Vergüenza y perdón. Con estas dos palabras arrancó ayer el arzobispo José Domingo Ulloa su presentación sobre los procesos canónicos que mantiene la Iglesia católica a varios sacerdotes vinculados con escándalos sexuales.
“A pesar de sentir vergüenza ante esta situación y pedir perdón... con todo mi corazón puedo decirles y reiterarles que hoy más que nunca no me avergüenzo de pertenecer a esta Iglesia”, dijo la máxima autoridad católica del país.
Esta es la primera vez que Ulloa aparece públicamente para referirse al tema, luego de que el Ministerio Público, a través de la Fiscalía de Atención Primaria, empezara –en septiembre pasado– una investigación por la presunta comisión del delito contra la libertad sexual, en la que se menciona a miembros de la Iglesia católica.
Los sacerdotes investigados en esta última denuncia son Rogelio Topin, Orlando Rivera y Karl Madrid, quienes fueron separados de sus funciones y deberes como presbíteros debido a “conductas inapropiadas y escandalosas”, de acuerdo con lo señalado en un comunicado que envió en su momento la Arquidiócesis.
El arzobispo detalló que los tres sacerdotes fueron suspendidos y se abrió una investigación interna que aún no concluye.
Además, reveló que hay un cuarto miembro del clero suspendido e investigado en Chitré, Herrera, también por “el tema sexual”; no reveló su nombre. Lo que sí confirmó en este último caso es que hay una denuncia penal en proceso.
A este grupo de religiosos se unen otros ocho sacerdotes que fueron separados de sus cargos de por vida durante los últimos 10 años por varias irregularidades y anomalías, entre estas abuso sexual a menores de edad, informaron las autoridades de la Iglesia católica local.
Consultado sobre si los casos habían sido llevados ante las autoridades, Ulloa dijo que esa información la daría luego porque en ese momento no estaba seguro de cómo había terminado cada caso. También señaló que muchas veces las personas afectadas no llevan los casos a la esfera judicial.
Como parte de su pronunciamiento, Ulloa subrayó que no se puede juzgar a la Iglesia católica por los errores de unos cuantos. “Se habla de la doble moral de la Iglesia pero la Iglesia tiene una sola moral y es Jesucristo. Algunos miembros de la Iglesia viven en doble moral, pero la Iglesia vive en una sola moral”.
También mandó un mensaje a los feligreses en medio de estos polémicos acontecimientos. “No tengamos miedo al sufrimiento. Esto que ha salido a la luz es una oportunidad de purificación”, manifestó el arzobispo de Panamá.
El celibato
En el evento también estuvieron presentes Manuel Ochagavía Barahona, obispo de la diócesis de Colón y Guna Yala; Rafael Valdivieso Miranda, obispo de la diócesis de Chitré, y el sacerdote Luis Núñez, vicario de la Arquidiócesis de Panamá.
Ochagavía aprovechó la actividad para referirse a otros controvertidos temas dentro de la Iglesia católica, como lo son el celibato, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el homosexualismo.
Descartó que el celibato tenga relación con estos escándalos sexuales en los que se mencionan a sacerdotes. “Esto tiene que ver con problemas que trae la persona antes de ser candidato a sacerdote y que sucede en toda la sociedad, no solo en la Iglesia”, remarcó.
En el caso de los abusos a menores (pedofilia), calificó esto como “grave” y consideró que es un trastorno a nivel psicológico. “El bombardeo sexual en la sociedad está llegando a niveles aberrantes y se debe hacer un llamado al buen juicio y la cordura”, dijo el religioso.
En lo que respecta a los homosexuales expresó que, pese a que la Iglesia no comparte este tipo de conducta, sí dan acompañamiento a estas personas. “Los homosexuales son miembros de la Iglesia y necesitan ayuda y acompañamiento”, puntualizó.
Al cierre del conversatorio, Ulloa reiteró que seguirán acompañando a los más necesitados del país. “Esta es una gran oportunidad para que los cristianos podamos vivir en la santidad. Al final la Iglesia es nuestra madre y lo que nos da la vida”, apuntó.
Las investigaciones o procesos canónicos que lleva a cabo en estos momentos la Iglesia contra los miembros del clero siguen su curso y los resultados serán enviados a la Congregación de la Fe, una especie de tribunal en el Vaticano, donde se tomará una decisión final sobre el futuro de los sacerdotes separados.