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ENTREVISTA

Óscar Naranjo: ‘Que haya corrupción produce un efecto fatal’

Óscar Naranjo: ‘Que haya corrupción produce un efecto fatal’
Óscar Naranjo. Archivo

¿Qué es lo más difícil que le ha tocado enfrentar en su carrera como ‘el mejor policía del mundo’?

Asistir a más de 300 exequias al año de policías asesinados en el cumplimiento del deber. Entre los carteles y las guerrillas de las FARC, la Policía era la institución más sacrificada. Eso me dejó marcado de por vida. Francamente, ser policía en América Latina es ejercer la profesión en la región más violenta del mundo, donde se producen de 135 mil a 140 mil homicidios al año. 36% de las muertes violentas del mundo se dan en esta región, y tenemos apenas el 7% u 8% de la población global.

Usted participó en las ‘bajas’ de Rodríguez Gacha y Pablo Escobar. ¿Cómo se desmantela un cartel?

Por ejemplo, frente al cartel de Medellín hay varias respuestas que resultaron útiles. Primero, decisión política. Segundo, fortalecimiento institucional. Tercero, mucha inteligencia. Y cuarto, cercanía a las víctimas, que son las que legitiman la acción del Estado frente a la barbarie. Se requiere de una inteligencia sólida y, sobre todo, que actúe bajo parámetros éticos.

¿Qué pasa cuando la corrupción y el crimen organizado penetran los estamentos que deberían garantizarnos seguridad?

En narcotráfico, minería ilegal y contrabando, el monstruo de la corrupción siempre parece estar presente. Antes de ir contra los delincuentes, hay que tener la casa en orden y lograr un alto nivel de integridad y controles férreos para evitar la corrupción dentro de los estamentos de seguridad. Que haya corrupción produce un efecto fatal: rompe la confianza ciudadana. Es básico asegurar que el comportamiento de los funcionarios transmita esa confianza.

¿Cómo se combate la corrupción y el crimen organizado dentro de los estamentos de seguridad?

No negándola. Hay una tendencia a negar la corrupción policial. O minimizarla diciendo que se trata de unas pocas manzanas podridas. Reconocerla lo lleva a uno a tomar decisiones para prevenirla y para corregirla. Y, ¿cómo se persigue esa corrupción? Judicializando a los elementos y visibilizando el proceso. Cuando se pretende silenciarlo, la ciudadanía deja de confiar.

¿La principal confusión que tienen los policías sobre su función?

Todavía tienen dudas acerca de las políticas públicas de seguridad. Hay unas que se limitan a expresar mano dura contra la delincuencia, pero eso dice poco. Y otros dicen que mientras haya pobreza habrá delincuencia. Las dos son posturas equivocadas. La seguridad es un bien democrático. Busca crear condiciones de convivencia. No es un fin en sí mismo. Y, adicionalmente, el uso de la fuerza tiene que ser el último recurso. La policía debe estar en permanente contacto con los ciudadanos, no reprimiéndolos. Debe estar antes de la comisión del delito. No solo ser ejecutor, sino líder social.

Perfil de un policía

Administrador policial con postgrado en Seguridad Integral. Formado en Colombia, España, Estados Unidos, Reino Unido y Argentina. General retirado de la Policía de Colombia; negociador plenipotenciario del gobierno en las negociaciones de paz con las FARC; ministro consejero para el Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, y exvicepresidente de Colombia. Trabajó en Operaciones Especiales, Inteligencia y Contrainteligencia, y participó en las operaciones que dieron de baja a los narcotraficantes Gonzalo Rodríguez Gacha y a Pablo Escobar. Fue asesor del mexicano Enrique Peña Nieto. Ha recibido más de 40 distinciones nacionales e internacionales, entre ellas la de “mejor policía del mundo”, por la Asociación Internacional de Policías. Es consultor del BID para seguridad en América Latina.

En enero tuvimos 34% más homicidios que en enero de 2019. ¿Cómo se disminuye esa cifra?

Los homicidios en América Latina tienen tres fuentes. Uno, las luchas de poder de las organizaciones criminales. Dos, la intolerancia social. Y tres, las armas ilegales. Donde aumenta la circulación de armas ilegales, aumentan los homicidios.

¿Cómo está Panamá con respecto a otros países?

Panamá tiene una tasa de 11 homicidios por cada 100 mil habitantes. Esa tasa está por debajo de la tasa en América Latina, que es 23 por 100 mil, pero el mundo tiene 7 por cada 100 mil y eso es lo ideal. Están a tiempo de generar una estrategia, porque lo que hemos visto es que cuando empiezan a aumentar los homicidios, se vuelven incontenibles y se instalan, y es muy difícil volver a reducirlos. Están a tiempo.

¿Cómo debe interpretarse que aquí el 60% de las víctimas de homicidios no tiene antecedentes?

Por un lado, cuando hay impunidad y la aplicación de justicia no transmite efectividad hay sectores de la sociedad que ejercen justicia por sus propias manos. Pero he oído la teoría de que se asesinan entre ellos. Eso es un gran error. Cualquier homicidio, así sea de delincuentes, es injustificable.

¿Qué pasa cuando el que dice eso es la autoridad?

Crea condiciones para que el homicidio crezca.

Usted estudia la seguridad de la región. En Panamá, evidentemente algo en el engranaje no está funcionando. ¿Qué es?

Lo que sucede en Panamá es el común denominador de lo que sucede en varios países. Hay una demanda ciudadana que quiere sentirse más segura. El miedo está impactando seriamente. Y la respuesta institucional debe ser hacer énfasis en estudiar y comprender qué es lo que produce el delito y cómo se comporta ese delito, a través de estudios y también de inteligencia.

¿Por qué es común que entren cuatro sujetos armados y sin capucha a un lugar para asaltar? ¿Es falta de presencia policial o los delincuentes le han perdido el miedo a la policía?

No solo le han perdido el miedo a la autoridad, sino que sienten que el riesgo es menor. Hay que ver cuál es el comportamiento judicial con las sanciones, y luego el de la comunidad con la sanción social…

De la inseguridad, la Policía culpa a los jueces porque liberan a los delincuentes, y a los fiscales, porque no hacen su trabajo. ¿Tiene eso sentido?

Es un gran error que se generan esos debates públicos, porque se aumenta la desconfianza. Si hay casos puntuales, es obligación llevar a cabo esas discusiones, pero a nivel interno. No como un reproche público.

¿El sistema penal acusatorio beneficia a los criminales o es percepción?

Ese sistema tiene motivaciones garantistas que hay que respetar y fortalecer; tratar de decir que es el sistema el que favorece el crimen es un gran error.

Cuando en Colombia se han dado fugas de alto perfil, ¿cómo ha reaccionado el gobierno para que eso no vuelva a pasar?

Se procura actuar con toda contundencia para detectar la corrupción adentro. No puede haber una fuga sin la participación corrupta de algún funcionario penitenciario. El sistema penitenciario en la región parece estar en crisis, entre el hacinamiento, la violencia intercarcelaria y las fugas con carácter espectacular. Habría que replantearlo.

¿Qué piensa de la fuga de Gilberto Ventura?

Esos casos emblemáticos producen una conmoción ciudadana que al final también se traduce en desconfianza al Estado y sus instituciones. Hay que recomponer rápidamente la situación, y no es solo recapturarlo… Se esperaría una reacción suficientemente efectiva y contundente. Y que la investigación que ordenó el gobierno depure las responsabilidades individuales. Pero más allá, no basta separar funcionarios si no hay una revisión integral de los procesos.

En una fuga, ¿de cuánto tiempo dispone la autoridad para reaccionar antes de que el fugado ya esté demasiado lejos?

Las experiencias que se viven en el mundo dicen que cuando un reo se fuga, el proceso de recaptura no es inmediato. Tarda meses.

A los implicados en estos actos, ¿deberían separarlos de la institución o de sus cargos, y ponerlos a hacer otras funciones?

Separados mientras dure la investigación, aplicar el debido proceso para que haya una investigación contundente y transparente, y luego, si es el caso, separarlos definitivamente.

Y, ¿quién debe investigar internamente a los policías: otro policía (como aquí) o investigadores civiles independientes?

Debe haber mínimo tres instancias: la institución, que debe tener capacidad de investigar internamente; un órgano de control externo, y la ciudadanía.

Matanza en La Joyita. ¿Tiene sentido que solo enjuicien presos?

Ahí hay una falla del sistema que habría que revisar de manera muy rigurosa. Es muy extraño ver armas circulando en una prisión…

Cárceles a cargo de policías. ¿Sí o no?

Por principio, los policías no deben ser carceleros. Hay una institución que hay que fortalecer: la carcelaria. No es una institución que se limita a cuidar presos, sino a su resocialización.

¿La cárcel resocializa o saca a los presos peor de lo que entraron?

Estudios en América Latina muestra que el 40% aproximadamente de quienes pagan condenas, reinciden. Hay una deficiencia enorme y el sistema penitenciario pareciera estar solo para sancionar, no a construir proyectos de vida que den segundas oportunidades.

¿Qué está haciendo bien El Salvador?

En América Central, especialmente en El Salvador, Honduras y Guatemala, han hecho grandes esfuerzos. El éxito consiste en fortalecer la institucionalidad a través del profesionalismo de los cuerpos de seguridad, mejorar la coordinación entre policías, fiscales y jueces, y tener planes claros de acercamiento a la ciudadanía.

En un país con cifras de delincuencia en aumento, ¿ayudaría suspender la veda de armas?

El monopolio de las armas debe estar solo a partir del Estado. Solo en casos excepcionales, el Estado debe poder armar particulares.

¿Cuál es su opinión de los retenes?

Son una medida de disuasión del delito, pero necesitan ser montados con inteligencia, auditados y supervisados para ser transparentes y evitar molestias a la gente.

Militarización de los cuerpos de seguridad. ¿Funciona?

Solo contribuye frente a modalidades específicas, como control de fronteras e inteligencia. Pero tener militares en la calle atendiendo situaciones ciudadanas no es ni sostenible ni eficaz.

¿Qué le dice a quienes opinan que la Policía debe dirigirla un civil?

Francamente, en un Estado de derecho moderno, el direccionamiento de la fuerza pública corresponde a los civiles. Otra cosa son los asuntos técnicos.

Usted recibió honores de la DEA. ¿Cuánto dinero se lava en Panamá?

Está en una situación privilegiada en términos geográficos. Es muy importante para el narcotráfico internacional. El volumen de droga que se trafica desde América Latina produce dividendos enormes. Buena parte de esa utilidad se queda en los países consumidores y otra parte regresa a los países de origen. Esa debe ser tarea primordial del Estado.

¿Cuál es la relación entre crimen organizado y política partidista?

El crimen organizado siempre tiene el sueño dorado de corromper a diestra y siniestra. Ahí es donde las sociedades tienen que estar vigilantes. En Colombia, los carteles de la droga pretendían traficar y tener poder político. En consecuencia, Pablo Escobar fue suplente de congresista…

¿Qué peligro tiene tener narcodiputados?

Todo el peligro. No es posible avanzar en una sociedad si el crimen organizado y el narcotráfico penetran en la clase política.

¿Qué ha pasado con la Interpol en los casos de corrupción de alto perfil: está susceptible a la presión de firmas de abogados europeas o los países no hacen bien las solicitudes?

Interpol es una institución global idónea, transparente y eficaz. La legislación que permite que se emitan circulares está bastante regulada y clara. Hay que sujetarse a eso principios básicos…

¿Qué dice de un país que no tenga un plan de seguridad pública a ocho meses de estrenado el gobierno?

Si no hay un plan de seguridad, se corre el riesgo de que haya mucha acción, pero que no sea eficaz ni sostenible. Hay cuatro elementos críticos para que la seguridad pueda ser consistente y sostenible: existencia de una política pública, arquitectura institucional funcional que asegure la coordinación del Estado, profesionalismo de las instituciones que aplican la política pública, y participación ciudadana.

Y, ¿qué dice de un país que no tenga una política ni siquiera a 10 años?

Eso es una cultura muy latinoamericana. Las políticas de seguridad están limitadas a los tiempos de los gobiernos. Lo que habría que pensar es en medidas a largo plazo, porque los resultados de la prevención se cosechan a largo plazo.


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