Panamá bajó una posición en el ranking del Índice Global de Libertad de Prensa que publica la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF). Después de estar en el puesto 76 (en 2020) entre 180 países, ahora está en el 77 de 180 países examinados.
Los países que están en los primeros lugares demuestran compromiso total con la libertad de prensa. Los que están en los cinco primeros lugares son: Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Costa Rica.
“Los periodistas en Panamá son el objetivo de procesos judiciales cuando critican la gestión gubernamental o cubren temas relacionados a la corrupción estatal, particularmente cuando se trata de casos con ramificaciones internacionales”, es uno de los detalles que plasma la organización.
En 2020, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) también destacó las millonarias demandas contra medios y periodistas. Fue parte de lo reportado en el informe sobre la libertad de prensa en el país. El pasado jueves, el ahora exgerente de la Caja de Ahorros, Andrés Farrugia, renunció al cargo y anunció que demandará a La Prensa y a Foco Panamá por publicaciones recientes. De hecho, ya demandó a Foco y al reportero gráfico Mauricio Valenzuela.
El índice mundial de libertad de prensa se publicó esta semana. Otro de los puntos que detalla el índice son las carencias en cuanto a acceso a la información pública. Además, menciona la contratación selectiva de servicios de publicidad estatal para “presionar a medios de comunicación”.
En marzo pasado, el Ministerio de la Presidencia asignó contratos de publicidad a medios que suman $7.1 millones. El rango destinado a cada periódico, por ejemplo, es distinto. Panamá Star, S.A, que publica los periódicos La Estrella de Panamá y El Siglo, recibió un contrato de $1,048,800.00, el más alto. A La Prensa, por su parte, se le otorgó uno por $248 mil 400. Todos los periódicos de circulación nacional recibirán publicidad estatal, con excepción de Mi Diario, que edita Corporación La Prensa, S.A. (Corprensa).
En cuanto a Latinoamérica, el índice revela una baja en la mayoría de los países.
Se detalla el poco acceso a la información, el control de los medios de comunicación por un grupo reducido de personas, y el uso de la retórica anti-medios.