un encuentro fortuito. Pero antes de irse, estos realizarán un pago que quedará reflejado en las cuentas del local como algún tipo de consumo de alcohol”.
“Para los efectos de orden legal, nosotros no tenemos responsabilidad […] Y también nos evitamos gastos, en el sentido de tener que estar sacando permisos”. Y para que el negocio opere con fluidez, habría que pagar tres niveles de sobornos, habría explicado Lescure.
Ello incluiría sobornos para “los que inspeccionan en el Municipio; a los que inspeccionan en migraciones y a los que inspeccionan en el Ministerio de Trabajo”.
“En el caso este, nosotros le dábamos 1,500 dólares al jefe de Inspección del Ministerio de Trabajo”, explicó. Pero luego agregó que “para hacer que un ministro se interese por hacernos esa cobertura, por lo menos podrían ser unos 5,000 dólares”.
“Un pago mensual, en efectivo, y en el despacho de Lescure, para lograr estar avisados previamente en caso de inspección”. “La llave de entrada tiene que ser por confianza”, sin esta, no hay trato… “Necesitarán ver mi cara”, narró Lescure.
Otros ‘servicios’
El portafolio de servicios del abogado istmeño es poco ortodoxo.
Aquí en Panamá, una empresa de la cual él era representante legal -Travel One- fue investigada, acusada de un esquema piramidal que le otorgaba grandes beneficios económicos y turísticos a sus afiliados.
Según la publicación española, en el portafolio de negocios también se incluye la creación de esquemas fiscales que “permiten eludir impuestos”. “Si fuese el caso –indicó el engañado– sería preferible una cuenta, tal vez en Suiza, a nombre de una sociedad de la que él me tendrá que decir el nombre de una tercera persona”, es decir, necesitaría el nombre de un testaferro.
Pero si no es un banco lo que el cliente busca, Lescure tiene otra solución. Si quiere ocultar “cantidades ingentes en efectivo [...] yo tengo las facilidades de una institución muy legal en Panamá de cajas fuertes […]. Es como un club exclusivo”. Pero no mencionó por su nombre a este club.
“Yo soy amigo de la mafia”, insistió. Pero cuando Crónica lo llamó para que le contara su parte de esta historia, Lescure lo negó todo. Tras un silencio de cuatro segundos, Lescure dijo no tener nada que comentar sobre la conversación con el “empresario ruso” y cómo opera en Panamá. Confirmó su visita a España, de índole puramente personal, pero nada más.
Lescure tampoco respondió la llamada de este medio ayer para recibir su versión de esta historia.