Esta semana, el diputado presidente de la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional, (AN), Benicio Robinson (PRD), dio un discurso al final de la sustentación que hizo Crispiano Adames –presidente de la AN– de los $135.5 millones que quiere ese órgano del Estado para el año 2022. Fueron unos 20 minutos en un viaje alucinante, como si el cannabis medicinal no hubiese sido procesado, sino consumido directamente. Tocó muchos temas el señor Robinson, pero comentaré solo uno.
Robinson, entre el disparate y el descaro, se quejó de que a la AN le hace falta personal. Y eso es una gran mentira. De hecho, la AN tiene tantos empleados que si quisieran tenerlos a todos dentro de sus instalaciones, a la vez, físicamente no cabrían. Y particularmente me refiero al caso de Robinson. Solo en personal permanente asignado a su despacho tiene a su disposición 37 empleados, que suponen una erogación que suma $75 mil mensuales o $900 mil al año, solo para atender las necesidades de este diputado.
Mientras nosotros vemos cómo resolvemos para ir al trabajo, Robinson cuenta en esta sola planilla con suficientes conductores para hacer una fiesta y que ellos lleven y traigan a todos los invitados: nada menos que siete. Nosotros le pagamos a este señor todos sus choferes, es decir, de nuestros impuestos salen $11,325 al mes o $136 mil al año. El que menos gana se lleva un salario de $950; el resto gana más de $1,000 al mes, incluso, un par gana por encima de $2 mil.
Debo admitir que el récord del salario como conductor lo tiene el señor Jorge Ramos, el primo de Yanibel, la pescadora, quien, sin trabajar, le pagan $3,000 al mes, y otros $2,000 por ser alcalde de Capira. Y como dice que tiene que movilizarse, en pandemia le aprobaron el equivalente a 1,800 litros de combustible ó $1,600 al mes.
Robinson también tiene oficinistas y asistentes a su servicio —17 en total—; además, cuenta con 2 secretarias; 5 asesores; 3 escoltas, y 3 personas sin funciones visibles, pero cobrando. Y esta es solo una de las planillas asignadas al señor Robinson, pues falta incluir varias otras, como las de servicios profesionales, y quién sabe qué más.
El diputado bocatoreño dijo que no le importa lo que pensemos de él, como dejó entrever en su discurso, cuando dijo que las críticas para él son solo una raya más para el tigre. Así que agrego dos rayas más al gato: la del despilfarrador y la de hipócrita, porque para ser alguien que proviene de una provincia con tanta pobreza, gastar de esa forma solo significa que le importa un bledo sus coterráneos.


