Los sistemas de espionaje Pegasus, de la israelí NSO Group; y la italiana Hacking Team, usados en Panamá en el gobierno de Ricardo Martinelli (2009-2014) para darle seguimiento a por lo menos 150 personas, vuelven a la escena pública con el segundo capítulo de El Proyecto Cartel, una investigación periodística coordinada por Forbidden Stories para continuar la labor de periodistas asesinados.
El trabajo periodístico global pone su mirada en los periodistas mexicanos que han sido blanco de la cibervigilancia. México fue un gran cliente tanto de Pegasus como de Hacking Team.
La nota, titulada “Espionaje de periodistas mexicanos: una investigación sobre el rentable negocio del ciberespionaje”, escrita por Cécile Schilis-Gallego, describe los casos de periodistas espiados y la forma cómo el gobierno se ha valido de estos instrumentos para acceder a la vida de los comunicadores, sin que esto tenga consecuencias.
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Están los casos de Jorge Carrasco y Carmen Aristegui, entre otros, quienes fueron interceptados por Pegasus. A Carrasco le llegó un mensaje a su computadora. Le pidieron que hiciera click en un link. Resulta que era una tentativa de intromisión de Pegasus, de acuerdo con lo que concluyó el análisis técnico realizado por el equipo de especialistas de seguridad digital de Amnistía Internacional, en colaboración con Forbidden Stories.
El sistema fue vendido a varios clientes del gobierno mexicano, operación que no fue difícil, pues, según la nota, NSO Group se estableció en ese país en 2014, firmando un contrato de $32 millones con el despacho del procurador general. “Las empresas israelíes ofrecen un abanico de herramientas: abarcan desde la vulneración de los programas informáticos hasta un servicio, llave en mano, donde el cliente simplemente transmite un número de teléfono o una dirección de correo y recibe de vuelta todo lo que requiere saber respecto a su objetivo”, se lee en la nota.
Algo similar pasó en Panamá. En 2015, cuando fue hackeado Hacking Team, quedaron al descubierto correos en los que se decía que la Oficina de Seguridad de la Presidencia pagó $750 mil durante tres años por la adquisición de material informático para espionaje.
En tanto, Pegasus tenía la capacidad de recopilar información sensitiva depositada en celulares. Podía penetrar en computadoras y recogía conversaciones, fotos y el tráfico en internet.