Exclusivo Suscriptores
COLUMNA

Sábado picante

Siempre me pregunto qué clase de negocios hacen los funcionarios con los bienes del Estado, porque si es así como lo hacen con los suyos, son unos fracasados. En cada negocio que hacen, el país siempre pierde. La lista es infinita, pero mencionaré algunos.

Veamos, por ejemplo, las minas de Donoso. Es prácticamente un robo; el contrato era leonino, tanto en concesiones mineras como de tierras; los corredores Norte y Sur fueron otros contratos leoninos, sin fecha de expiración, hasta que el Estado los compró por un valor que seguramente ha sido el mejor negocio de Pycsa e Ica, cosa que no es así con la autopista Panamá-Colón, en manos de Odebrecht, y en la que el Estado paga un costoso peaje “sombra”.

Los contratos con las compañías eléctricas: el Estado gana menos que antes y el servicio sigue siendo tan o más malo que en tiempos del Irhe, especialmente en el interior, donde no hay un solo día sin interrupciones del servicio y, encima, caro como en ninguna otra parte del continente. Ello, sin contar las concesiones de fondo marino, por las que el Estado recibe centavos, y las concesiones de faros y boyas y otras del sector marino que son –y fueron– verdaderas estafas al Estado.

La mayoría de estas concesiones fueron otorgadas por el flamante partido gobernante –el PRD– que debe ser el peor negociador de bienes del Estado, pero dudo que sean tan estúpidos en sus negocios personales, sobre todo con plata saqueada del Estado. Sumemos los casinos –ganancias millonarias a costillas de incontables ludópatas– o la extracción de piedra y arena de ríos, playas y canteras. Y, ¿qué decir de las tierras que el Estado vende a $6 la hectárea? Y, encima, vertemos entre los beneficiados a numerosos políticos.

Ahora, el contralor nos sale con que Panamá Ports Company (PPC) “cumplió”. Menudo negocio. Según Contraloría, en 23 años y 5 meses, el Estado –dueño del 10% de las acciones de PPC– recibió $8 millones en dividendos, mientras que las utilidades de PPC sumaron $910 millones. Es decir, en promedio, PPC acumuló al año $36 millones en utilidades, mientras que los dividendos para Panamá solo fueron de $348 mil al año, menos del 1% de las utilidades de PPC. Si bien Panamá recibió mucho más en ingresos indirectos, lo cierto es que buena parte corresponde al pago de obligaciones de las todas las empresas que operan en el país. No me impresionan sus inversiones.

Cuando PPC recibió los puertos, se comprometió a hacer una inversión mínima de $50 millones. Si el negocio no hubiese sido rentable, no habría invertido ni un centavo más. Pero no, fue muy bueno y, en especial, porque el Estado tuvo que renunciar al pago de años de concesión porque el Gobierno –del PRD– metió las cuatro patas al darle tierras que previamente concesionó al ferrocarril. ¿Estos son los buenos negocios para Panamá? Por favor, salvo por nuestros burro-políticos, me pregunto quién más vende diamantes por arena.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Los combustibles bajarán de precio a partir de este viernes 12 de diciembre. Leer más
  • Gobierno anuncia acuerdo sobre salario mínimo: así quedarán algunas tasas por regiones. Leer más
  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • Jubilados y pensionados: así será el pago del bono navideño y permanente. Leer más
  • Embajador de Estados Unidos toma el desayuno chino con la diputada Patsy Lee. Leer más
  • Contraloría inicia auditoría a fondos que transfirió el MEF a gobiernos locales en el gobierno de Mulino. Leer más
  • Estados Unidos incluye a Ramón Carretero Napolitano en la Lista Clinton. Leer más